domingo, 11 de septiembre de 2011

Tres llaves

(Tester de violencia, Luis Alberto Spinetta)



El sinfín se cansó y se dio hasta nacer
toda cosa se hizo en llaves
lo que se ve se ama se pierde.

Población Zulú, piden más, aserrín le dan,
toda cosa se hizo en tres llaves,
lo que se ve se ama se pierde.

Todo espera mansamente allí,
lo que se ve se ama se pierde,
el bien trae mal
y la piedad traspasó el dulzor,
toda cosa se hizo en tres llaves.
Lo que se ve se ama se pierde,
lo que se ve se ama se pierde,
lo que se ve todo alguna vez es el puente,
lo que se ama la verdad es lo más intranquilo,
y lo que se pierde todo está colmado de lugar,
lo que se ve se ama se pierde.

Un cajón de gin vale más que un pan que se da,
toda cosa se hizo en tres llaves.
Todo esta vendado así,
ya no vale es más allá,
todo espera mansamente allí,
todo esta vendado aquí,
para bien o para mal,
todo espera mansamente allí,
lo que se ve se ama se pierde.



La física es lo que vemos y la metafísica lo que está detrás. La pregunta sobre la posibilidad de acceso desde la física hacia la metafísica es la que desveló la filosofía, de Platón a Kant. La fantasmal caverna y la luz que brilla afuera, o el fenómeno y el nóumeno, son los nombres de esta dualidad que conforma lo real. El poeta llama a esta realidad “lo que está vendado” y a la otra “lo que espera mansamente”. Entre estos dos mundos se interpone un enigma, y para develarlo el hombre, al parecer, tiene a su disposición algunas precisas herramientas. “Toda cosa se hizo en tres llaves”.


La filosofía. Kant construyó su sistema a base de tres críticas. La primera indaga sobre los límites de la razón y las posibilidades del conocimiento: “lo que se ve”. La segunda, en cambio, se mueve en el ámbito de la voluntad y de las acciones: “lo que se ama”. La última se dedica a los problemas de la sensibilidad: “lo que se pierde”, porque no hay sentir más hondo que el de la pérdida. El pensamiento kantiano no da respuestas conclusivas, solo posibilidades. Tres llaves para abrir la puerta y pasar el umbral del fenómeno al nóumeno.

La teología. El catecismo enseña que esa realidad en donde el mundo se sostiene es Dios. “El sinfín se cansó y se dio hasta nacer”. Es el mismo Dios eterno y creador quien entrega al hombre los medios para que este le conozca. Son también llaves las virtudes teologales. Una llave se llama Fe, la segunda Caridad y la tercera Esperanza. Lo que se ve, lo que se ama y lo que se pierde, porque la esperanza es la de recuperar nuestra identidad perdida de creaturas. Poner en juego nuestras llaves es el intento de relacionarse con Dios; olvidarlas en un bolsillo es clausurarnos a la trascendencia. Tres llaves para acercarnos a la Trinidad, las llaves del Reino.

La llave es un mecanismo que permite abrir. No es en sí el conocimiento, sino su posibilidad. Es una información cifrada que se accionará cuando encuentre alguien capaz de entender su código. En la llave siempre late la esperanza de una puerta que dará sentido a su existencia. Una cerradura que niegue su esencia y que se abra ante la evidencia de su lenguaje. Una llave siempre es una clave.

Las tres llaves son distintas y responden a distintas imágenes. La que se ve es un puente tendido entre nuestra mente y las cosas. Cada acto de conocimiento es cruzarlo y romper el aislamiento de nuestra subjetividad. La que se ama nos promete un futuro de intranquilidad y nos anima a no instalarnos cómodamente en una verdad. Una invitación a la inquietud del corazón destinado a no encontrar sosiego, porque todo aquí es incierto “para bien o para mal”. La que se pierde, por último, nos anuncia, enigmática, un espacio colmado de vacío, y quizás la necesidad de hacer lugar en nuestro interior. Una invitación a un vivir despojado. Tres llaves que son un camino.

