sábado, 26 de junio de 2010

The reader

Gilles Deleuze en sus Estudios sobre cine realiza un paralelo entre el cine y la mecánica del pensamiento. Sostiene que el pensamiento se compone de unidades llamadas imágenes-movimiento, que una vez recibidas por los sentidos nuestra mente ordena intencionadamente para darles un sentido. Estos dos estamentos corresponden al plano y al montaje, los materiales principales con los que se conforma el lenguaje del cine.

El espectador de cine, de este modo, realiza de alguna manera una operación exponencial, ya que piensa sobre una materia que fue estructurada como su propio pensamiento. Este procedimiento, ya de por sí enmarañado, recibe una ulterior complejidad cuando al cine lo vemos en el cable. Esta forma, que bien se podría calificar de aberrante y esquizoide, no deja de tener un interés particular. El origen de esta modalidad se suscita a partir de la programación repetida de una película en una señal, lo que hace que la veamos reiteradamente, pero fragmentada en partes dispuestas aleatoriamente.

Así emprendí la visión de The reader hace ya algunas semanas, empezando por ver algo más de la mitad hasta el final, con las lógicas dificultades de comprensión. Situación agravada por la traducción del título que, en vez de optar por el obvio “El lector”, prefirió, vaya uno a saber por qué, el anodino “Una pasión secreta”. Por lo tanto la vi por primera vez sin sospechar hasta el final que se trataba del film del que mucho había oído hablar el año pasado y que había premiado a la siempre maravillosa (after Titanic) Kate Winslet.

A los pocos días la enganché un poco más adelante y volví a verla, ya conociendo la historia, y ayer agregué bastante de la primera parte que me faltaba, aunque aún no pude ver el principio. Si tengo un poco de suerte espero en breve completarla, aunque el proceso azaroso por naturaleza puede demorar meses, ya que la frecuencia de las repeticiones disminuye a lo largo del tiempo siguiendo una precisa ley de mercado. También cabe la posibilidad que nunca vea el principio, pero de todos modos fui educado en una conciencia donde el final es lo que realmente importa.


Seguramente, es un muy mal modo de ver cine, pero sucede, y creo que en compensación ofrece algunas ventajas. En primer lugar, la necesidad de recomponer los fragmentos desordenados constituye un aliciente nada despreciable para la profundización, ya que es sabido que muchas veces el esfuerzo colabora a mejorar la comprensión. En ese sentido también la repetición de fragmentos que se ven cada vez con distintos niveles de comprensión constituye un aporte al perspectivismo, siempre dotado de interés. Por último el proceso que se dilata a lo largo del tiempo también ayuda a moderar y a hacer del juicio una herramienta más precisa. Se me dirá que todo esto sucede gobernado por la más general imprevisión, pero quién podrá negar el atractivo y la riqueza que el azar aporta a nuestro entendimiento, a veces demasiado formal.

El sistema, además, se potencia cuando se implementa sobre un material como The reader, cuyo tema es la relación con el mal. La hondura del mismo rechaza los juicios precipitados invitando a una reflexión extendida sobre la moral y sobre la justicia en general y sobre cómo estas se encarnan en un historia personal que de algún modo obstruye el juicio particular. El mal se encarna y se actualiza con total normalidad y en esto radica su aspecto más temible. De esa cercanía inquietante habla también la película. De los nazis de ayer y de los de hoy.

Justamente “el lector” termina siendo un sutilísimo juego sobre las lecturas y sus posibilidades. Las que también tienen las lecturas fragmentadas y aun las inconclusas.

sábado, 19 de junio de 2010

Apuntes para viajeros 06

06. ROMA BARROCA


Final y agradecimientos. El inicio del barroco. Razones históricas y filosóficas. Deleuze y Leibniz. El dominio de la curva y el infinito. Trento y la bajada de línea. La persuasión como objetivo. Conexiones posmodernas y góticas. La pintura barroca y la luz como material. El drama y el movimiento. Caravaggio y Carracci, dos escuelas. Velazquez y Las meninas, el detrás de escena, el arte descubre su mecanismo. El Quijote.

El barroco y la generación del ’30. Bernini escultor. La representación de la acción y la técnica ilimitada. La luz juega también en la escultura. Pietro de Cortona triunfo y contrapicado. La aparición de la curva y la preocupación urbana. El límite sensible entre espacio interior y exterior. La ciudad como un teatro. Los puntos de vista, movimiento y recorrido. El barroco arte popular y contracultural. El barroco internacional, las distintas características en los países. El caso alemán y el problema de Francia. Críticas del iluminismo, el pensamiento racional como mecanismo represivo. El desprecio del siglo XVIII.

