sábado, 14 de noviembre de 2009

Perfect Seagram

Estaba nervioso esa mañana, finalmente lo conocería personalmente. Caminé lento hacia su encuentro, como queriendo dilatar el momento. Me entretuve mirando cuántos habían querido emularlo. Su fama me llenaba de temor, porque la perfección siempre termina por resultar incómoda.

La perfección existe como posibilidad, pero queda demasiado lejos como acto. Es una tendencia, me consolaba, y sin embargo esa voz imperativa resonaba en mi cabeza: “sed perfectos”. Los mandatos de Dios ofrecen pocos atenuantes, me dije.

De todos modos algunos parecen haberlo logrado. Edificios perfectos. Quizás lo que se nos clausura como individuos nos es ofrecido en algunos resquicios de la historia como posibilidad colectiva. Lo que a un hombre parece imposible, muchos lo logran. Esa creación se llama cultura. La perfección se puede construir, aunque los desparramados ladrillos de Babel denuncien la utopía.


Pienso qué pocas veces la humanidad se sintió lo suficientemente fuerte como para emprender este derrotero. Lograr algo donde nada pueda ser quitado y nada agregado, según la vieja fórmula de León Battista Alberti. La armonía completa. Es el espíritu de Pitágoras que resuena con la esperanza de reducir el Mundo a números enteros, sin restos ni despojos. Los desvelos de Platón y los pensamientos adormilados de Cartesio.

Conocía largamente la antigua prosapia del Seagram. Lo sabía tardío heredero del Partenón y también de la serena Capella Pazzi. Sabía que su palabra tendría ese peso que sólo se enfrenta con un silencio respetuoso. Difícil agregar algo cuando alguien ha dicho verdaderamente una última palabra. Lo perfecto clausura el lenguaje para abrir el camino de la contemplación.

No me llamó la atención que se presentara solo. El aislamiento es una condición de lo perfecto, que impone distancia con naturalidad. Necesita mostrarse separado del entorno, para demostrar que no ofrece flancos débiles. Me recibió con la queda ceremonia de su plaza seca, sólo alegrada por sus contenidas fuentes directamente cavadas en el piso. En los costados, el lujo de un monolítico banco en verde Alpes. Como quien exhibe una sobria joya de familia. Todo en él es pura simetría, porque este es el lenguaje que adopta lo perfecto.

Viste sobrio, de negro impecable, color que ciertamente es apropiado a su estilo. No le teme a la repetición y la sencillez de recursos es su sello. Una tranquilidad relajada lo gobierna, no hay tensiones en su serena faz vidriada, surcada verticalmente por sus rítmicos perfiles. Una tenue marquesina señala con discreción el acceso y el remate se insinúa en un sutil cambio de textura. Ningún gesto perturba su sereno desarrollo. Eso es todo, y es realmente una totalidad.


“La arquitectura es la voluntad de la época traducida en espacio” dijo Mies, su mentor, que fue gran arquitecto también de frases célebres. Una verdad que tiene mayor peso porque la voluntad de su época tuvo algo que hoy nos es extraño. La voluntad de lo perfecto.

Desde su altura soberbia me miró glacial por última vez haciendo nacer en mí una sed de la moderna fe de aquellos días. Dios vive en los detalles, recordé, pero aquí parece no haberlos. Será que su mano es tan eficaz como invisible su trazo.

17 comentarios:

Magda dijo...

Hola París,

Dejo de lado el texto para fijarme en tus dibujos... que maravilla.

Siempre me ha gustado el dibujo de edificios en los que hay ventanas iluminadas, ventanas a oscuras, algunas con un tono distinto... en cada una algo distinto se mueve o permanece en reposo, a la espera.

Además la coincidencia que el pasado jueves, saliendo del metro, tuve la visión de un cielo de color violeta, como el de tu dibujo de hoy y pensé, tengo que hacer un dibujo con un cielo violeta,

Ya lo hiciste tú... gracias.

Estrella dijo...

