Todo cristiano medianamente informado sabe de la abrumadora importancia que la Pascua tiene por sobre la Navidad. Esta última es una fiesta bastante tardía que recién se afianzó al promediar del siglo IV. Durante muchos siglos continuó siendo inferior a Pentecostés y lo continúa siendo en la Iglesia Oriental con respecto a la Epifanía, la que nosotros con criterio objetivo llamamos “Reyes”.
Sin embargo, el crecimiento de la segunda por sobre la primera ha sido exponencial desarrollándose en paralelo a la pérdida de sentido religioso que avanza empujada por el viento de la modernidad. La importancia de la Navidad es la de las causas primeras, ya que sin encarnación difícilmente hubiera habido redención, pero no siempre el inicio es lo más importante. La ausencia de resurrección es lo que haría vana nuestra Fe, como señala, categórico, Pablo y, por ende, también la Navidad. La causa final es, una vez más, la que define.
Uno de los éxitos de la operación de crecimiento del fenómeno navideño, para hacerlo apto al consumo moderno, se centra en la licuación de su sentido. Diluir su carácter religioso en las aguas de un sincretismo bonachón. Aunque para esto haya sido necesario desterrar el Misterio. La geometría es una ciencia inapelable, la superficie es enemiga de las profundidades.
De los múltiples vehículos utilizados con este fin, Papá Noel es sin duda el campeón. Un personaje producto de sucesivas transformaciones y colector de mitos que recorren vastas geografías, de Paris a Laponia y de Anatolia a Coca Cola. En él se conjugan relatos paganos, codicias atemporales y también el velado recuerdo de San Nicolás, patrono de Bari, a quien Dante se refiere:
Esso parlava ancor de la larghezza
che fece Niccolò a le pulcelle,
per condurre ad onor lor giovinezza.
(Purgatorio XX, 30)
De esa mezcla errática surge la figura barbada y corpulenta que, tirada por renos, surca rutilante nuestro cielo, y que es todo lo contrario del original espíritu navideño, en donde todo es frágil. Para colmo, su figura se adapta mal a estas latitudes, donde los pobres Papanoeles sudan las desgracias del verano. Santa Claus es, además, para nosotros, habitantes de estas latitudes, un sometimiento cultural inaceptable.
Sin embargo, el oponente es un difícil de vencer, y no sólo por el aire acondicionado que sopla en el fatuo invierno de los shoppings A su favor, el consumismo infatigable despliega todos los años sus huestes y el ingenio de los generales del marketing. Y no es que me oponga a los regalos, sino solamente a quien se convirtió en su agente exclusivo de distribución. Los monopolios terminan por arruinar las cosas.
La Navidad es, antes que nada, una posibilidad y el Pesebre, un lugar de resistencia donde pertrecharse de los embates del mercado. Yo quiero pasarla cobijado bajo su precaria arquitectura desvencijada de palos y allí guarecerme de los chubascos del alma. Porque el andamiaje de mi fe también es una construcción endeble. Abandonar la abarrotada y sólida posada, para correr hasta el precario tinglado de mis días y allí contemplar el misterio de ese Niño y gozar con la amorosa mirada de su madre. Porque si es verdad que Dios nos ama, al punto de hacerse uno de nosotros, de verdad que todo es posible.
Hasta ver desterrado a Papa Noel, con su trineo atascado en el medio de algún tórrido desierto, maldiciendo haber venido a visitar este hemisferio. Quién sabe algún alma piadosa lo lleve de vuelta al Polo Norte.
26 comentarios:
Coincido.
Pero quien quiere acordarse de la muerte y resurrección de Cristo, cuando pueden festejar con "Santa" (HORRIBLE) comiendo pan dulce y tomando sidra (o champagne, segun el gusto).
Cada vez que veo una pelicula con Papá Noel me agarran instintos asesinos, te juro.
pucha, yo que creo en el ateísmo.
La "terzina" de la Divna Comedia en castellano.
El elogiaba la magnificencia 31
que mostró Nicolás con las doncellas 32
para guiar con honor su adolescencia"33
(traducción by JAM / mi viejo)
La misma hace referencia a la leyenda, muy difundida en el medioevo, que relata que San Nicolás obispo de Mirna en el siglo IV, en el Asia menor, proveyó la dote necesaria a unas jóvenes con el fin de que, a través del matrimonio, evitaran el camino de la prostitución.
Angie, te sumo entonces a mi lista de enemigos de "Santa", aunque espero que en la Navidad prevalezca, para ambos, un espíritu positivo.
Pulcro, espero que tu ateismo no sea sectario (mi fe desde ya no lo es), y me impida unirme a tus comandos anti Papa Noel.
