domingo, 29 de julio de 2012

VERONA EN UN DÍA


0. INTRODUCCIÓN BREVE

Verona es una ciudad que por su escala permite una visita de un día. A pesar de tener una rica y larga historia, presenta un tejido continuo que ayuda al visitante a no caer en la confusión.
Los distintos períodos de la historia se funden con naturalidad, de lo que resulta una imagen consistente y al mismo tiempo variada. Dicha imagen está, además, enriquecida por la presencia constante del caudaloso Adige, uno de los ríos más animados de Italia. Fue fundada en su margen por los romanos en el 89 a C. y rápidamente se desarrolló como una destacada ciudad, gracias a su ubicación en el cruce de importantes vías comerciales. Del pasado romano sobrevive como testimonio sobre todo la Arena, uno de los anfiteatros mejor conservados de la Antigüedad y actualmente el principal foco de la ciudad.


Con la caída de Roma, Verona adquirió importancia durante los siglos oscuros por ser sede de la dinastía de los longobardos y al mismo tiempo por su proximidad a Ravenna, cabeza de la avanzada del Imperio Romano de Oriente. La historia de la traición de Rosamunda que asesina a su marido Alboino, rey Longobardo, y escapa buscando la protección de los bizantinos de Ravenna, ilustra esta época en el corazón de la alta Edad Media. Finalmente, ya entrado más el Medioevo, Verona participó activamente en la lucha de las investiduras en el bando ghibellino, aunque terminó conformando la Liga Lombarda, que se impuso en la lucha contra el emperador Federico Barbaroja, consiguiendo una amplia independencia comunal. De esta época es otro de los grandes monumentos de la ciudad, la basílica de San Zeno Maggiore.

Sin duda que el período de máximo esplendor de la ciudad fue durante el siglo xiv, cuando como ciudad libre bajo el gobierno de la familia Scaligera consiguió ser una sede importante de la cultura de la época. La corte scaligera cobijó a muchos artistas, entre ellos a Giotto y Dante. Este último, condenado al exilio por sus conciudadanos, permaneció en la ciudad entre los años 1303 y 1304 y después, bajo la protección de Cangrande della Scala, entre 1312 y 1318. Del período del dominio scaligero sobresale el tercero de los grandes hitos de la ciudad, el Castelvecchio, hoy museo, con su espléndido puente sobre el Adige.

Sobresale sobre todos los estilos en Verona el románico, que se da aquí con una especial pureza y es de singular calidad. Esto se debe a la influencia lombarda y a través de esta, a la arquitectura del norte de Europa, donde el románico tiene su fuente. La utilización del tufo, mezclado con el humilde ladrillo, más la intervención de la piedra local con su característico color rosado, dan a toda la arquitectura de este período una tonalidad particular.

Alrededor de estos tres sobresalientes focos de atención, se distribuyen otros edificios importantes de distinta época que se disponen en un tejido jalonado por el renacimiento de estilo veneciano, ya que la ciudad pasó a la órbita de Venecia a partir del siglo xv y hasta el final del xviii. La arquitectura del Renacimiento tiene en Verona un importante representante en la figura de Michele Sanmicheli. Durante los años previos al Risorgimento, Verona pasa a manos austríacas, para integrarse al Reino de Italia en 1866.  Aunque Verona no conoció prácticamente el barroco, tiene para ofrecer la obra de uno de los mayores arquitectos modernos de todos los tiempos: Carlo Scarpa.


· Arena

Dónde: Desde la estación se pasa por la Porta Nuova, el antiguo acceso sur de la ciudad, diseñado por el máximo arquitecto de la ciudad, Michele Sanmicheli en 1540, y fuertemente reestructurada con el correr de los siglos. Superada esta, se toma el ancho corso de Porta Nuova hasta los Portoni della Brá, estructura de los inicios del ‘400. Las dos arcadas, con la torre pentagonal de la izquierda, sostenían un corredor que unía el viejo castillo a  la ciudadela. Atravesando los arcos se ingresa en la Piazza Brá, donde surge la imponente Arena.

Autor: Fue construida en el siglo i para recibir todo tipo de espectáculos, fundamentalmente luchas de gladiadores e incluso “naumaquias” donde se representaban combates navales. Originalmente situada en las afueras de la ciudad, fue incorporada dentro de sus muros e utilizada para todo tipo de eventos durante la Edad Media. Finalmente, y luego de siglo de deterioro creciente, fue restaurada y a partir de 1913 se convirtió en la sede de uno de los más famosos festivales de lírica estival.

