0. INTRODUCCIÓN BREVE
Siena tiene un origen mítico ya que se
supone fundada por un hijo de Remo, aunque en realidad poco se sabe de sus
inicios.
Fue seguramente etrusca y parece que recibió a los galos en su
incursión hacia Roma en el siglo v
a C. Mas tarde se convirtió en romana y figuraba entre las colonias fundadas
por los legionarios de Julio César. Con la caída del Imperio, fue longobarda y
más tarde se volcó al bando ghibellino,
enfrentando a la güelfa Firenze,
dando origen a una rivalidad secular. En su estrecho territorio, marcado por la
presencia de tres colinas sobre las que se asienta, Siena se dispuso a tomar
protagonismo cuando la Edad Media conocía su primer renacimiento en los albores
del siglo xiii.
Con el correr de los siglos, la ciudad
fue tomando un perfil comercial, estableciendo conexiones con el resto de
Europa. Pronto se formó una destacada burguesía local que fue tomando las
riendas del gobierno bajo la protección del partido ghibellino. Sin embargo, la desgracia de este, comenzada con la
batalla de Montaperti (1260) y sellada en Benevento (1266), obligó a un
gobierno de entendimiento con Firenze. Este, paradojalmente, produjo los años
de mayor prosperidad, que duraron hasta la mitad del 1300. Posteriormente, luego
de interminables luchas internas y externas, cayó definitivamente bajo el poder
de los Medici. Así permaneció hasta los años anteriores al Risorgimento, y fue
la primera ciudad toscana en adherir al naciente Reino de Italia.
Lo primero que destaca de la ciudad es
su topografía accidentada que le brinda parte de su especial carácter. Este
movimiento ofrece también innumerables vistas hacia la campiña toscana, cuyo
paisaje adquiere una presencia insistente y al mismo tiempo sorpresiva. La
ciudad se presenta teñida de un aspecto homogéneo que procede del período de su
mayor esplendor, el siglo xiv, y también
de la presencia del ladrillo como material predominante. El trazado es el
típico de una ciudad medieval, en donde la forma parece surgir de una feliz
casualidad, más propia de la naturaleza que de la humana razón.
Se organiza a partir de dos focos
excluyentes, la Piazza del Campo y
el Duomo, que reflejan de un modo
evidente la organización de la ciudad medieval y su compleja articulación del
poder eclesial y civil. La Torre del Mangia que señala el Palazzo Comunale y el
Campanile del Duomo, representan una rivalidad política, pero al mismo tiempo
dialogan a partir de su diversidad. Bajo sus sombras se extiende la ciudad de calles
serpenteantes, ricos palacios que recuerdan su esplendor comercial y pequeñas
iglesias que expresan el particular fervor religioso que le inculcaran sus dos
grandes santos, Santa Caterina y San Bernardino.
Pero quizás lo más relevante desde el
punto de vista de la cultura sea la revolución pictórica. Aquí se dieron los
primeros pasos para dejar atrás el rígido estilo bizantino y darle a la pintura
un nuevo carácter. Aquí tuvo inicio el movimiento que más tarde haría famosa a
su eterno rival, el Renacimiento. Duccio, Simone Martini y los hermanos
Lorenzetti fueron iniciadores del arte que luego consagraría Giotto. Cuando
este dictó las nuevas leyes de la pintura, los pintores de Siena sin embargo permanecieron
fieles a la elegancia del estilo gótico, sin entregarse del todo a los brazos
del nuevo arte. Visitar Siena es tomar contacto con esa historia que
increíblemente permanece todavía encerrada intacta entre sus muros.
· Piazza del Campo
Dónde: La Piazza del Campo es el centro y
corazón de la ciudad. Está ubicada en una parte relativamente baja y su
posición determina un natural confluir del trazado aparentemente errático de la
ciudad. Es un espacio que recoge casi por gravedad la vida ciudadana. Constituye
el obligado inicio de toda visita que se quiera emprender.
Autor: La plaza, con su forma cóncava y
semicircular, recibió su característico solado interno de ladrillos en el 1347.