Saludos
Herida: Sí, conocía la leyenda de San Nicolás Obispo, pero Sn Nicolás NO ES Santa claus ni papá Noel!!!!
Un dato que no sabía era que era para evitar la prostitución de unas jovenes. Feminista el viejo, qué bien!!!
Saludos
"era que era"
a esta altura tengo el cerebro quemado!!!
Sorry
Me gusta la idea de la fragilidad de la experiencia navideña.
¡Y la de Papá Noel como agente de distribución!
Hace días salió en algún diario que este hombrón era un mal ejemplo: tan enorme el pobre, con esa panzota nada saludable. Ni él se salva de las culpas de estos tiempos.
Yo tampoco le tengo especial simpatía. Y me gusta más armar el pesebre (herencia de mi casa paterna) que el árbol, al que también golpea la moda de cada época; que las ramas blancas, el azul en lugar del rojo, los moños, las cintas...
Y los gordos, pobres gordos, son siempre los elegidos para hacer el "O jo jo jo", o algo parecido.
Angie "Era de uranio" es un tema de Spinetta. Todos andamos algo contaminados a esta altura del año.
Estrella:Que conste que mi animosidad hacia el personaje no tiene nada que ver con su sobrepeso, si mas con su risa sonora. Recordemos que de un recién nacido se trata la navidad, y ante ellos conviene no hacer damasiado ruido.
Saludos.
Esta mañana leía un blog que se dolía del consumismo cuando a las puertas del shopping se encontraban tantos indigentes.
Comenté que no debiera sorprendernos esa imagen que fue la estampa de la primera Navidad: una familia en la calle buscando dónde pasar la noche.
Y ése es su sentido religioso, recordarnos permanentemente que Dios se encarna en los más desposeídos y que para ejercer el amor al prójimo, todo el año es Navidad.
Pareciera que la Navidad en su sentido originario, insiste en asomar su cabeza entre las barbas de Papá Noel. Eso mismo quería decor yo.
Saludos.
Opi siempre le tuve un miedo terrible a Papa Noel, no asi a los conejos, es mas creo que hoy si el árbol esta como siempre titilando en el living, no puedo pasar sin compañia, me aterra la sola idea que aparezca "santa", que tara por favor !!.
Cariños a vos y a la familia, y bueno, felices fiestas, muy felices fiestas varon !!
Pd: no opine del texto que no necesita mi opinión, solo dire que de muy chico lei a Dickens y me provoco lo que provoca Dickens, ganas de leer...
Cochinillo, un abrazo para vos también y para tu familia. Tu temor a Papá Noel no es ninguna "tara", es mas, quizás tenga una raiz metafísica.
Saludos.
Hoy mientras me bañaba me vino a la mente esa frase de Brinckmann cuando preguntaba: ¿"saben porque las Misas en la edad media duraban tanto? Porqué la gente no tenía un carajo que hacer"...
De allí mi cabeza saltó al cumpleaños aburridísimo al que asistí anoche.
Y uniendo ambas cosas con los festejos navideños y el papá noel de tu post (mi mente no da para hacer más que tres conexiones) mi razonamiento fue el siguiente:
Antes, "cuando no había un carajo que hacer"... a la gente se la distinguía con una invitación social. Era todo un acontecimiento que te invitaran a la fiesta de fulano en su castillo. Y el invitado se sentía agradecido y colmado de alegría se preparaba a disfrutar.
Hoy es completamente al revés. El anfitrión es el que agradece -algunas veces hasta exageradamente- el hecho de que los invitados se hayan molestado en concurrir...
"Gracias por haber venido... por haberse molestado en acompañarme"
En algunos casamientos a los que fui invitado, escuché esta frase: Teníamos que venir para hacerle el aguante a los padrinos...
Me quedé pensando en este tema de las fiestas, y en la desmesura actual de los festejos. Su extensión muchas veces intolerable, lo extraordinariamente parecidos que son las fiestas hoy en día. En la insufrible pereza que nos da movilizarnos (puede que estemos demasiado cómodos en nuestras casas).
Me pareció que podría ser un buen tema para escribir en el blog...
Abrazo
FELIZ NAVIDAD (que nos depararán los festejos ???)
"Y gracias por venir", dice el estribillo de una canción de Cerati. Muy cierto todo lo que apuntás, pero en cuanto a la pereza de movilizarse, quizás influya un poco en tu caso el hecho de tener 8 hijos.
Festejar es (y creo lo fue siempre) un arte de los mas difíciles. Motivos para hacerlo mañana no nos faltan.
Abrazo y nos vemos.
HERIDA: te recomiendo una nota que salió hoy en revista Ñ de Clarin, donde Sennet habla de hannah arendt.