Saber que “toda cosa se hizo en llaves” es saber que la consistencia de la realidad, si bien es enigmática, responde a una lógica. También es saber que existe un pasaje entre ambos mundos que puede ser encontrado con el aceitado mecanismo de una cerradura. Dios cambia el oficio de relojero que le asignara Leibniz para convertirse en cerrajero. Ver, amar y perder son el nombre de las llaves, que esperan el día en que caigan las vendas y nos encontremos frente a la puerta que nos separa de lo que nos espera mansamente allí.

12 comentarios:

Rob K dijo...

Tal vez la poesía esté mucho más cerca de entender esos misterios que la ciencia o la filosofía. Maravillosa tu interpretación del hermético Spinetta, Opi.

Saludos.

La herida de Paris dijo...

La poesía es llave de llaves.

Saludos.

mary poppins dijo...

ayyy ni se que decir
por ahora me quedo pensando y mucho Opi

La herida de Paris dijo...

Mary: Escuché el otro día por casualidad esta bellísima canción y tuve que escribir algo para dejar de pensar un poco. Ahora te toca a vos.

Saludos.

Mari Pops dijo...

tal vez la sabiduria son solo tres 0 cuatro verdades que estan tapadas por nuestro propio barro de soberbia y solo es cuestion de quitar lo que sobra para ver

las llaves de la teologia ... ummm me cuesta , desde hace ya anios lo de la Fe. Parece, es un don y por eso mismo ofrecido desde la teologia para beneficio de algunos (asi escrito parece que lo digo con cierta ironia pero no es asi Opi)
De todos modos, en mi experiencia mas cercana a la fe, para llegar a la gracia, mas que estas virtudes teologales, me servia el espiritu concreto de las bienaventuranzas
Ahi reside la Verdad en la que creo

La herida de Paris dijo...

mary me parece que hay una confusión entre las "virtudes teologales" (llamadas así por que proviene de Dios) y la "teología" (ciencia especulativa sobre Dios).

Justamente quien tiene fe (o esperanza o caridad) puede tranquilamente hacer a menos de la teología. Por lo tanto seguí con el Sermón de la Montaña que es la "llave " mas segura, la de la caridad. Como dice San Pablo a los Corintios, al Fe y la Esperanza pasarán, solo el Amor quedará.

Saludos.

Mari Pops dijo...

por que si la fe es un regalo no la recibimos todos...?

La herida de Paris dijo...

Mary sinceramente no tengo respuesta para una pregunta de ese calibre. Lo único cierto es que si supieramos como maneja Dios la economía de sus dones, no nos haría falta la Fe, que justamente es confiar en sus modos que exceden nuestro entendimiento.
La fe en mi caso personal consiste en permanecer en esa incertudembre y a pesar de ella afirmar: yo creo.

Saludos.

SMx dijo...

Hola amigo,como siempre,grato es leerlo y placecentero dedicar un momento a rumiar sus reflexiones.
Desde muchos años sigo a Spinetta, con alegría sospecho que estamos inmersos en la misma telaraña.
Esta letra en gran parte se ve profundizada en mi entender gracias a su enfoque; Coincido en la primer llave, el empirismo del "todo alguna vez es el puente" Lo que se ama, lo creía dirigido mas hacía lo pasional, lo doctrinal, de allí aquello de "la verdad es lo más intranquilo".
Por último lo que se pierde,lo pensaba yo en términos físico-químicos del tipo "nada se pierde todo se transforma" porque creo entender así el "todo está colmado de lugar" ante el sentimiento de pérdida, la certeza de que todo espera mansamente allí.
Un corporal abrazo a su ser.

La herida de Paris dijo...

Me gustó tu lectura de corte un poco mas materialista. De todos modos no se trata en mi caso de interpretar, sino simplemente de pensar a partir de lo que la poesía me sugiere. En mi caso la tercer llave es la que mas me costó encoontrarle la vuelta, pero bueno así salió.

Saludos y gracias por el aporte.

SMx dijo...

Gracias a ti por la pronta repuesta y la gentil atención dispensada al comentario.

Fernando dijo...

Me parece excelente la interpretación de este tema, te felicito!!! Y para contestar a una pregunta que quedó flotando por ahí, que la Fe es un don de Dios para el que busca, El lo da, pero para el que abre la puerta....