sábado, 6 de febrero de 2010

Lecturas de verano 2010

Empecé arrastrando de Buenos Aires el San Agustín de Guardini. Los que me conocen saben que el de Tagaste es para mí mucho más que un pensador, un filósofo e incluso un santo. Más bien él constituye una auténtica y constante fuente de inspiración para mi vida. El libro es una buena aproximación, sobre todo a “Las Confesiones”, y la guía de Guardini resulta firme y adecuada.

Ya más acomodados en la arena, continué con otra guía, en este caso de Shakespeare. Para ello seguí la recomendación del infalible Pablo Pazos, de Arcadia: Jan Kott. El gigante inglés siempre me había resultado esquivo y mi acercamiento a su obra, sesgada. Este sorprendente crítico polaco, a través de una visión muy personal, teñida de espeso existencialismo, logró que cumpliera uno de los objetivos del verano. Ser un buen “antipasto” que me abriera un buen apetito para Shakespeare, que espero colmar a lo largo del año.

Promediando la primera quincena, momento estratégico porque, ya adaptados parecería que las vacaciones no terminarán nunca, me decidí por los trabajos es-forzados. Fue la hora del siempre arduo, pero sustancioso, Gilles Deleuze. Sus estudios sobre cine exceden largamente su objeto. En realidad, el cine es un vehículo para desplegar una reflexión sobre la consistencia del espacio y el tiempo, a la sombra de Bergson. La lectura de los dos tomos, confieso, se me hizo larga, pero no me dejé ganar por el desaliento que, es justo decirlo, tuvo como fuente mi propia ignorancia.


Agotado por el esfuerzo, me propiné un recreo de literatura, de la mano de Lisa See y su historia de chinas del siglo XIX. Evidentemente tengo problemas con la novela como género, pero, más allá de eso, quedé desilusionado. Me dejó una sensación similar a esas mega producciones de Hollywood, donde pasan demasiadas cosas. Siempre que los occidentales se acercan a China, me parece que les agarra una manía de grandiosidad. Pero ni Tolstoi hubiera sido capaz de desplegar La guerra y la paz en sólo 250 páginas.

Sobre el albor de la segunda quincena llegó el momento de mi primer plato de Shakespeare: Hamlet, nada menos. Es difícil agregar algo sobre una de las obras más comentadas de la historia. Sin embargo, su modernidad resulta asombrosa, la cantidad de lecturas que ofrece es realmente múltiple y la precisión del lenguaje sencillamente admirable. Ya estoy disfrutando mi próxima entrada, que me espera en la mesa de luz: Macbeth.

El viaje, o mejor dicho los viajes, de Augé son interesantes, pero el libro es de una brevedad que casi impide considerarlo como tal. El autor, un etnólogo francés, reflexiona sobre arquitectura y turismo de masas. Es sagaz y divertido, pero se muestra demasiado preocupado por que no lo confundan con las hordas incultas que describe.

Para el final dejé a mi querido Arthur y su libro, cuyo imponente título, por sí solo, justifica la lectura. En él se desarrolla una teoría del conocimiento, que es en realidad un Kant disecado, pero esto no es lo mejor. El verdadero placer está en el énfasis colérico y en el estilo impecable y certero de su autor. Schopenhauer es capaz de abordar los temas gnoseológicos más sutiles con el tono y la pasión de quien discute de fútbol en un bar.

En las postrimerías siempre nostálgicas que preceden el retorno, quedó lugar para empezar con los ensayos de José Luis Romero sobre los fenómenos urbanos. Pero solo quedó tiempo para un promisorio comienzo. Su lectura sufrirá de las dosis homeopáticas que la rutina del trabajo recobrado impone.

7 comentarios:

Estrella dijo...

Cómo tener tiempo de darte unos buenos baños en el mar, opi. Qué manera de leer.
Shakespeare no pierde vigencia, se actualiza minuto a minuto... Lady Macbeth, qué mujer más cruel.

Con Deleuze nunca pude y ahora que leo sobre tu desaliento, no puedo más que sentirme aliviada.

Gracias por el post, lo estábamos esperando. (Y el dibujo, excelente).

La herida de Paris dijo...

Gracias Estrella, Lady Macbeth me espera amenazante. En cualquier momento me le animo. En cuanto a Daleuze, fue arduo, pero para nada desalentador.
Saludos

Anónimo dijo...

Opi:
sabes que hay uno muy bueno de Harold Bloom sobre Shakespeare, que no me acuerdo el nombre, pero es gordito, pero salio una edicion economica. Ess tambien abre el apetito.
En cuanto a Lady M...., che, me extraña, es jettatore nombrarla!!!
Angie Angelina
Saludos

Anónimo dijo...

shakespeare, la invencion de lo humano de harold bloom.
AA

La herida de Paris dijo...

Harold Bloom, hace tiempo que tengo ganas de leer "La religión americana". Ahora sumo este a la lista, gracias por la oportuna recomendación.
Saludos.

Mari Pops dijo...

no puedo agregar nada

hola Opi. Que bien que puedas leer tanto, yo me distraigo muchisimo, Acabo de leer Pizarnik y aunque me gusta, me deprimió un poco
en fin ...

La herida de Paris dijo...

¿Pero como, no estabas con el super sueco?. La lectura intensiva es sólo un lujo de las vacaciones. En un mes en general leo el equivalente a los otros 11.
Saludos y no te deprimas por favor.