Este está dividió en nueve sectores por amplias fajas de piedra que confluyen
es su punto más bajo. Dicha cantidad de paños recuerda el gobierno de los
Nueve, célebre período donde la ciudad alcanzó su máximo esplendor. En el punto
más bajo de la plaza, donde se reúnen los rayos de piedra del pavimento, se
encuentra la Fonte Gaia, ornada con los célebres bajorrelieves de Jacopo della
Quercia. Los originales de 1409 fueron reemplazado por copias en el siglo xix y hoy se encuentran dentro del
Palazzo Público.
Qué ver: El espacio se encuentra rodeado por
el continuo muro que forman los palacios que conservan un aspecto homogéneo,
pero al mismo tiempo variado. La Plaza tiene muy pocas aberturas, y estas están
casi disimuladas para no hacer perder el carácter de interioridad del espacio.
Una interioridad de la que procede un cierto tono de recogimiento que embarga a
quien la visita. Dentro de la plaza se distinguen algunos edificios
importantes, entre ellos destaca el Palazzo Sansedoni, ubicado frente al
Palazzo Pubblico. Su fachada quebrada en ladrillo, que sigue la línea de la
plaza, habla del sentido urbanístico del Medioevo. Ligeramente descentrada se
alza una maciza torre que señala la importancia de la familia. A la derecha,
pegado a esta se alza el Palazzo Chigi Zondadari de excelente factura con su
alto basamento en travertino, realizado en el 1724. Siguiendo hacia la
izquierda del Palazzo Sansedoni aparece la elegante fachada que Ferdinando Fuga
diseñó en 1763 para la parte posterior de las Logge delle Mercanzie. Otro
edificio importante no solo por su pasado es el Palazzo d’Elci, ubicado
perpendicularmente a la izquierda del anterior, después de superado el ingreso
a la plaza llamado la Costarella dei Barbieri. El edificio de ladrillo
terminado con merlaturas está ubicado sobre la salida del Palio y está habitado
por su dueña, la condesa Cesarina, que reúne en sus ventanas los días de la
carrera a lo más afamado del mundo de la política y del espectáculo de toda
Europa.
Nota: La plaza fue el escenario de toda la vida política de la ciudad, además
de sede de toda clase de eventos y torneos. Entre ellos el más famoso que aún
se continúa practicando es el Palio. Esta es una carrera de caballos alrededor
de la plaza donde cada uno de los participantes representa a uno de los barrios
–“contrade”– de la ciudad. El evento
se realiza dos veces al año (2 de julio y 16 de agosto), y tiene como aditivo
que reúne un auténtico fervor local, que supera lo espectacular y lo meramente
turístico. Las primeras noticias que se tienen de esta particular fiesta
ciudadana son de mediados del siglo xii.
· Palazzo Pubblico
Dónde: Es el principal edificio que domina
la Piazza en el lado más alto, opuesto a la Fonte Gaia.
Autor: Fue construido en su primera fase
entre el 1297 y el 1310. Sufrió distintas intervenciones y ampliaciones hasta
mediados del 1300 y más adelante en el barroco. A inicios del siglo xx fue devuelto con eficacia a su
aspecto original. En el ángulo izquierdo del plazzo surge la imponente Torre
del Mangia, obra de los hermanos di Rinaldo, realizada entre 1338 y 1348.
Qué ver: El edificio, sede de las distintas
autoridades civiles a lo largo de la historia, se presenta con un basamento de
piedra gris. Sobre este se eleva con gran elegancia la masa de ladrillo donde
se suceden con orden las aberturas. El resultado es una lograda combinación
entre la fuerza que le otorga la piedra y la humildad alegre del ladrillo. Esta
combinación se ve invertida en la torre, cuyo esbelto fuste de ladrillo culmina
en el elaborado remate en travertino.
Nota: En el interior del Palazzo se encuentra el Museo Civico, ubicado en el
primer piso. En él se visita la Sala del Mappamondo que contiene los dos
frescos de Simone Martini de enorme importancia, por su dimensión y por su
papel en la historia de la pintura. En la pared izquierda, la Maestá, de 1315,
y en la opuesta, el Guidorriccio da Fogliano, de 1328. En ambas obras, Simone
Martini muestra los primeros pasos hacia un naturalismo que dejaba atrás el
arte bizantino, en el primero de los casos en un tema largamente explorado
dentro de la pintura religiosa, en el segundo en el camino absolutamente nuevo
de la pintura civil. También de importancia en la contigua Sala de la Pace se
encuentra la famosa serie de Ambrogio Lorenzetti, del Buon Governo y el Mal
Governo de 1338. En este caso el artista intenta una especie de catequesis
cívica, en la cual con gran vivacidad y efecto reproduce los efectos de los
actos de gobierno. La visita a las otras salas del palacio ofrece interés tanto
por sus obras como por su arquitectura. Se puede culminar en la loggia del piso
superior con la visita a los ya mencionados originales de la Fonte Gaia.
