sábado, 24 de abril de 2010

Apuntes para viajeros 02

02. ROMA

02.1 Preguntar

Heidegger: El preguntar como búsqueda. Preguntar-a. Preguntamos a las cosas qué son. La tarea del que busca es el incesante preguntar, más que el responder.
La necesaria pre-ciencia. Las cosas conducen nuestro preguntar y a medida que avanzamos nos revelan lo que guardan. El proceso lento de des-ocultamiento.


02.2 Historia

La insoslayable atracción de Grecia en la historia. Períodos: Reyes, República, Imperio. La loba y el águila. El período de los reyes, cercanía del mito. República, democracia compleja y correctiva en una sociedad de clases. Las guerras púnicas: Roma potencia continental. Las guerras macedónicas, incorporación del Oriente. Guerras civiles e importancia de Julio César para el porvenir de Occidente. El Imperio y el lento derrapar hacia Oriente. El arte de los romanos y su consideración. La crítica del siglo XIX y la primacía del arte griego como verdadero.


02.3 La verdad

El problema de la verdad. La verdad en sentido clásico, Platón y san Agustín. La verdad como insistencia y el universo con profundidad. La verdad en sentido posmoderno. Nietzsche y la voluntad de poder. Deleuze y la teoría del simulacro. El universo plano. Wikipedia. La profundidad inducida. El vino, la Coca Cola y Andy Warhol. Distintos modos de acercarse a la verdad. Las siliconas.

Robert Venturi: “Aprendiendo de Las Vegas”. Ducks & decorated shed. El edificio en el cual su significación procede de sí mismo (pato – paradigma clásico). El edificio en el cual su significación es agregada (tinglado – paradigma posmoderno). Nueva consideración del arte romano. Grecia, Renacimiento, Modernidad son “patos”. Roma, Barroco, Posmodernidad son “tinglados”. Nueva consideración del arte romano y la nueva utilización de un lenguaje.


02.4 Tipologías

Roma, cultura de concentración. La irradiación mediante el sistema vial. Roma conduce. Un nuevo sistema constructivo: el arco de compresión y sus bondades. El alcance práctico, la ingeniería y el acueducto. El alcance simbólico, la arquitectura y el arco triunfal. La imposición de reglas a la naturaleza.

La casa romana y su importancia. El modo doméstico de ejercicio del poder. El entretejido mafioso.

El templo romano. Su disposición en la ciudad, el foro. La religión como cuestión de Estado. El trato familiar con los dioses. La fachada, el templo diferencia sus caras. El Pantheon. Sincretismo religioso. La circularidad, tema romano. El doble círculo. Particularidades de la cúpula, el “óculo”. Problemas de escala. El espesor de los muros como solución constructiva.

El Coliseo. Edificio de masas para una cultura de masas. Entretelones políticos: Vespasiano, Nerón y la cosa pública. El poder y la corrupción como sistema. El poderoso devuelve en obras. La solución lingüística y la superposición de los órdenes. Los Mercados de Trajano. Sociedad de consumo: un shopping en la antigüedad. El Teatro de Marcello, su urbanidad y su independencia de la naturaleza.


02.5 Cristianos

La decadencia del Imperio y su opción por Oriente. El choque con el cristianismo. La incomprensión de la nueva fe y las persecuciones. Constantino. La arquitectura cristiana. Elección de la basílica, un edificio público civil, como tipología. Cambios operados y replanteo del sentido. La inclusión del recorrido y su importancia simbólica. El espacio como catequesis. Claves de funcionamiento en la liturgia. El corte basilical. Santa Sabina, luz y pobreza. El caso original de Santa Costanza.

sábado, 17 de abril de 2010

Proa al futurismo

La dificultad que tiene el hombre para imaginar el futuro siempre me resulta sorprendente. El futuro pensado envejece rápido y la vida gira, la mayoría de las veces, hacia territorios insospechados. Los autos no vuelan y las estrellas permanecen en una lejanía irreductible, pero la ciencia ficción poco nos contó sobre internet. A excepción de Borges y su Aleph.

El futurismo propiamente dicho no escapa a esta regla implacable. Fue su vida un sueño de duración breve y exaltada. Un intento de ruptura radical con el pasado y una búsqueda frenética de un imposible, que terminó abrupta y estrepitosamente. Un final físico, señalado con la muerte de algunos de sus más importantes exponentes, y también un final político, que se produjo cuando estrechó su fuerza creativa con el naciente fascismo italiano.

Hoy, como muchas de las cosas que tienen una muerte prematura, el futurismo resulta un objeto de culto. Más allá de esta existencia breve, su valor consiste en el hecho de perseguir una utopía, la de congelar el movimiento sin que este pierda el dinamismo que es su esencia. Es esa búsqueda estética la que insufla un heroísmo palpitante en las obras. Y es ese espíritu el que permanece vibrante y resuena aún joven en estos días a orillas de nuestro espeso Riachuelo.


