sábado, 5 de diciembre de 2009

Proa

Los deportes que se conocen como extremos son aquellos en donde se pone en riesgo la vida. Hay muchas variedades: lanzarse al vacío desde un puente, arrojarse a la corriente de un río bravo o volar con complejos adminículos. En el fondo, todos se parecen un poco. El peligro, que los constituye como categoría, es un sentimiento desprovisto de matices.

Pero hay otros deportes que deberían entrar en esta categoría, aunque el riesgo no sea el de romperse los huesos. Son aquellos en los cuales lo que se somete a lo extremo es la mente. Para practicarlos se necesita entrenamiento y una previa elongación espiritual, para evitar los “calambres en el alma”. Entre ellos una de las disciplinas mas difíciles es la que responde al nombre “visita al museo acompañado de una niña curiosa”. El fin de semana pasado concurrimos en compañía de Vero al bellísimo edificio de la Fundación Proa, para ver la muestra “El tiempo del arte”.

El subtítulo de la muestra reza “Obras maestras del siglo XVI al XXI” lo cual resulta tan excesivo como el título. En realidad, se trata de un contenido bastante desparejo agrupado con un criterio temático algo magnánimo. El resultado es, en definitiva, un poco desilusionante. Las pinturas antiguas, muchas de atribución incierta, son de una calidad bastante inferior y lucen mucho mejor en el catálogo que en el original.

Las obras en su mayoría fueron trabajosamente traídas desde Bérgamo y hay algunos aportes nacionales. Después, el resto está dominado por el arte conceptual, que es, de las formas del arte, la que más me aburre. Sin un trabajo material, se me hace muy difícil establecer una relación con las obras. Soy consciente de mis limitaciones, pero para las solas ideas prefiero la filosofía.


Las preguntas de Vero se suceden, y oscilan entre la sorpresa y el desengaño. Le interesa circunscribir lo que ve y sinceramente en muchos casos no se qué responderle. Saber cuándo termina una obra conceptual es un problema. Una aguja gigantesca clavada en la pared, que lleva enhebrado un cable eléctrico, llama su atención. Intento un breve ensayo que reúna la costura y la electricidad. No la convenzo, ni yo tampoco lo estoy.

El Mingitorio de Duchamp obliga a una detención. Para ella el baño de caballeros es un territorio inexplorado. Después de una breve y contundente explicación sobre el uso, a la que responde con cara de asco, viene la otra que intenta explicar cómo se convirtió en arte. Pero claro, a los niños no los conmueve la rebeldía.

Por último, llegamos al infaltable Cristo de Ferrari. ¿Qué hace Jesús ahí? Pregunta difícil para alguien que educó con un sentido de lo sacro. Sin embargo, no me amilano y apelo a una argucia discursiva para intentar una respuesta. Sé que mi explicación es exactamente lo contrario de lo que el artista quiso decir con su obra, pero no me importa. Una de las ventajas del arte es que, una vez colgado, queda sujeto a la interpretación.

Cae la tarde amarilla sobre la corriente inmóvil del viciado Riachuelo. La belleza dispensa su gracia donde le da la gana. Me siento algo cansado, como un testigo que ha sido interrogado con celo. El domingo termina, no más preguntas, Señor Juez.

6 comentarios:

El Cochinillo exquisito. dijo...

Me quedo repicando hacia el cuero de mi propia intimidad: "las ideas nunca estan solas"; lo que retumba en mi experiencia, cuando la introspección avanza corazón adentro queda sujeta a la interpretación, claro, pero a una verdad unica e irremediable.
Conciencia le dicen algunos.

Carños Opi.

Pd: Algo sacrosanto fue Luis Alberto en Velez, por Dios que muchachos...
Estuvo allí ??

PD: Lindo texto para pensar, para meditar "nuestras" formas de ver.

Estrella dijo...

Me hubiera encantado escuchar cada palabra de ese diálogo. Los hijos nos acorralan a veces, por suerte. Atesoro diálgos exquisitos, esos de los tiempos de la infancia y la adolescencia.

La Fundación Proa es una belleza, desde su entorno hasta las escaleras y ese salón para tomarse un buen café.

Anónimo dijo...

Uy, Opi. Me gustaría escuchar las opiniones de Vero sobre el arte conceptual. ¿O no será que el arte se pasó de rosca y tiene razón la sensata niña? Mme parece que el problema vienes desde el siglo XX. Seguro no tuvo tantos reparos al ver obras más "clásicas", de caballete.
Saludos
A Angelina

Mari Pops dijo...

genial y malefica la frase "Las pinturas antiguas, muchas de atribución incierta, son de una calidad bastante inferior y lucen mucho mejor en el catálogo que en el original. " :))
Y como un centro cultural puede poner como nombre de una exhibicion aquel!!!

pero volviendo al tema, me gustaria saber qué le dijo a la ninia sobre ese esperpento. Y aqui, cabe tal vez otro tema de analisis. En mis clases en Ethos opine sobre esta obra diciendo que era nada, que no "creia a su autor", etc. Me contestaron que Ferraru esta muy reconocido en el exterior y demases.
Luego tuvimos un interesante debate sobre el poder del arte y quien decide lo que es valioso artisticamente hablando.

Vio Opi la muestra de KANDINSKY en el Guggenheim de NY?
Qué le parecio si asi fue?

La herida de Paris dijo...

No Cochinillo, estuve ausente. Cada vez estoy mas vago para salir y tampoco soy muy amigo de las reuniones épicas. De todos modos todos me dijeron que anduvo muy bien, lo cual me alegró mucho desde ya.

Estrella, en Proa la superioridad del contienente sobre el contenido es muy marcada.

Angie, el arte conceptual es un problema para grandes y chicos, por partes iguales. En eso Vero y yo estábamos a la par.

Mary, habría mucho para decir de León Ferrari. Sin duda es un artista de renombre internacional, por que todavía la crítica a la Iglesia católica en particular, y a lo sagrado en general, tiene buena prensa. A mi me genera sobre todo pena, pero tampoco me inquieta demasiado. La trasgresión es un camino que no lleva demasiado lejos.

Ah, y por supuesto vi y disfruté muchísismo a Kandinsky en le Guggenheim (fui dos veces). Un buen ejemplo de que para ser un enorme artista, no es necesario molestar a nadie.

Saludos

Magda dijo...

Hola Paris,

La situación que describes me recuerda el cuento de El traje del Rey, ¿recuerdas? el rey al que todos adulaban el vestido hasta que un niño dice que el rey está desnudo... Así es el Arte a veces.

A mi también hay infinitud de exposiciones, instalaciones, etceteraciones que me han desilusionado pero como tú, persisto en visitar lo que se exponga ya que muchas veces he quedado gratísimamente sorprendida.

Un abrazo, y que tu hija siga preguntando!