Después de esta lectura, creo que miraré cada edficio más atenta que nunca: con tu mirada a cuestas.
Paso este texto a amigos arquitectos; sé que les gustará.
Saludos!

María, ¿New York II?

La herida de Paris dijo...

Magda, el cielo tiene mas colores de lo que parece, pero algunos son tan fugaces que hay que estar bien atento para verlos.
De todas maneras que yo haya hecho uno, no te exime a vos de hacer el tuyo, que seguro será distinto.

Estrella, mirar edificios es mi deporte favorito. Será que soy mejor mirándolos que haciendolos.
Si querés las fotos 50 y 51 de María son de este y son muy lindas.

Saludos y gracias a las dos.

La condesa sangrienta dijo...

Suelo detenerme a mirar edificios, algunos tan bellos en su (aparente) simpleza, otros integrados al paisaje, otros de antigua aristocracia.
Una simple espectadora de la arquitectura que ahora ve con otros ojos. Los tuyos.
Beso.

La condesa sangrienta dijo...

PD: NY para un arquitecto debe ser algo así como un kiosco de golosinas para un niño, no?

La herida de Paris dijo...

Me da un poco de miedo que detengas en el que hicimos en Mar del Plata y lo juzgues con severidad.
En fin NYC es como un kiosco de golosinas (carísimo), pero un bife como te lo comés en BA...

Saludos.

Gordo cincuentón dijo...

"Estaba nervioso esa mañana, finalmente lo conocería personalmente. Caminé lento hacia su encuentro, como queriendo dilatar el momento. Me entretuve mirando cuántos habían querido emularlo. Su fama me llenaba de temor, porque la perfección siempre termina por resultar incómoda"... BOLUDO... ESTABAS HABLANDO DE UN EDIFICIO??? PENSÉ QUE HABLABAS DE MI ...

Carlos G. dijo...

Eran tiempos de fe; en el hombre y en el futuro.
Hoy, con la frase "menos es más", publicitan un detergente...

Angie Angelina dijo...

Opi: Viste el edificio de Peru y Belgrano? Me fascina, al igual que a vos el de seagram.
Saludos

La herida de Paris dijo...

Gordo, la verdad que con vos siempre me sentí muy cómodo.

Carlos los creativos publicitairos son decididamente seres muy irrespetuosos.

Angie ¡qué viva el jugendstil!.
En Buenos Aires hay excelentes ejemplos de este estilo (mas conocido como Art noveau. Hay que levantar la cabeza y mirar para arriba.

Saludos

Angie Angelina dijo...

si si art noveau
no conocia el otro nombre que mencionás

La herida de Paris dijo...

Jugendstil es la vertiente alemana del art nouveau. En este caso dada la "ascendencia" alemana del edificio es mas exacto llamarlo así.

Saludos

La condesa sangrienta dijo...

El gordo cincuentón me hace reir y me simpatiza mucho.
Vos y él son como dos caras de una misma moneda.

La herida de Paris dijo...

Es así Condesa. Tengo con el muchas diferencias de superficie, pero una enorme coincidencia en el fondo, que empieza en la sangre y termina en la Fe, ambas compartidas.
Saludos

Angie Angelina dijo...

adhiero, el gordito cincuenton es pura simpatía

Mari Pops dijo...

por donde queda el edificio, Opi?

Este fin de semana estuve de paseo por el Pais Vasco con una amiga con la que discutiamos sobre el romanico en Avila y le conte como yo tan ligeramente me habia despachado diciendo que Italia se habia tragado ese periodo etc etc. Le conte de tu paciencia y discrecion cuando recomentaste y te cuento que mi amiga se rió (de mí) hasta Burgos ...

La herida de Paris dijo...

El Seagram queda en la Park Avenue y 53st NYC.
En cuanto a nuestro intercambio sobre el románico, solamente diré que me parece increíble "estar" en una conversación de un auto camino a Burgos. Será también un modo de viajar, en las conversaciones ajenas.
Saludos