Qué ver: La imponente estructura oval, hoy bastante hundida con respecto al nivel de la plaza, remite a su predecesor, el coliseo de Roma. Fue construida mediante tres anillos concéntricos, de los cuales se conservan en excelente estado los dos interiores, con sus revestimientos de piedra originales, que brillan en las distintas tonalidades rosadas características del mármol local. Del anillo exterior, el único de tres pisos de altura, solo permanecen en pie cuatro arcadas sobre el lado izquierdo, el sector conocido como “el ala”. Este da una idea aproximada de su forma original y de sus dimensiones. El interior conserva en gran parte las gradas en mármol del lugar y mantiene intacta una acústica sorprendente.

Nota: El amplio espacio que precede al anfiteatro, la Piazza Brá es el centro de la vida ciudadana. Este lugar se ocupó tardíamente ya que hasta bien entrado el siglo xviii fue un espacio olvidado y de mala fama. Sin embargo, sobre el final de ese siglo ya era el lugar de encuentro de los veroneses, como relatará Goethe en su Viaggio in Italia. Uno de los primeras intervenciones importantes fue la construcción en  1555 del magnífico Palazzo degli Honorij (hoy Malfatti), obra del Sanmichele. Ubicado sobre la izquierda de la Arena, definió el límite oeste del espacio de la plaza con su corpulenta fachada a un orden de pilastras sobre un basamento buñado. Sobre esta línea se suceden hacia el sur los edificios que constituyen el llamado “Listón”, paseo público que concentra una serie de bares y restoranes que dan vida y color a la plaza. En el lado opuesto del Listón aparece la decimonónica sede municipal, en un estilo neoclásico de reminiscencias centroeuropeas. Cerrando la plaza, en el lado sur y opuesto a la Arena, se alza la Gran Guardia, proyectada en el 1610 siguiendo los lineamientos de la arquitectura del Sanmicheli, que fue terminada, luego de innumerables peripecias, durante el siglo xix.


· Banca Popolare di Verona

Dónde: Rodeando por la izquierda la Arena, se toma la via Anfiteatro. Sobre la derecha aparecerá en primer término la Piazza San Nicoló, dominada por el lado sur por la fachada de la homónima iglesia. Un poco más adelante, en la Piazza Nogara, se encuentra el edificio de la Banca Popolare de Verona

Autor: Carlo Scarpa realizó este proyecto en la etapa final de su producción a partir de 1973 hasta su muerte en 1978.

Qué ver: El edificio es una elaboradísima muestra de las capacidades de Scarpa, que intenta la muy difícil tarea de entrar en diálogo con lo antiguo utilizando un lenguaje contemporáneo. El proyecto preveía la reestructuración del antiguo Palazzo Righetti y la inserción de un nuevo edificio que se vuelca en parte sobre la plaza y en parte sobre el estrecho vicolo Conventino.

Nota: La variedad de elementos formales que componen la fachada, la complejidad de los detalles y el uso cuidado de los materiales son todos elementos que destacan la tarea de uno de los mayores intérpretes de la arquitectura moderna. Una solución que nunca es repetitiva y al mismo tiempo jamás abandona un extremado rigor conceptual y formal. Scarpa reutiliza elementos de su propio bagaje formal, readaptándolos de acuerdo a las necesidades del proyecto. Un proyecto que expresa la plena madurez de un maestro.


· San Fermo Maggiore

Dónde: Sobre el fondo de la piazza  Nogara se toma a la derecha por la via de San Cosimo, cuando esta se corta en el stradone di San Fermo se gira a la izquierda. A poco andar se verá aparecer sobre una plaza la fachada y el lateral de la iglesia. Recorriendo el mismo lateral se llega al ábside que también esta precedido por una plaza que se asoma sobre el Adige y sobre el paisaje de las colinas al otro lado del río. Si se quisiera cruzar el puente, doblando a la derecha por el lungoadige Porta Vittoria, en el número 9 se encuentra el Palazzo Pompei, obra del siempre activo Sanmichele, realizado en 1530 y hoy sede del Museo de Historia Natural.

Autor: La iglesia inferior fue construida por los benedictinos alrededor del año 1100, mientras que la superior fue obra de los franciscanos y es del 1300.