·
Via di Cittá
Dónde: Saliendo del Palazzo Publico,
atravesamos la Piazza hacia la izquierda, tomamos alguna de las salidas de esta
que suben hasta la Via de Cittá. Una vez en esta, vamos hacia la izquierda
remontando la leve pendiente.
Autor: La via di Cittá es una de las
principales de la ciudad y es además ejemplo de la típica calle medieval que
copia los accidentes del terreno y está encuadrada por límites cambiantes que
ofrecen una gran riqueza de perspectivas.
Qué ver: Caminar por una de estas calles es
intentar comprender la estructura de la ciudad medieval donde nada parece haber
sido planificado. Sin embargo, es esta una impresión engañosa, la ausencia de
un trazado rígido no implica necesariamente el absoluto gobierno del caso. La
ciudad medieval obedece a una urbanística bien definida y calculada que su
apariencia natural y descuidada parece negar.
Nota: A largo de esta calle se encuentran algunos palacios importantes.
Señalamos en el n° 89 el antiguo Palazzo Chigi Saracini, iniciado en el siglo xii con sucesivas ampliaciones y
restructuraciones hasta el ‘700. Más adelante, en el n°126, el Palazzo
Piccolomini, hoy Banca d’Italia, obra en estilo del Renacimiento de Bernardo
Rosellino, del 1460. La via di Cittá termina en la pequeña Piazza Postierla, de
allí tomando a la derecha por via del Capitano encontramos el poderoso Palazzo
del Capitano del Popolo, realizado originalmente a finales del 1300 y muy
restaurado durante el siglo xix.
· Piazza del Duomo
Dónde: Continuando por la via del Capitano
ingresamos en la Piazza del Duomo donde nos encontraremos frente a la fachada
del Duomo, rodeada por el Palazzo del Arcivescovado, la fachada del Spedale di
Santa Maria della Scala, el Palazzo di Prefettura y más adelante el Palazzo del
Magnífico.
Autor: La Piazza surge en forma irregular
sobre el frente y el costado de la catedral, formando una variada escena
alrededor de esta. El Spedale es obra antigua de finales del 1200, realizada
por los mismos canónicos que realizaron el Duomo. El Palazzo de Prefettura es
obra del Buontalenti de mediados del ‘500 y de 1508 es el Palazzo del Magnífico,
residencia de quien fuera señor de Siena: Pandolfo Petrucci. El panorama se
completa con los restos imponentes del Duomo Nuovo de mitad del 1300. Por último,
señalamos el Palazzo del Arcivescovado, a la izquierda de la fachada principal
del Duomo, realizado en el ‘700 imitando el estilo gótico.
Qué ver: La plaza, contrariamente al Campo, no
posee una forma definida, sino que es un espacio que el Duomo parece haber
creado con su sola poderosa presencia. Los edificios que lo rodean se ven de
algún modo sometidos por la magnificencia de la arquitectura de la catedral a
cuya sombra viven. Muchos de los edificios guardan importantes obras de arte en
su interior, como por ejemplo el Spedale, que contiene la iglesia de Santa
Maria della Scala, original del 1252 y reestructurada a mitad del ‘400. Pasando
entre el Palazzo del Arcivescovado y el lateral del Spedales se desciende en
una pequeña plaza donde se encuentra la pequeña iglesia de San Sebastiano in
Valle Piatta, de inicios del 1500.