La atención que estos artistas pusieron en las maquinarias y su voluntad de convertirlas en objetos poéticos resulta a la vez anacrónica y conmovedora. Parece mentira tal elección, ocurrida en un pasado próximo, que contrasta con este presente dominado por un férreo conservadurismo de tinte ecológico. El progreso es en estos días una palabra que inspira más desconfianza que emoción. Sin embargo, en aquellos años fue una fe ardiente, capaz de hacer coincidir, en sus alucinadas visiones del futuro, el fascismo italiano con el naciente constructivismo ruso. Ambos movimientos, cabe decir, rápidamente derraparon hacia un clasicismo anodino y ampuloso, pantano en el que las revoluciones suelen anegar sus sueños.

Es verdad que no hay en la muestra de Proa primeras figuras, ni el gran Sant’Elia, ni Boccioni, solamente unas migajas de Carrá o Balla. Ningún hit, pero sí una vigorosa segunda línea, que es quizás donde un movimiento muestra su espesor. La señal de lo que es capaz de generar está donde se prolonga su mensaje, más allá del brillo de un talento esporádico.

En este contexto resultó un verdadero descubrimiento, para mí, la obra de Tulio Crali. Comenzando por el fantástico Incuneandosi nel abitato (in tufo sulla cittá), que muestra un avión en picada sobre una clásica ciudad de severos bloques futuristas, siguiendo por sus etéreas aéreo-bailarinas de alambre y los alegres figurines geométricos, hasta culminar en los expresivos retratos plasmados en bajorrelieves de ruda consistencia metálica.


La muestra es consistente y permite formarse una idea bastante aproximada de estos artistas radicales, que conservan el aire simpático que tienen los extremistas cuando hacen del arte el vehículo para dar a conocer sus ideas. Un prolijo documental relata las vicisitudes del Marinetti, el poeta fundador del movimiento y hace foco sobre las dos visitas que efectuara a nuestro país, en donde su presencia encendiera agrias disputas.

Quizás el mejor elogio que pueda hacerse del futurismo es decir que aún hoy es capaz de encender la polémica. Y sospecho que este sea, quizás, el modo como aquellos artistas que lo idearon quisieran ser recordados.

sábado, 10 de abril de 2010

Apuntes para viajeros 01

01. ROMA

01.1 Viajar

¿Qué significa viajar? Modos de viajar y viajeros ilustres en la historia (Herodoto, Bocaccio, Marco Polo, Colón, Goethe). Viajar es ir al encuentro de algo. Buscar qué hay detrás de las cosas (obra / artista / ciudad / cultura). El viaje trascendente: detrás de todo lo que existe está Dios. Todo viaje es, en definitiva, un viaje interior. San Agustín: “Que Te conozca para que me conozca”.

El viaje es, entonces, posibilidad de crecimiento. El hecho de viajar no garantiza de por sí un crecimiento: mucha gente viaja y regresa igual que como se fue. En todo encuentro se ponen en juego un sujeto y un objeto. El objeto es el destino y el sujeto el viajero.

El viaje empieza cuando el destino se elige. Se elige el día que nace el deseo. El destino no tiene que ser demasiado parecido, ni demasiado distinto. Se debe crear una justa diferencia de tensión para que se produzca el interés. De todos modos, el destino es inmodificable, solo podemos elegirlo.

El viajero, en cambio, puede modificar su actitud para producir los frutos del encuentro. La importancia de una preparación previa. Dos notas importantes. Primero, la atención para mirar. “Saber ver” (Bruno Zevi). Los sentidos se educan. Cuántas cosas se nos pierden por no saber mirar. Segundo, la suspensión del juicio. Darse tiempo para juzgar, no hacer del gusto algo definitivo.


01.2 El mito

¿Qué es una ciudad? Creación humana por excelencia. Conocer una ciudad es como conocer a una mujer. Edades de las ciudades. La ciudad como obra de arte, similitud con una pintura, estructura, color, capas, rastros de intervenciones.

Fundación mitológica de Roma. El mito como forma de verdad. Los mellizos, el lanzamiento de la lanza, el trazado del cuadrado y la muerte de Remo. Importancia de los límites virtuales por sobre los físicos. La ciudad como una comunidad, expresión de una libertad. Ortega: el rus contra el ius.

La Roma quadrata. El encuentro con los etruscos y la absorción de otras culturas. Las fundaciones de la cultura griega y su modo de entender la ciudad. La polis. El descubrimiento del templo griego. El nacimiento de Occidente como idea.


01.3 El templo

¿Qué es un templo? Definición por las consecuencias, ADN. La inutilidad como categoría. Heidegger: el templo como punto de encuentro entre Mundo y Tierra. Elogio de lo inútil frente a lo técnico. El templo como escultura. La provocación de Zevi y los límites del funcionalismo.

El templo como sujeto histórico. Evolución de la tipología. Su relación con la religión griega, el proceso de lo animal a lo humano. La dialéctica de Hegel y la voluntad de Schopenhauer. Los dioses griegos. Sacrificios y oráculos: los dioses hablan.

La materialidad. El esfuerzo de los templos por permanecer, su antinaturalidad. Problemas técnicos, de la madera a la piedra. La búsqueda de suavizar los límites de la piedra. Correcciones ópticas.