Qué ver: La iglesia conserve en su fachada la memoria de ambas construcciones superpuestas. La parte inferior, realizada en tufo, obedece al estilo románico, con un aspecto macizo suavizado por los pequeños arcos que custodian el profundo portal. La parte superior, en cambio, trabajada en elegantes fajas alternadas de ladrillo y tufo, es de estilo gótico, que se hace evidente en las cuatro esbeltas ventanas que ocupan el centro de la fachada. El lateral de ladrillo un poco caótico culmina en el lado opuesto en el elegante ábside gótico de ladrillo que se vuelca sobre la plaza y el río, lo que le da al conjunto una especial relevancia. También para destacar el sólido campanario del siglo xii que con algún descuido combina el tufo con el ladrillo.

Nota: El interior de la iglesia superior gótica, de amplias dimensiones, no merece tanta atención como la iglesia inferior románica que posee un clima característico. Las formas de los pilares laterales contrastan con las frágiles columnas que dividen la nave principal. El espacio resultante no está exento de una cautivante extrañeza que se complementa en los detalles típicos de la arquitectura románica, como los rústicos capiteles.


 · Piazza delle Erbe

Dónde: Desde el ábside de San Fermo se toma a la izquierda por la via dei Leoni, después via Cappello, que directamente desemboca en la piazza delle Erbe. A poco andar por via dei Leoni, sobre la derecha, se encuentra la ruina de la Porta dei Leoni, de edad republicana, que era el acceso a la extremidad de uno de los ejes principales romanos.

Autor: La ubicación de la piazza corresponde al antiguo foro romano. Hoy se encuentra rodeada de edificios, la mayoría de la época de Renacimiento. Fue durante la Edad Media el centro de la vida política de la ciudad, hasta que, con el advenimiento del poder scaligero, se desplazó a la vecina Piazza dei Signori.

Qué ver: La plaza de forma alargada es uno de las más pintorescas de la ciudad y es la sede del animado mercado. Gran parte de su superficie se encuentra cubierta por las sombrillas blancas de los distintos puestos. Sobre estas emergen los antiguos palacios y las torres que la custodian: la torre del Gardello (1370), sobre el fondo, de forma austera y planta cuadrada y, más cerca del acceso, a la derecha, la torre dei Lamberti, iniciada sobre el final del siglo xii, pero luego refaccionada y ampliada en el 1400. De esa época es el remate muy elaborado de forma octogonal.

Nota: Entre los edificios destaca, en el lado opuesto al que ingresamos, el Palazzo Maffei, realizado en el 1668, con una rica fachada de tres pisos que culmina en estatuas de deidades clásicas ubicadas sobre la balaustrada. Es uno de los pocos ejemplos del barroco en la ciudad. El otro edificio a tener en cuenta es la Casa dei Mercanti, sobre el lado izquierdo, que conserva las formas tradicionales de su origen medieval. Totalmente en ladrillo, tiene un pórtico de arcos de medio punto en dos colores, detalle típico de la ciudad y se destaca además el poderoso remate de merlaturas ghibellinas. La plaza además cuenta con una fuente en la parte central, con imagen de la Madonna Verona, escultura pagana del siglo i d. C., además de la columna con el león de San Marcos, que recuerda el dominio veneciano.


  • Piazza dei Signori
Dónde: En el costado derecho, según entramos, justo en el medio se abre la breve via della Costa que nos introduce, superando el arco del mismo nombre, en la Piazza dei Signori.

Autor: La plaza, de forma rectangular, es un espacio cerrado por cuatro complejos edilicios que a pesar de estar hechos en distinta época dan por resultado un aspecto homogéneo. De los edificios destaca por la pureza de sus formas la Loggia del Consiglio de Fra Giocondo, uno de los maestros del primer Renacimiento.