Nota: Entre los edificios que conforman la plaza llaman la atención los
imponentes restos del Duomo Nuovo, proyectado en 1339. Estos permanecen como
testimonio de un sueño que no estaba al alcance de la ciudad, el de la “Grande
Cattedrale”. Movida por un exagerado espíritu de emulación, y cuando ya la
construcción del Duomo actual estaba muy avanzada, la ciudad se embarcó en el
proyecto de este nuevo y grandioso edificio que debería absorber la estructura
ya realizada como transepto de la nueva catedral. Se realizó el lateral de la
nave principal con amplios arcos de medio punto que brillan en la blancura
exquisita de su piedra, y también parte de la fachada que permanece en pie,
cerrando el espacio de la piazza Jacopo della Quercia. De todos modos, prontamente
la ciudad se dio cuenta de que el seguir adelante con el proyecto era
imposible. Los restos, aún espléndidos, funcionan también como una señal de
alerta a propósito de emprender proezas sin calcular las fuerzas con que se
cuenta para llevarlas a cabo.
- Il Duomo
Dónde: En la misma plaza surge el Duomo, elevado
por una amplia escalinata. De su estructura solo resultan visibles el imponente
frente y el costado derecho. También el campanile
románico, característico en bandas alternadas blancas y negras que recuerdan
los colores de la ciudad.
Autor : Es imposible identificar un autor en
una obra de esta complejidad. De todos modos, si hubiera que determinar uno,
sin duda sería Giovanni Pisano, que se hizo cargo de la obra a partir de 1287
hasta 1296. Realizó la parte inferior de la fachada en un magnífico estilo de
transición entre románico y gótico, poblada de riquísimas grupos de esculturas,
en muchos casos realizados por el mismo Pisano. En cambio, la parte superior es
algo posterior, de inicios del ‘300 y ya es de un estilo gótico florido que
tiene como modelo la catedral de Orvieto. Entre ambas partes hay una cierta
incongruencia, no solamente de estilo, sino incluso física, ya que las columnas
a ambos lados del enorme rosetón no coinciden con los portales inferiores. Otra
singularidad es la presencia de la cúpula, del 1263, que poco se corresponde
con el estilo adoptado, una extravagancia muy propiamente toscana. El campanile, con su progresión de arcos en
altura, de uno hasta seis, surge
desde la misma estructura de la iglesia y fue completado en 1313.
Qué ver: En el interior comenzamos por la nave
lateral izquierda con el altar Piccolomini de Andrea Bregno, realizado en 1481
y donde trabajó algún tiempo después un joven Michelangelo, que realizó algunas
figuras de santos de la parte inferior, y que dejó inconcluso, requerido por
tareas más importantes, como el David. Contiguo a este se abre la Librería
Piccolomini, encargada por Francesco Piccolomini, futuro Papa Pio III, con
frescos del Pinturiccho que trabajó en ella desde inicios del 1500. A
continuación de esta se encuentra la capilla circular de san Giovanni Battista,
con la estatua en bronce del Precursor, obra de Donatello, también de los
primeros años del 1500. Superada la cúpula y ligeramente a la izquierda aparece
quizás la obra más importante que guarda la catedral, el púlpito de Nicola
Pisano (padre de Giovanni), realizado a partir de 1265, es el modelo mas excelso
de la escultura del ‘200. De planta octogonal con columnas que apoyan
alternativamente sobre el dorso de leones, el púlpito cuenta en cada uno de sus
lados pasajes de la Historia Sagrada: Navidad, Adoración, Fuga en Egipto,
Santos Inocentes, Crucifixión y Juicio Final (salvados y condenados). En el
centro del presbiterio, el altar mayor es obra de Baldassare Peruzzi, realizado
a mitad del 1500, donde se integran estatuas de bronce, entre las que
sobresalen los ángeles del versátil Francesco di Giorgio, natural de Siena. Por
último, se destaca en el transepto derecho, en posición simétrica a la ya
señalada Cappella del Battista, la Cappella della Madonna del Voto. Esta es una
de las pocas intervenciones barrocas de la ciudad, realizada en 1659 siguiendo
un proyecto del Bernini, de quien también son las dos estatuas a ambos lados de
la salida que representan a Santa María Magdalena y a San Jerónimo.
Nota: El Duomo es fundamentalmente un enorme contenedor de obras de arte, en
donde la pureza estilística y la coherencia de las ideas queda en segundo
plano. Es un edificio que fue tomando forma con el correr de los siglos, con
marchas y contramarchas, dudas y también el impulso de sueños grandiosos que en
algunos casos naufragaron. El resultado es un edificio no del todo bien
ensamblado, pero del que se desprende una vitalidad que subyuga. Es uno de esos
casos en donde se sucumbe ante la fuerza de lo cuantitativo. El estilo navega
indefinido entre el románico y el gótico, pero que también apunta al
renacimiento, que se manifiesta en la cúpula y en el colorido de las bóvedas
estrelladas, donde la piedra desaparece. No es aconsejable en este caso tanto
el análisis sino más bien abandonarse a esta experiencia única que proporciona
este ejemplo que no se deja reducir a categorías.
