“Me quedé duro, me aplastó ver al gigante”, esta línea de Calamaro, referida al Estadio Azteca, viene a mi mente cuando recuerdo mi esperado encuentro con Pollock. No con él, claro está, sino con sus obras. Un encuentro que yo anhelaba particularmente desde hacía muchos años. Uno de eso motivos que te transforman de turista en peregrino.
Conocer es siempre un viaje, una lenta aproximación, que se realiza a veces con rodeos circulares y otras, con rectas directísimas. Seguramente fueron una vez más los libros los que estuvieron al inicio. Seguro que la “Storia dell’arte contemporaneo” de Renato de Fusco fue el primero, pero después vinieron otros, muchos. También las noticias que anunciaban una venta millonaria o la magnífica película interpretada por Ed Harris. Otras veces fue alguna sobremesa en donde alguien sostenía que aquello era sólo el producto exclusivo de ese particular modo de la estupidez llamado moda.
Uno de los problemas del subdesarrollo es que conocemos el mundo por medio de reproducciones. Los originales siempre quedan demasiado lejos, pero en compensación uno los sueña y alimenta el deseo de un encuentro. A veces lo próximo nos resulta invisible. Conocí un romano que nunca había pasado por la puerta del Pantheon.
Pollock siempre me hizo pensar en una infinidad de cosas, por empezar en el espacio. Cuando todo ya había sucedido dentro de la tela, él instauró el problema del arte fuera de ella, pero no demasiado lejos. Se concentró justamente en ese aire infinitamente tenso que la rodea. Ese que separa al hombre de su obra y solo se cruza provisto de coraje y empuñando el pincel como una lanza. Clavó la tela en el suelo y empezó lentamente a rodearla con pasos lentos que algo tenían de danza.
También Pollock me hace pensar en Dios y en la vida que no comprendemos y que tratamos de descifrar. Tantas veces la experiencia nos susurra que no hay sentido y sin embargo hay alguien que chorrea las gotas de la existencia. Que no comprendamos lo que esas manchas expresan es sólo una cuestión de perspectiva y de ninguna manera nos permite inferir que ese Alguien no exista. Podemos enfrentarnos al misterio, aunque seamos incapaces de descifrarlo.
Cuando a veces sueño el más equivocado de los sueños, ese donde controlo las cosas, las telas de Pollock son, además, una lección. Ellas muestran que sobre nuestras acciones sólo se puede ejercer una guía errática, y que eso que llamamos azar reclama también su espacio. Podemos quizás tomar un palo, elegir el color y el lugar, pero no la forma que tomará la pintura en la tela. Las consecuencias de nuestros actos no son todas predecibles y saberlo nos libera de un peso que sería insoportable.
Todo eso lo intuía, y de algún modo lo sabía, y sin embargo nunca lo había visto. Me pregunto qué era lo que entonces yo sabía. Sabía y no sabía nada. El encuentro fue para mí conmovedor. Ninguna reproducción puede reemplazar el efecto de verlo. El tamaño de las pinturas se hace imposible de abarcar en una reproducción, y también el espesor de los recorridos de pintura y sus sutiles apariciones.
Me las quedé mirando largo rato hasta que pude sentir sus pasos rodeándolas y el crujir de la madera del establo gélido. El humo del cigarrillo que dibujaba volutas inciertas y el whisky asesino que se abría camino en su garganta.
21 comentarios:
perdón la alcahuetería pero es Ed Harris y no Richard el que protagoniza la película, además de dirigirla.
el fin de semana pasado la vi de vuelta. peliculón.
muy bueno el post, Op!
Tiene razón Languida que es excelente ese film.
Y después me dicen que calamaro no escribe poesía ;)
Gracias Flopi, Richard es el otro. Ya seguramente el departamento de edición se encargará de la corrección. Estabas muy linda el sábado, mi mujer dixit y yo confirmo.
Angie con Calamaro tengo una relación de amor/odio que dura desde siempre. Cuando lo estoy apunto de matar, saca una frase de esas de la galera y ma mata el a mi.
Saludos
Ya hice la corrección. Gracias, Flopi!
En la foto 386 de la serie de NY pueden ver a O. extasiado frente a un Pollock (estuvo así por lo menos media hora).
Muy buen post.
Ver esas pinturas en directo es, seguramente, una experiencia intransferible. (imagino)
"Uno de los problemas del subdesarrollo es que conocemos el mundo por medio de reproducciones."
Es así.
Los que hemos vivido la experiencia, no exenta de cierto patetismo, por ejemplo durante un exámen, de describir una obra y las sensaciones que su visión y recorrido producen, sin haberla conocido sabemos qué se trata.
Uno de los problemas del subdesarrollo es que conocemos el mundo por medio de reproducciones. Los originales siempre quedan demasiado lejos, pero en compensación uno los sueña y alimenta el deseo de un encuentro.