Qué ver: Entrando por el arco della Costa, a la derecha se encuentra el Palazzo del Comune, con el tradicional muro a bandas alternadas de ladrillo y tufo, donde se alza además la ya nombrada Torre dei Lamberti. Ese lateral se completa con Palazzo dei Tribunali, refaccionado durante el 1500, con un portal clásico del Sanmicheli, que cuenta con una poderosa torre en ladrillos perteneciente a la construcción original. En la cara que continúa, de frente a como ingresamos, se levanta el Palazzo del Governo, antigua morada de los Scaligeri, donde se hospedaron Dante y Giotto al inicio del siglo xiv. Este suaviza su aspecto severo y medieval con la introducción de un portal, obra una vez más del Sanmicheli sobre el que se muestra el león alado de Venecia. Siguiendo por el lateral izquierdo, aparece la ya mencionada Loggia del Consiglio, sede de las instituciones ciudadanas, con sus ocho arcos de medio punto que se apoyan sobre la balaustrada del nivel inferior, que soportan un delicado primer piso con elaboradas bíforas. Es algo extraña la partición del edificio que realiza la pilastra central que llega hasta el piso dividiendo la fachada en dos partes iguales, con un énfasis en la simetría que puede resultar desmedido. El edificio remata con estatuas siguiendo el estilo del Renacimiento tardío, que contradice en algún modo su aspecto, en algún sentido arcaico.

Nota: La Piazza, sede del poder comunal, tiene un tono más institucional que es la contrafigura de la vecina Piazza del Erbe, de aspecto más comercial y vivaz. En el centro de la misma reside pensativo un Dante a quien parece pesarle aún el exilio. La estatua, de un clasicismo bastante efectivo, es una obra de mediados del siglo xix. Pasando bajo el arco que une el Palazzo de Governo con el Palazzo dei Tribunali, se llega a un pequeño espacio llamado Piazzoletto delle Arche, donde se encuentran las tumbas de la familia Scaligera. Una serie de monumentos que retratan la edad de oro de esta familia y de la ciudad, es decir el siglo xiv. De los tres monumentos que sobresalen, el más antiguo es el de Cangrande (1329), luego el de Mastino II (1345) y por último el de Cansignorio (1375). Las tumbas, de formas muy elaboradas, representan una de las máximas expresiones del arte gótico tardío, y es posible ver a través de ellas la evolución del estilo que recorre el camino de una cierta austeridad hasta llegar a un gótico de resonancias barrocas. Merece también una visita la pequeña iglesia adyacente de Santa María Antica, que fue restituida a fines del 1880 a su original románico. Su interior conserva toda la fuerza del estilo, expresada en la contundencia de sus muros y en la fuerza de sus detalles, que se observan por ejemplo en los capiteles.


· Duomo

Dónde: Se continúa adelante, dejando le Arche Sacligere a la derecha, hasta que la calle se interrumpe en la via di Santa Anastasia, se gira por esta a la izquierda hasta encontrar sobre el lado derecho la pequeña plaza que antecede a la iglesia de Santa Anastasia. De edad gótica, fue construida por los dominicos, que iniciaron los trabajos hacia finales del siglo xiii. Destaca en la fachada el rico portal de mármoles polícromos del 1300. Seguimos adelante por la misma calle hasta toparnos con el lateral del Duomo.

Autor: Se inició su construcción sobre finales del siglo xii, pero su original estilo románico fue sucesivamente transformado con formas góticas y del Renacimiento. El producto final, culminado sobre el final del 1500, es un ensamblado de las distintas épocas que conviven amigablemente aunque sin demasiado orden.

Qué ver: El macizo lateral se presenta con el clásico trabajo de bandas de mármol coloreadas que van diluyéndose a ambos lados. El frente que se abre en una plaza sobre el lado izquierdo conserva su impronta románica. Dentro de una superficie mayormente lisa, donde se dibujan detalles sutiles, se encuentran las dos grandes bíforas a los lados del portal. Este sobresale decididamente de la fachada y se muestra muy elaborado, obra de Maestro Niccoló, del 1139. Dando la vuelta hacia el otro lado, una segunda plaza en la parte posterior descubre el magnífico ábside en tufo, de purísimas formas románicas, que reparte su superficie con esbeltas pilastras.  También destaca sobre el lateral el alto campanile que se alza sobre una base románica, y que mayormente obedece a un diseño del Sanmichele, en el estilo del Renacimiento maduro.