- Museo dell’Opera Metropolitana
Dónde: Saliendo nuevamente del Duomo
bordeamos el lateral del mismo y debajo de la construcción de la nave del Duomo
Nuovo se encuentra el museo, también conocido como Museo dell’Opera del Duomo.
Autor: Fundado a mitad del siglo xix, el museo recoge, y pone a resguardo,
una importante cantidad de obras de pintura, escultura, elementos litúrgicos,
tejidos y vitrales que originalmente se encontraban en la catedral. La
colección constituye una acabada representación del arte de Siena en su época
de mayor esplendor.
Qué ver: La planta baja está dedicada a la
escultura, donde se destacan sobre todo las figuras realizadas por Giovanni
Pisano para la fachada de la catedral, realizadas a fines del siglo xiii. Las figuras de profetas y sabios
de la Antigüedad están provistas de un realismo desconocido hasta entonces,
pero que no olvida su tenor espiritual. Esta dualidad entre el realismo y lo
ideal será una de las características fundamentales de la escuela de Siena.
Acompañan a estas obras del Pisano otras de enorme importancia como el bajorrelieve
de la Madonna in Trono col Bambino e il Cardinal Casini, de Jacopo della
Quercia del 1437. También en esta sala la llamada Madonna del
Perdono, dulcísimo tondo de Donatello,
realizado en 1458, destinado a una de las puertas laterales de la catedral. En
el fondo de la sala resplandece en sus colores vivísimos el vitral realizado
por Duccio para uno de los óculos del ábside. Del mismo Duccio de Buoninsegna
es el principal objeto del museo, la Maestá, que se ubica en una sala especial
del primer piso y que antes dominaba el altar mayor desde que fue pintada en
1308 hasta dos siglos después. En la misma sala se señala la magnífica Nativitá
della Vergine, de Pietro Lorenzetti, del 1348, obra de la etapa madura del
autor.
Nota: La Maestá de Duccio puede considerarse como el verdadero inicio de la
escuela de Siena y por lo tanto de todo el Renacimiento. Se trata de una tabla
pintada en sus dos caras para ser originalmente vista desde la nave y desde el
ábside del Duomo. En la cara anterior se despliega la Maestá propiamente dicha,
es decir la Virgen en trono rodeada de ángeles y santos. En la parte posterior
se desarrolla un verdadero catecismo a partir de las 26 escenas que relatan la
Pasión de Cristo. Toda la pintura está signada por la tensión dramática de las
figuras que buscan abandonar la rigidez del mosaico bizantino, para alcanzar un
grado de realismo natural que por otro lado no exceda la elegante estilización del
gótico. En esta obra se funden la tradición bizantina, la llamada “maniera
greca” y el aporte de las elegantes miniaturas del gótico francés, y a ambos
aspectos se agrega la voluntad de volumen y de dramatismo de las esculturas del
Pisano. Se podría decir sin temor a exagerar que aquí comienza la historia de
la pintura occidental.
- Pinacoteca Nazionale
Dónde: Retomamos la via del Capitano, por
donde ingresamos a la Piazza del Duomo en sentido contrario, hasta llegar nuevamente
a la Piazza Postieria. Continuamos superando esta en la misma dirección por la
misma vía que ahora se llama di San Pietro. A poca distancia y sobre mano
izquierda aparece en el nº 29 el edificio del Museo.
Autor : El Museo se aloja en el Palazzo
Buonsignori, importante edificio en estilo gótico tardío de los inicios del siglo
xv. Su estilo austero en ladrillo
se inspira en el Palazzo Pubblico, con sus típicas triforas senesas y su amable
banco en la base. También forma parte del complejo el contiguo, y algo más
antiguo, Palazzo Brigidi.
Qué ver: La colección comprende una gran
cantidad de obras de la escuela de Siena desde sus fulgurantes inicios a
finales del siglo xii hasta el Barroco.