Saludos
Por España todo se ha liado un poco con la globalización de Papá Noel. Hasta hace unos treinta años más o menos, el día de Navidad se hacían regalos en general y el 6 de enero los Reyes Magos de Oriente traían juguetes a los niños. Ahora es una locura consumista ya que desde Navidad a Reyes es un continuo de compras de regalos, comida, bebida, juguetes y lo último en llegar, para la despedida de año ropa interior de color rojo...
Y después "la cuesta de enero", ese camino empinado y arduo con el que empezamos el año, sin dinero, con la visa sacando humo y esperando a final de mes para cobrar.
Es de locos.
Magda:
Así es también en Argentina. Sólo que a nosotros nos espera un enero cálido (y playero o montañoso, para los que se pueden ir de vacaciones).
Por eso es bueno recordar lo que aquí menciona Herida.
Felicidades desde Argentina
Angie
Magda, me uno a los saludos de Angie, desde esta cálida Buenos Aires. Entre tanta vorágine, de todos modos, con frío o con calor, siempre es posible hacer lugar en el corazón para acercarse al pesebre.
Queridos Angie y Paris,
Desde luego tenemos que volver al origen, al humilde pesebre y a la sencilla fe del día a día, pero a veces es difícil encontrar el camino...
Feliz Navidad amigos,
Muchas gracias, Magda.
Hay que volver a las fuentes.
Felicidades.
y Feliz Navidad para Opi y toda su gran familia.
Oh, la eterna lucha entre las aguas de un sincretismo bonachón y la liturgia de los misterios.
La iglesia enfrenta el reto de la pérdida constante de feligreses y curas; hay dos formas de enfrentarlo : (i) recuperar el sentido litúrgico y desarrollar un fuerte sentido de pertenencia, de alguna manera sectario (en el buen sentido, "pueblo elegido", digamos), o (ii) recordar que la fe es un don, y apostar a despertar ese don con acciones mas cuantitativas, mas de sincretismo bonachón.
Recordemos que Pablo le hablaba a los paganos y no tuvo empacho en tomar como punta de lanza la estatua del "Dios desconocido".
Tal vez Papa Noel sea el Dios desconocido y de la enorme cantidad de gente que celebra la Navidad, tal vez las redes del pescador logren despertar algunos.
Tengo suerte, soy ecléctico, me muevo bien en ambos sentidos, no me rebela el sincretismo y hasta a veces me revela.
Tenés razón janfi, la eterna lucha que planteás recorre la de historia de la Iglesia, la vida de cualquier cristiano y la mia en particular.
Creo que hay que esforzarse por mantenerse en la tensión de ambas márgenes, atentos a que prevalezca la caridad y dejar en definitiva, que Dios decida.
La vida de la fe, mas que una "carrera", como la compara Pablo, me parece a veces, un constante ejercicio de elongación.
De todos modos Pablo quiso darle un rostro al dios desconocido, el consumismo moderno me parece que intenta una operación contraria. Pero de todo se sirve el Señor.
Abrazo y muy feliz navidad para vos y los tuyos.
A veces voy a una misa que da un cura un tanto ecléctico; muchas veces, en el momento central y solemne de la consagración, sube al altar una niña con síndrome de down y el cura la hace participar de la consagración; no creo que haya un acto mas ajeno a la liturgia que ese, pero debo decir que cada vez que ocurre me emociona, porque siempre pienso que si Dios está en alguien, está en ella y no puedo dejar de aceptarlo.
Claro que la fé no es pura emoción, pero los caminos del Señor son insondables.
Me olvidé dos cosas : una, estoy de acuerdo, el consumismo terminará por extinguir la sociedad; dos, lo mejor para vos y los tuyos.
FELICES FIESTAS para mis amibloggers Opi y Janfi.
Angie Angelina
Pd: Lo pongo en "anónimo" porque me está costando entrar y dejar mensajes en tu página, Opi.
¿Será el virus del consumismo que nos corroe?
Saludos
NAVIDAD SIN SANTA CLAUS
Diciembre debería ser sobre todo el mes de la alegría, para congregarnos como comunidad, como barrio, alrededor del ingenuo encanto del Pesebre, esa ternura espiritual que se inventara Francisco (el hombre pobre de Asís), en el año 1223. Diciembre debería ser el mes del encuentro familiar, del abrazo comunitario, de los villancicos, de las comidas entre hermanos y amigos. El de los regalos sencillos, sin costos de mercado, los regalos verdaderos: de la sonrisa, del abrazo, del respeto, del amor.
Creemos en una Navidad sin Papá Noel, una Navidad alrededor del Pesebre, una Navidad para la cultura, para la comunidad y para el espíritu, no para el comercio.
Corporación Semiósfera
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