Nota: Merece una visita también el interior de grandes dimensiones, realizado a tres naves que se dividen con macizos pilares de fino mármol rojo. En los laterales se suceden las capillas, la mayoría de ellas del Renacimiento. En la primera de la izquierda, una Asunción del Tiziano ubicada en un impecable marco arquitectónico diseñado por Iacopo Sansovino. El presbiterio, con su decoración fastuosa,  es obra del Sanmichele. Pasando debajo del imponente órgano del ‘700, a la izquierda del altar, se accede el atrio románico con columnas de la iglesia original del siglo ix, y de allí al espléndido baptisterio románico de San Giovanni in Fonte, construido en el 1123. En el centro del espacio, caracterizado por la simpleza arrolladora de su estilo, se ubica la gran pila bautismal octogonal del 1200. De nuevo en el atrio románico se accede a la pequeña iglesia de Santa Elena, construida prácticamente adosada al muro del Duomo. Esta es una estructura muy antigua de edad paleocristiana (813), que un acertado trabajo de restauración ha llevado a sus formas originales con los agregados románicos, algo posteriores. Bajo esta nave cubierta por las desnudas cabriadas de madera disertó Dante en el año 1320.


  • Corso Cavour
Dónde: Salimos de la Piazza del Duomo en dirección opuesta a la fachada de la iglesia por el stradone Pacifico, unos 200 metros hasta via Garibaldi, después via Rosa, y allí doblamos a la izquierda hasta llegar al Corso Santa Anastasia. Allí doblamos esta vez a la derecha y lo recorremos hasta llegar al castillo. El Corso cambia de nombre durante su recorrido: primero Santa Anastasia, luego di Porta dei Borsari, por último Cavour. En este último trayecto el Corso se convierte en la calle más importante y elegante de la ciudad.

Autor: El Corso Cavour, que comienza una vez superada la Porta dei Borsari, reúne en su recorrido una serie de magníficos palacios, en donde se destacan una vez más los construidos en el ‘500 por Michele Sanmicheli.

Qué ver: La Porta dei Borsari, una de las entradas en la cinta muraria romana, es del siglo i y fue restaurada posteriormente a mediados del siglo iii. Se conserva de la misma la fachada exterior en piedra blanca. A poco andar por el Corso se encuentran dos iglesias de interés. La iglesia de San Lorenzo sobre la derecha es de época románica y se presenta con el clásico muro a rayas y dos extrañas torres cilíndricas que comprimen la fachada, constituyendo un raro ejemplo de fuertes reminiscencias normandas. El acceso se realiza por el lateral y el magnífico interior es un ejemplo perfecto de la disposición del espacio románico, con su ritmo característico. A la misma altura, pero del lado izquierdo aunque un poco más apartada, aparece Santi Apostoli, acompañada por un macizo campanario de piedra que contrapone a las delicadas bíforas en la parte superior y que se cierra con un techo cónico. La iglesia, también consagrada a finales del siglo xii,  fue muy intervenida en su interior con un resultado poco feliz. Lo que sí reviste interés es visitar la cripta, o bien iglesia de Santa Teuteria e Tosca, una de las más antiguas de la región, a la que se desciende desde la sacristía.

Nota: De los muchos palacios que se encuentran a ambos lados del Corso, haremos referencia solamente a los dos construidos por Sanmichele. El primero, a mano izquierda y a la altura de Santi Apostoli en el n° 19, es el Palazzo Bevilacqua, de 1530. Tiene un severo aspecto clásico, reforzado en los detalles, que se relaciona con la vecina Porta dei Borsari. Proyectado más grande sobre el lado izquierdo, nunca fue completado, lo que explica la asimetría de la fachada. Más adelante, pero esta vez a mano derecha, en el n°44, aparece el Palazzo Canossa, de la misma época del anterior. Sobre el final del Corso y antes de llegar la Castello se abre sobre la derecha una plaza verde que se asoma sobre el río. En el medio de este espacio alegre y muy sugestivo, se emplaza el Arco de Gavi, extraordinaria pieza arquitectónica de la segunda mitad del siglo i. Además, el arco es un raro ejemplo de monumento civil, ya que no fue dedicado a la gloria militar, sino al aporte a la ciudad hecho por los miembros de la familia Gavi.


  • Castelvecchio

Dónde: Sobre el final del Corso Cavour, ya aparece inconfundible la mole del Castello, poblada de torres que sobresalen de las merlaturas ghibellinas.

Autor: El castillo fue construido como principal elemento de defensa, para ataques tanto exteriores como ciudadanos, en los años del dominio scaligero. Su inicio se debe a Cangrande II, que comenzó los trabajos en el 1354, terminados con la construcción del puente sobre el Adige, en 1375. Destruido en gran parte durante la Segunda Guerra, junto al puente volado por lo alemanes, se reconstruyó en 1947. Finalmente fue destinado a museo y recibió la extraordinaria intervención de Carlos Scarpa, que trabajó en él entre 1958 y 1964.