Es conveniente dedicarse fundamentalmente al primer período, ubicado en las
primeras salas del piso segundo, donde la pintura de Siena realmente alcanzó un
esplendor que iluminó toda Italia. Se comienza con las salas dedicadas a Duccio
y sus seguidores, para luego pasar a las dedicadas a Simone Martini y a los hermanos
Piero y Ambrogio Lorenzetti. Posteriormente, ya entrando en el Renacimiento, si
bien hay obras importantes, la escuela de Siena pierde su radical originalidad,
aunque resulta de todos modos interesante ver en estas obras la permanencia de
la elegancia del dibujo que caracterizó como un sello su pintura.
Nota: Quizás lo más interesante sea el pantallazo sobre estos primeros
siglos, con la consciencia de que se trata de una colección única por su
vastedad, en lo que se refiere a los “primitivos italianos”. Sin embargo, no se
pueden dejar de destacar algunas obras, como el maravilloso ciclo de Simone
Martini de 1330, que narra la historia del Beato Agostino Novello, hacedor de
milagros conmovedores por su cotidiana sencillez. De la misma época señalamos
también la Pala del Carmine de Piero Lorenzetti y la Anunciación de su hermano
Ambrogio, con un ángel tan humanizado que parece presentar con toda
racionalidad sus argumentos a la Virgen.
- Sant’Agostino
Dónde: Saliendo del Museo retomamos en la
misma dirección la via di San Pietro. Dejando a la izquierda la insulsa fachada
de San Pietro de la Scala, continuamos hasta desembocar en el amplio Prato de
Sant’Agostino, una especia de terraza arbolada y dominado por la mole de
ladrillos del complejo.
Autor: Surgida originalmente a la mitad del
1200, fue totalmente renovada en el siglo xviii
por la segura mano de Luigi Vanvitelli que dejando a salvo algunas partes más
antiguas creó un poderos espacio interior.
Qué ver: Merece la pena asomarse para ver la
calidad de la arquitectura de esta iglesia a nave única. Un espacio de
dimensiones generosas que muestra su calidad sobre todo en las fachadas
internas de la nave. Estas, muy ricas formalmente aunque enteramente blancas de
revoque, encuadran las preexistentes capillas con sus altares de mármol.
También sobresale por su calidad el muy barroco altar mayor.
Nota: Entre las obras que la iglesia contiene se destaca en una de las
capillas del lado derecho la Crucifixión del Perugino, realizada en el 1506.
Con su consabida exactitud de dibujo, Perugino crea una obra de perfecto
equilibrio vertical, que contrasta horizontalmente con el planteo dividido a
mitad entre una alegre atmósfera celeste y una dolorosa realidad terrena llena
de un tranquilo dramatismo.
- Piazza del Mercato
Dónde: Del Prato Sant’Agostino se desciende
por la paralela via Sant’Agata, que después se llama via Givanni y todavía
después cambia a via Dupré que corre paralela a Piazza del Mercato.
Autor: La plaza es mas antigua que la más
famosa Piazza del Campo y ya cumplía funciones del mercado cuando su sucesora
era todavía un terreno inculto.
Qué ver: El espacio en forma rectangular está
rodeado por edificios en sus lados largos, mientras que en uno de los lados
cortos se encuentra la fachada de la parte posterior del Palazzo Pubblico que
culmina en una profunda loggia. El restante lado es abierto y ofrece como un
balcón sobre el pintoresco valle.
Nota: En el medio de la plaza surge el techo de tejas que cubre el mercado
propiamente dicho, realizado en el siglo xix
siguiendo las formas del antiguo edificio. Es conocido comúnmente como el “tatarugone” (“tortugón”). Abandonando la Piazza del
Mercato por la mitad del lado opuesto al que ingresamos, se ingresa en via
Luparello hasta via del Porrione, donde encontramos el lateral de la iglesia de
San Martino. Giramos a la izquierda hasta encontrar el pequeño ensanche donde
surge la fachada, elevada sobre una escalinata, que es obra de Giovanni Fontana
del 1613, en estilo del renacimiento maduro de influencia romana. Al lado de la
iglesia, sobre la izquierda, se ven las tres amplias arcadas de la Logge del
Papa, realizadas en 1462 por encargo de Pio II Piccolomini, natural de Siena,
para honrar a su familia.