Qué buen post, Opi. Me quedo pensando en esto. En los sueños, en el Arte, en Dios, en nuestro propio subdesarrollo personal que nos impide ver (o reconocer) el original.
Beso grande.
(sigo visitando NY. Un domingo de lluvia ¿podrían explicar al pie algunas fotos? están buenísimas!)
Condesa y Carlos tuve experiencia cuando vivíamos en Roma de lo que significa el acercamiento a las obras reales después de haber estudiado en fotocopias. Creo que hay algunas ventajas en este tipo de acercamiento paulatino a las cosas. El subdesarrollo templa el espiritu y aguza la vista.
Saludos
Como decía Piglia que decía un filósofo: ya no hay expreiencia, siempre media algo entre nosotros y el mundo. De ahí la fascinación cuando vivimos la experiencia así, como si fuésemos recién llegados a un mundo extraño.
Me encantó, opi. También el dibujo. Mucho.
ESTRELLA
Gracias Anónimo Estrella. El encuentro directo con las obras de arte se parece algo a salir de la caverna de Platón. Pero las sombras en la pared tienen también lo suyo.
Saludos
Pollock se encuentra entre mis pintores preferidos , ademas de Kandinsky, Schielle, Miguel Angel.
Eifulung -seguro lo escribi mal- es la impresion que el arte causa en el espectador y es donde realmente acaba la obra de arte, lo que produce , lo que despierta al que se detiene a mirar.
Tal vez porque el arte de Pollock es abstracto más sensaciones nos despierta dejando a la libertad a sus anchas.
A mí, Pollock me golpea el alma, me muestra la angustia, a veces el miedo, la incertidumbre, el dolor de existir, el sufrir del mundo. Será por esto que tambien necesito mirar Kandisnky como contrapartida.
Pero, ademas Pollock tiene que ser oscuro y "chorreado" como vomito, porque allí tambien está su talento y su arte: en el modo de pintar. La tela es recipiente de las mas profundas emociones que llegan a traves de unos pomos, unos brazos, una mirada inquietante, un cigarro y de mucho alcohol.
Las telas inmensas de Pollock, que tan bien despliega el MOMA frente a uno mismo, son detonadores de nuestra verdad.
Porque hay fe en mí, aunque adormecida, leer que has visto la belleza del Creador -Alguien- me emociona y me vuelve a conmover. Gracias
Pollock, una vez mas ...
Mary gracias por tu denso comentario, lleno de puntas para seguir pensando. De Kandinsky agarramos una gigantesca retrospectiva en el Guggenheim que seguramente hubieras disfrutado. Ya contaré mis empresiones. Y en cuanto a ese gigante dormido de la Fe, espero que despierte en tu corazón y que no se duerma en el mio.
Saludos y gracias de nuevo.
un museo que me gusta tanto como el MOMA es el Gugengheim Venezia , es pequenio pero tiene varios Pollock y algunos Kandisky entre otros sobre todo modernos, que se admiran mientras se mira el Gran Canal
que envidia la retrospectiva que viste, que envidia!!
"El subdesarrollo templa el espiritu y aguza la vista."
Ja ja! ¡muy bueno! ésa es una mirada positiva.
Hay que esforzarse para buscarle un costado bueno a las cosas, es una buena medicina para no deprimirse.
En cuanto al Guggenheim de Venecia, me queda realemnte demasiado lejos por ahora, pero nada impide soñar.
Saludos
"que lindo que es soñar, soñar no cuesta nada"
Que lindo...
Cohinillo: De acuerdo con que es lindo soñar, pero no estoy tan seguro que no cueste nada.
Abrazo.
temor y compasión decia el viejo aristoteles...
uno que me conmociona es francis bacon, ese del papa u obispo es...
indescriptible
saludos
Me ha encantado este post, desde luego Pollock con sus manchas y chorreos exteriorizaba todo lo que llevaba dentro. Después hay quienes le han copiado y no pueden emular esa energía visceral que vertía en sus telas, enormes, que concentraban el movimiento de todo su cuerpo.
Como siempre el dibujito apropiadísimo, de lujo.
Angie, supongo que te referís a la serie de estudios que Bacon hizo sobre el famoso retrato de Inocencio X de Velazquez.
Si, mete realmenete miedo ese grito, sobre todo si uno lo imagina que ese es el verdadero estado de su alma, que se esconde detrás de la calma que emana del retrato original.
Saludos
Magda que alegría tenerte de nuevo por acá.
Es verdad lo que decís, no toda mancha es un Pollock. Y no sólo por que él fue el primero en utilizar esta técnica, sino por fundamentalmente por que fue capaz de transmitir su espíritu a las pinturas.
Saludos
Sí, son ésos.
Saludos
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