El problema del artista como genio. Shopenhahuer. El artista en relación con su obra. Creatividad y sistema, ventajas y desventajas. Continuidad y ruptura. La influencia de la personalidad. Beatles y Rolling Stones, Bernini y Borromini. Clásico o experimental, ventajas y límites.

Urbano VIII (Barberini) y la decoración de San Pedro. Primeros encontronazos con Borromini, el problema del baldaquino.. Sant’Andrea y San Carlino ejemplificación de dos caminos posibles. La arquitectura y los medios de expresión propios y ajenos.

La revancha de Borromini. Inocencio X (Pamphilj). Piazza Navona. Donna Olimpia, la fontana dei 4 fuimi y la burla de Sant’ Agnese. La fantasía de Sant’Ivo. El gran encargo del Laterano. Locura y suicidio.

Alejandro VII (Chigi) y el regreso de Bernini. El encargo de San Pietro y los problemas de la plaza. La recuperación de la cúpula y la idea de la columnata. El viaje a Francia. Madurez y Palazzo Odescalchi.

El barroco del 700, fin del esplendor de Roma. El estilo pobre. Los arquitectos menores y el legado de Bernini. Fuga, Salvi, Specchi, Carlo Fontana, Raguzzini, Salvi. Resistencias al modelo clásico dogmático. Soluciones urbanísticas simples, Piazza de Spagna, Fontana de Trevi. Edificios Sociales el Ospizio San Michele. La arquitectura de revoque.

El gusto por las ruinas Piranesi, Nolli. Neoclacisismo. Roma como destino neoclásico 1750, Goethe. La Fachada de San Giovanni in Laterano y el triunfo del academicismo. La recuperación del pasado. Francia y Valadier en Piazza del Popolo.

Roma capital del reino de Italia. Monumento a Vittorio Emanuele II. Mussolini y el EUR. Los problemas de Roma moderna. El fascismo hábil de Adalberto Libera. Auditorio de Roma Renzo Piano y el MAXXI de Zaha Hadid.

jueves, 17 de junio de 2010

Vero mundialista


(Foto:Ricardo Pristupluk LA NACIÓN)

sábado, 12 de junio de 2010

Príncipe de Gales

La última vez que fui a una fiesta de 15 debe haber sido cuando tenía 16, es decir hace algo más de treinta años. Para la primera recuerdo que mi padre me compró un traje. Dado que mi estatura era muy escasa fue imposible reciclar alguno de los de mis hermanos mayores y por lo tanto la adquisición se hizo de estricta necesidad.

Con sus mejores intenciones y con el fin de quitarle a mi aspecto el aire de un sepulturero en miniatura, me compró uno que no era como el de todos los demás. Tenía un color azul claro y algo eléctrico que yacía, como un fondo marítimo, detrás de una fina red de líneas de un cuadriculado intenso. El resultado fue catastrófico ya que en esos años yo solamente quería pasar desapercibido, y mi alegre vestimenta saboteaba mi objetivo. Será por eso que nunca más me pude poner un traje sin un dejo de resentimiento.

Este sábado fuimos invitados a una fiesta de 15 y, recordando aquella situación, lo primero que sentí fue alivio. Es un signo de estos tiempos integrar a los padres en las fiestas de sus hijos, y demuestra que las distancias generacionales se han acortado, lo cual resulta saludable. Este hecho permite, además, asomarse a los comportamientos de otra generación y comprobar que si bien mucho se señala lo que ha cambiado hay otras muchas cosas que permanecen inalterables. Me resulta tranquilizador comprobar esa insistencia de la especie. Y esto se hace patente a la hora de los festejos, que aunque deberían ser un lugar para dar rienda suelta a la imaginación, demuestran cómo es difícil transitarlos sin aferrarse a un libreto rígidamente establecido.

El traje continúa siendo de rigor, pero ahora se hace un uso más libre, sin corbata y en muchos casos acompañado con cómodas zapatillas. Un uniforme que atenúa su rigor y que seguro me hubiera hecho sufrir menos con mi ambo azul francia. Las chicas, en cambio, estaban vestidas con más esmero y se parecían más a las de mi última fiesta. La liberación femenina está aquí todavía lejos y la “tortura del farsi belle”, como señala Maddalena de Coigny en Andrea Chenier, parece ejercer aún su tiranía. Compruebo que la dueña de la fiesta es la más arreglada, pero no por mucho, y se destaca sutilmente del resto. Sus amigas, siguiendo un acuerdo tácito, no buscan opacar su brillo, lo cual juzgo un gesto delicado de su parte.