- Palazzo Tolomei
Dónde: Pasando delante de las arcadas de las
Logge del Papa se toma la via dei Banchi di Sotto y a poca distancia aparece
sobre la izquierda el Palazzo Piccolomini, obra en impecable estilo del
Renacimiento atribuida a Bernardo Rossellino, predilecto del papa Pio II. Se
continúa bordeando a la izquierda los edificios que cierran la Piazza del Campo
hasta encontrar la via dei Banchi di Sopra justo donde surge, en la parte
posterior del Palazzo Sansedoni, la Loggia delle Mercanzie. En este punto,
llamado Croce del Travaglio, se encuentran las tres calles principales de la
ciudad, Banchi di Sotto, di Sopra y via di Cittá, El edificio comenzado a inicios
del 1400 tiene un estilo intermedio entre el gótico y el renacimiento y está
ricamente decorado por importantes esculturas. Tomando ahora hacia la derecha
la via dei Banchi di Sopra llegamos a la Piazza Tolomei.
Autor: El Palazzo Tolomei, una de las más
antiguas residencias privadas de la ciudad, fue realizado a mediados del siglo xiii, cuando fue reconstruido luego de
que el partido ghibellino destruyera la antigua residencia. La familia Tolomei,
una de las más ricas y de las primeras en dedicarse al negocio financiero, llegó
a la ciudad con Carlomagno. Dante la recuerda con cariño en el canto V del
Purgatorio, en la figura de Pia de Tolomei, asesinada por su marido que la
arrojó por la ventana de su castillo en Maremma:
“Ricorditi di me che son la Pia,
Siena mi fè, disfecemi Maremma”.
Qué ver: Se destaca en la arquitectura el
altísimo basamento que ocupa casi la mitad de la fachada, una clara señal
adusta hacia la ciudad. Sobre este se ubican después con una gracia que
contrasta con las cinco bíforas de los dos pisos superiores, que obedecen a una
época posterior.
Nota: Frente el palacio, del otro lado de la plaza rectangular, está la
iglesia de San Cirstoforo, antigua pero totalmente remodelada en el 1720. La
iglesia y la plaza adquirieron también fama porque aquí se juntaron en oración
las fuerzas de Siena antes de la crucial batalla de Montaperti. En el medio de
la plaza una columna sostiene la imagen de una loba de bronce, símbolo de la
ciudad, realizada en 1620.
- Santa Maria di Provenzano
Dónde: A riesgo de realizar un desvío en el
recorrido, conviene hacerlo para poder visitar la bellísima fachada del la
iglesia de Santa Maria in Provenzano, en la plaza del mismo nombre. A la misma
se llega pasando por la izquierda de la fachada de San Cristoforo, descendiendo
por la zigzagueante via del Moro.
Autor: Al llegar a la pequeña plaza
encontramos de frente la espléndida fachada en mármol blanco de la iglesia. El
proyecto, encargado en un inicio al Schifardini fue en última instancia
realizado por Flaminio del Turco, que culminó el trabajo en los primeros años
del 1600.
Qué ver: La fachada, muy equilibrada en sus
formas y de fuertes vibraciones, anuncia ya el barroco recientemente propuesto
por el Concilio de Trento. El interior, de un blanco deslumbrante, es rico por
su arquitectura a una sola nave con una sencilla cúpula que se apoya
extrañamente sobre las pechinas afrescadas. Es un raro ejemplo de arquitectura
barroca, en una ciudad donde este estilo está singularmente ausente. Se destaca
la impecable factura del altar mayor, también obra de Falminio de Turco y asimismo
señalamos los dibujos del pavimento.
Nota: La iglesia responde a una fuerte devoción que naciera a partir de una
imagen que estaba ubicada en una de las paredes de la casa perteneciente a
Provenzano Salviani, héroe de Montaperti y citado por Dante. Según la creencia
popular fue la propia Santa Caterina la que allí la entronizó y a esa imagen se
le atribuyen numerosos milagros. La Madonna di Provenzano adquirió una rápida
fama y fue muy venerada por el pueblo que decidió finalmente la construcción
del santuario para protegerla. La imagen se encuentra integrada en la compleja arquitectura
del altar mayor.
- Piazza Salimbeni
Dónde: Siguiendo adelante por la via dei
Banchi di Sopra unos 300 metros alcanzamos a la derecha la fachada del Palazzo Spannocchi
y un poco más adelante la PiazzaSalimbeni.