Qué ver: Al edificio se ingresa por el llamado Cortile della Caserma, un espacio rectangular      de grandes dimensiones que alberga un sereno jardín salpicado de algunas piezas antiguas sabiamente distribuidas. Dos de las caras que lo encierran conservan el ladrillo de las murallas, mientras que las restantes, al frente y a la derecha, están ocupadas por el edificio construido por el ejército napoleónico a inicios del 1800. A este edificio, cuartel militar de las fuerzas francesas, se le agregaron retazos de elementos medievales, que hacen olvidar su pasado bélico. En este edificio se desarrolla el Museo Cívico que se expande sobre la poderosa Torre del Mastio, ubicada en el ángulo noroeste, desde donde arranca el puente Scaligero. Debajo de la torre se encuentra el pequeño Cortile del Mastio. Del otro lado de la torre, hacia el oeste, se suceden otras salas del museo, que se asoman sobre el tercero de los patios, Cortile del Palazzo o della Reggia, de forma trapezoidal. La visita no está completa sin un paseo por el Ponte Scaligero.

Nota: La visita al museo se desarrolla en tres planos distintos. El primero es el que se  concentra en el edificio en sí mismo, riquísimo en historia y en calidad arquitectónica, que se manifiesta en cada una de sus partes. El segundo aspecto es el que se refiere a la colección del museo, importante sobre todo en piezas escultóricas de edad románica y gótica. Pero el último aspecto es el que hace de este edificio algo realmente único en su género. Se trata de la intervención de Carlo Scarpa, una de las más importantes figuras de la arquitectura europea del siglo xx, cuya obra aquí luce especialmente. Esta se caracteriza por el diálogo que se establece entre lo antiguo y lo moderno, de modo que lo moderno destaca lo antiguo y viceversa. Basta como muestra de la exquisita calidad de este artista el grandioso y original emplazamiento de la estatua de Cangrande della Scala, quizás la obra más destacada del entero museo. El soporte en hormigón de la pieza y sobre todo el juego de materiales en el techo son ejemplos elocuentes de la maestría del gran arquitecto veneciano. La intervención de Scarpa no se limita a las soluciones arquitectónicas, sino que se hace especialmente brillante en la eximia calidad de sus detalles y elementos complementarios, como los soportes de las piezas exhibidas, pasarelas, rejas, carpintería y otros objetos en donde sobresale un diseño exquisito. Una mención aparte merece la espléndida celda que irrumpe en el jardín, con su revestimiento, que es un homenaje al típico mármol rosado de Verona, un verdadero cofre que en su interior recoge joyas de época longobarda. 



  • San Zeno Maggiore



Dónde: Rodeamos el Castello girando a la derecha hasta encontrar el Adige y luego tomamos a la izquierda para caminar un trayecto al costado del río. Luego de recorridos aproximadamente unos 400 metros, aparece sobre la izquierda un ensanche llamado Piazza Portichetta. De allí tomamos la calle que sale a la derecha, via Barbarini, y a poco andar surge majestuoso el campanile de San Zeno.

Autor:  La antiquísima iglesia, que guarda los restos del octavo obispo de Verona muerto en el 380, sufrió múltiples vicisitudes y sucesivas destrucciones. Su forma actual procede del proyecto posterior al terremoto del 1117, iniciada en 1120 y terminada dieciocho años más tarde. Sin embargo, su aspecto final es de fines del siglo xiv, cuando Giovanni y Nicoló da Ferrara terminaron el ábside.

Qué ver: La iglesia es uno de los mejores ejemplos del románico del norte de Italia, por la pureza del estilo y también por las preciosas obras de arte que contiene. Su aspecto severo se combina en modo sublime con el vigor de los detalles que se concentran en distintos puntos de la fachada. En esta, el primer elemento que destaca es el rosetón llamado también “la ruota della fortuna”, obra de maestros escultores de principios del 1200. El resto de la fachada se encuentra dividida por altísimas y sutiles pilastras y a media altura es surcada por una línea de bíforas que rompen abruptamente el impulso ascendente. La tensión de la composición se centra en el profundo portal de acceso, sostenido por dos columnas que apoyan en el lomo de sendos leones. Especial atención merecen los bajorrelieves a ambos lados del portal que cuentan historias del Viejo Testamento, a la derecha, y del Nuevo, el de la izquierda. En su mayoría se trata de obras del Maestro Niccoló y sus ayudantes que trabajaron a mitad del siglo xii. Una mención especial merecen las puertas, también con relatos referidos a la historia sagrada, que componen un verdadero catecismo hecho de bronce, realizado entre los siglos xii y xiii. El exterior se completa con los laterales en las clásicas fajas horizontales, el ábside que ya tiende al gótico y el soberbio campanile, también de fajas alternadas de tufo y ladrillo, completado con los dos niveles de triforas, en 1149.