El salón está decorado con una iconografía contundente, con gigantografías y proyecciones que mostraban siempre imágenes de la festejada en poses de modelo, pero con el recato conveniente a su edad. Se necesita sin duda valentía para asumir una exposición que pienso que en nuestra generación se hubiera vuelto insoportable. Estos jóvenes toleran una dosis de narcisismo importante que los pone a salvo de complejos, como el por mí sufrido otrora, enfundado en mi príncipe de gales.

Los invitados mayores nos mantenemos algo al margen, en un espacio próximo, pero apartado. El padre de la festejada, que conoce mis debilidades y es generoso por naturaleza, me convida con un excelente ”Chivas”. Prudentemente nos retiramos cuando todo en realidad empieza. En la vereda están los que no han sido admitidos a la fiesta. Flojos de papeles o sin el valor para intentar colarse, soportan su condición de excluidos, con una alegría que en algunos casos parece superar a la de los que han conseguido entrar.

De todos modos hace frío y mientras volvemos caminando, pienso que no estoy tan seguro de querer volver a tener quince años.

sábado, 5 de junio de 2010

Apuntes para viajeros 05

05. ROMA BARROCA


Regreso a Roma y retroceso en el tiempo. La caída del imperio, Roma vacía. Las peripecias del papado y la búsqueda de la primacía. Alianza con los reyes francos. Características de la roma medieval, influencia en el trazado. Traslado a Avignon y nueva pérdida de importancia. Roma ciudad sin burguesía. La permanencia del trazado romano Castel Sant’angelo y Piazza navona.

Regreso a Roma 1400 Martino V Colonna, familia tradicional romana. El papado se afianza en Roma. La elección del Vaticano y un lento renacer. Palazzo Venecia, dudas de atribución. Carácter´siticas del renacimiento romano, su condición tardía y su peso específico. El papado, las grandes familias. Y sus consecuencias urbanísticas. Roma ciudad de corte, condición esencial para el barroco.

Giulio II (Della Rovere), la elección de Bramante. El tempietto de San Pietro in Montorio como ícono del nuevo estilo. El chiostro della Pace, madurez y solvencia. El gran proyecto de San Pedro. La matriz del renacimiento y el proyecto por adición.

Rafaello arquitecto, proyecto de San Pedro y palazzo Vidoni Caffarelli. Baldassare Peruzzi y el manierismo del palazzo Massimo, curvatura y soltura. El proyecto de las “Stanze Vaticane”. La elección de los temas y sus intenciones. La pintura como herramienta política. Foucault, la densidad del discurso en el ‘500. Arte y poder. Kant y el arte como “finalidad sin fin”. La compleja relación entre ética y estética.

Stanza della Segnature: Teología/Filosofía. Stanza de Heliodoro: Las intervenciones divinas en la Historia. Stanza dell’Incendio: Los papas intervienen en la historia. Stanza di Constantino: Relación entre Iglesia y Estado. Otros ejemplos de arte aplicado a ideas políticas a través del tiempo: David / Coronación de Napoleón, Picasso / Guernica, Warhol / Orange Car Crash.

Michelangelo y su relación con Giulio II. La pietá, la tumba (Mosé) y la Sitina,. Paolo III (Farnese) y el concilio de Trento. El encargo San Pedro y un año de demoliciones. Volver a Bramante, pero sin su espíritu. La importancia de la cúpula. La búsqueda de una continuidad. Piazza del Campidoglio. Importancia del sitio y la estatua de Marco Aurelio. Proyectar de cero. El orden gigante y discusión de primacías. Palazzo Farnese´regreso y homenaje al modelo fiorentino, cornisón y cortile. Porta Pia: final a toda orquesta.

El plano de Sixto V. Strada Pia, strada Felice. Roma como ciudad de peregrinación. Las Basílicas y los obeliscos como marcas. La elección de Domenico Fontana y la segunda línea. Palacios papales.

Los Jesuitas y el Gesú 1570. Importancia de la controreforma y la iglesia apta a la predicación. La eliminación de las naves laterales. Influencias sobre del modelo jesuítico sobre Paolo V (Borghese). El proyecto de Maderna para San Pedro. Las necesidades y la profecía de Barberini (futuro Urbano VIII).. El desempeño de Maderna, la resolución de los problemas y las críticas. Problemas de proporción y respeto por el proyecto de Michelangelo..