La importancia de los órdenes y la constitución de un lenguaje. El sistema trilítico. El orden como sistema de proporciones. La sintaxis. Relaciones antropomórficas. El templo como sistema de comunicación. Los frisos.

El caso particular de Paestum. El dórico arcaico y el clásico del Partenón. La edad de oro. La belleza del orden primitivo. El Erectéon: particularidades del orden jónico. Las inclasificables cariátides y el castigo a las mujeres.

El ágora y la invención del teatro. Características del edificio y su relación con la naturaleza. El público y los festivales. La función pedagógica. El nacimiento de la tragedia.

viernes, 2 de abril de 2010

Visita a las siete iglesias 2010

Belgrano

Siguiendo la antigua tradición emprendemos la visita a los monumentos de este Viernes Santo. Nos acompañan nuestros dos hijos menores, los tres más grandes se fueron de misión. Son una especie de avanzada de la fe, nosotros nos quedamos en la retaguardia. El jueves a la noche trazamos el itinerario (Internet y Filcar). Tomamos nuestra hoja de ruta y la que contiene las oraciones que rezaremos en cada una de las iglesias y zarpamos con cámara en mano. Este año el destino elegido fue Belgrano.


1) Nuestra Señora de Luján ("La Castrense")



Conocida como “La Castrense” adolece de una ubicación poco feliz. Cabildo es una avenida sin carácter y todo lo que hay sobre ella se arruina. Es una lástima porque el románico de la fachada y del interior es de excelente factura, aunque de textura un poco lisa. Un insólito vitreaux en la entrada muestra a cuatro próceres, French, San Martín, Belgrano y Pueyrredón. Nunca vi tantos masones en una iglesia. Una reja bien cerrada nos impide entrar a la nave, será una cuestión de seguridad militar. Rezamos desde el atrio.


2) San Martín de Porres



Sin duda la modernidad ha tenido problemas a la hora de abordar el tema de las iglesias. En este caso la dificultad es por demás manifiesta. El exterior parece una estación transformadora de Segba y el interior no se queda atrás. El espacio de todos modos está conformado con mucha intencionalidad, pero ésta es boicoteada por los fríos materiales elegidos: venecita y azulejos. Una colorida imagen del santo flamea levemente colgada en lo alto de la nave. El Espíritu sopla donde quiere, pienso.


3) Señor del Milagro



Tenemos que preguntar a una señora que barre la vereda. Es allí mismo. Una vieja casa aloja a esta parroquia que parece esconderse tímida detrás de un zaguán. Adentro la casa persiste y la capilla se ubica entre el living y el comedor, dejando atrás una escalera de madera. Detrás del altar aparece un patio algo escuálido. Así deben haber sido las primerísimas iglesias acomodadas en una sala familiar. Un aspecto parecido imagino hubiera tenido el Cenáculo de quedar en la calle Moldes.


4) Inmaculada Concepción de María ("La Redonda")



La Redonda es un clásico del barrio. Su ubicación tiene el privilegio del dominio sobre la plaza y la prestancia que siempre otorga el círculo. La cúpula es un hit. De todos modos la centralidad del espacio es un problema insoluble, en la Florencia del “cinquecento” y en el Belgrano del “novecento”. El círculo perfecto obliga a una corrección que es difícil y en este caso la desprolijidad reinante no termina de ser convincente. Prefiero el simbolismo de la procesión y que Dios me espere al final del recorrido. No me gusta estar en el centro.


5) San Cayetano



Otra iglesia escondida detrás de un semblante de edificio público. El atrio elevado sobre la calle parece poco amable y domina sobre un caótico nudo de calles que se aprietan para pasar debajo del puente ferroviario. El interior es una planta rectangular dispuesta sobre su lado menor y cubierta en su totalidad por un altísimo cono de hormigón que simula una tienda. Me parece estar en Chernobyl. En el centro del espacio pende un moderno Cristo, desdibujado en la escasa luz de la tarde nublada. Estamos en presencia de una especie de barroco hardcore. “Son las tres en punto” me señala, preciso, Matías.


6) San Ambrosio



Sobre otra avenida híbrida nos encontramos con San Ambrosio, un santo a mí especialmente cercano. Un ladrilllo oscuro recubre un estilo tan incierto como poco feliz. Solamente me atrae la bella escultura del pequeño obispo que hace equilibrio en la cumbrera. El interior es también un espacio amplio pero sin gracia, con un friso de cerámicas marrones de una fealdad notable. Tranquiliza pensar que Dios está tan presente aquí como bajo las cruzadas bóvedas del Sant’ Ambrogio de Milán.


7) Santuario de Schoenstatt



Nuestra última visita es para el pequeño santuario de Schoenstatt en el corazón de Belgrano R. El barrio es realmente espléndido y me resulta como conocido en un sueño. Sin duda alguna vez debo haber andado por acá, pero no recuerdo cuándo ni con qué motivo. El santuario es una casa con jardín y una pequeña capilla de estilo bávaro al fondo. Rezamos nuestras oraciones en voz baja, pero una monja severa nos reprende con dureza: “¡Aquí se reza en silencio!”. No sé si Dios es argentino, pero seguro que no es alemán.