Autor: El Palazzo Salimbeni, en el lado
opuesto de la via dei Banchi di Sopra, es producto de un restructuración
realizada durante los siglo xviii y
xix, que llevó la construcción del
antiguo edificio a las formas de un estilo similar al del Palazzo Pubblico. De
la misma época son las obras que llevaron a su imagen actual los edificios a
ambos lados de la plaza, a la izquierda el Palazzo Tantucci originariamente de
la mitad del siglo xvi, y a la
derecha el más antiguo Palazzo Spannocchi, proyectado por Giuliano da Maiano en
1470.
Qué ver: El espacio de la plaza constituye una
de las escenografías más notables de la ciudad. De forma rectangular está
rodeada por los tres palacios señalados antes y en el medio alberga la estatua
del sacerdote humanista Sallustio Baldini, nacido y muerto en Siena en 1760. Se
trata de un espacio de una rígida forma rectangular que lo emparenta con el
Renacimiento y al mismo tiempo contrasta con el resto de la ciudad, dominada
por formas irregulares y casuales que remiten a la urbanística medieval.
Nota: Los tres edificios que rodean la plaza pertenecen a Monti dei Paschi
di Siena, la entidad bancaria más antigua del mundo, la principal institución
financiera de la ciudad y una de las mayores de Italia. La necesidad de que los
tres edificios funcionen juntos obligó a una importante intervención que estuvo
a cargo del gran arquitecto moderno italiano Pierluigi Spadolini. Este realizó
un trabajo que duró varios años y que consistió en la puesta en valor de varios
elementos de los edificios existentes en donde se insertaron con notable
maestría algunas piezas modernas de altísima calidad.
- San Domenico
Dónde: Se sale de la plaza por la única
calle que sale opuesta al Palazzo Salimbeni, la Costa della Incrociata, después
llamada via della Sapienza que termina en el amplio espacio dominado por la confusa
mole de ladrillos del lateral de la iglesia de San Domenico.
Autor: La Iglesia fue iniciada seis años
después de la llegada de los dominicos a Siena en el 1220, el año posterior a
la desaparición de su fundador. La mayor parte de la construcción se desarrolla
en el 1300, pero los agregados y las reconstrucciones no se detuvieron hasta el
siglo xix. El siglo xx, en cambio, se ocupó de eliminar los
agregados de la soberbia barroca, para retrotraerla a su aspecto gótico.
Qué ver: El exterior, pese a sus imponentes
dimensiones, no ofrece mayor interés, con sus formas de aristas duras que se
sobreponen sin un orden establecido. Esta falta de criterio se hace evidente
con la ausencia de una fachada, ya que el frente de la iglesia se haya ocupado
por la Cappelle delle Volte, lugar de oración de las terciaras dominicas, donde
Santa Caterina hizo sus votos y tuvieron lugar sus experiencias místicas. Esta
anomalía obliga a resolver el acceso en un punto indistinto de la fachada
lateral. A la basílica superior se suma la cripta, restaurada en 1935 para
llevarla nuevamente a su forma gótica original. Saliendo del vasto espacio de
la Piazza San Domenico se obtienen vistas notables tanto hacia la ciudad como
hacia la campiña toscana. Un lugar adecuado para una contemplación que ponga
fin a la visita.
Nota: El amplísimo y despojado interior, típico de las iglesias de las
órdenes mendicantes, se define por las simples paredes revocadas, con los
agregados posteriores de los altares laterales que culminan en una también
simplísima cubierta a dos aguas con las cabriadas de madera a la vista.
Aproximadamente a la mitad de la pared derecha, frente al acceso, se encuentra
la capilla de Santa Caterina, realizada en 1466 para recibir sus restos. Los
frescos que decoran la capilla relatando la historia de la santa, patrona de
Italia, son del Sodoma y de Franceso Vanni, realizados durante el siglo xvi. La basílica contiene una importante
cantidad de obras de arte y entre ellas destacamos en el transepto, en la
última capilla de la izquierda, al Maestá de Guido da Siena de finales del
1200,obra que también puede servir para finalizar la visita, poniéndonos
nuevamente en contacto con el extraordinario origen de la pintura de Siena y de
toda Europa.
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