Nota: El majestuoso interior a tres naves mantiene las características rigurosas del exterior, con su decoración en fajas alternadas y respetando el ritmo románico que alterna pilares y columnas. A poco más de la mitad del recorrido, el espacio de desdobla, como ocurre en muchas iglesias de esta época, para dar lugar a dos niveles, el superior del presbiterio y el inferior de la cripta. El presbiterio, que culmina en el ábside, es la parte más moderna del conjunto, que sin abandonar el rigor románico ya comienza a saborear el gótico. Se presenta con una serie de esculturas de Cristo y los Apóstoles de la segunda mitad del siglo xiii y en el altar mayor conserva el magnífico Trittico del Mantegna, del 1459. Debajo del presbiterio, la cripta, espacio sugestivo y algo caótico donde conviven columnas de formas variadas a la manera de un bosque bajo cuya sombra descansan los restos de San Zeno. También merece una visita el claustro de edad románica, donde se encuentra la tumba de Giuseppe della Scala, a quien Dante le dedica algunos versos del Purgatorio (XVIII – 118 - 126). Hijo bastardo y con grandes limitaciones físicas y mentales fue igual nombrado abate del San Zeno entre 1292 y 1313. Dante critica con dureza en realidad este claro ejemplo de nepotismo  Una crítica no desprovista de valentía, visto que estaba dirigida a la familia que lo hospedaba en el exilio:

Io fui abate in San Zeno a Verona
sotto lo ’mperio del buon Barbarossa,
di cui dolente ancor Milan ragiona.

E tale ha già l'un piè dentro la fossa,
che tosto piangerà quel monastero,
e tristo fia d'avere avuta possa;

perché suo figlio, mal del corpo intero,
e de la mente peggio, e che mal nacque,
ha posto in loco di suo pastor vero».

Abate fui de San Zeno en Verona,
Bajo el imperio cruel de Barbaroja,
A quien doliente aún, Milan evoca.

Y aquel que estaba con un pie en la fosa,
Hará llorar a este monasterio,
Y  él no quisiera haberlo poseído,

Porque a su hijo, en fin del cuerpo enfermo,
Y peor de la mente, y mal nacido,
Impuso en el lugar del pastor vero.


Y con estos versos del ilustre huésped de Verona podemos emprender el retorno. Saliendo nuevamente a la plaza, de frente a la Basílica, tomamos hacia la izquierda el stradone Pietro Maroncelli que bordea los jardines de las murallas de la ciudad. Estas conforman uno de los complejos de defensa militar más elaborados de Italia y reúnen superpuestas los distintos períodos de la historia ciudadana, desde la edad romana hasta el dominio austríaco. En el trayecto hacia la estación, después de recorrer unos 800 metros desde la altura de San Zeno, se encuentra la Porta Palio, una singular obra nuevamente de Michele Sanmicheli, realizada en 1542. A poca distancia de esta, llegamos a Porta Nuova donde iniciamos nuestro recorrido.

4 comentarios:

Mary Poppins dijo...

Hola Opi
Solo falta el pasaje!
Y el balcon de los enamorados???

Mary Pops dijo...

Pasate a mi blog cuando puedas

La herida de Paris dijo...

Mary: El pasaje se lo regalamos (con puntos) a Michele, destinatario de la guía y que hoy volvió a casa. Próximamente subo la de Siena que tuvo el mismo destinatario. A nosotros en octubre, si Dios quiere, nos espera Chicago para festejar nuestras bodas de Plata.

Saludos

Mario dijo...

Me encantaría ir alguna vez a Verona ya que al ver los relatos y las imágenes de distintos blogs, me dan muchas ganas de ir. Tenia pensado obtener Pasajes a Paris para las próximas vacaciones y espero poder hacer una escapada a Verona en dicho viaje