domingo, 14 de septiembre de 2008

Mi elemento

("Un mañana", Luis Alberto Spinetta)

Tan sólo estando así contigo
veo mi elemento
tan sólo estando así contigo
yo veo mi elemento
veo en el silencio
veo en el silencio, amor
veo mi elemento, amor

Y se desvive el alba entre los árboles
rotos de luz y sombra
tan sólo estando así contigo
veo mi elemento
veo en el silencio amor
veo mi elemento amor

Y para escapar de su sueño
lo que yo hago es subirme
en un fuego que pase
¡y el resplandor
se habrá marchado ya de mi piel
cuando en cenizas se torne el cristal
oh, que fantástico viaje!

Y como arena corre el día
día que sigue a noche
día que sigue a noche púrpura
y en mi retina yo separo
el agua del cielo tenue

Y tan sólo estando aquí contigo
yo veo mi elemento
veo mi elemento
veo en el silencio amor
veo mi elemento amor


La metafísica tuvo inicio en el Asia Menor en una orilla de Grecia. Preguntarse por lo que había más allá de las cosas fue una actitud de provincia. Quizás los bordes sean propicios para iniciar ciertas profundidades. Allí se ensayaron diferentes respuestas, buscando una común razón, que en última instancia sostuviera la cambiante realidad. Primero, Tales afirmó que era el agua ese principio; luego, Heráclito apostó al cambiante fuego; más tarde, Anaximandro propuso al aire y, por último, Jenófanes apuntó a la sólida tierra. Todos argumentaron tozudamente que el ente consistía en el despliegue de esa unidad primigenia que permanecía por detrás de la apariencia.

Empédocles fue político, poeta y algo mago. Tuvo un prestigio enorme entre sus contemporáneos que lo consideraron un profeta. Nació en Agrigento, en la soleada Sicilia, y vivió iluminado bajo el más azul de los cielos. Su pensamiento se conecta, sin embargo, más con los jonios del Asia Menor que con los vecinos monjes pitagóricos, seducidos por esas sirenas que son para la razón los números. Animado por una ardiente sed metafísica buscó él también la respuesta a la pregunta sobre la razón del Universo.

El enigma para él se resolvió no en una sola sustancia, como pretendían sus predecesores de Oriente, sino en una mezcla equilibrada de esos principios. Una mixtura bien dosificada de agua, fuego, aire y tierra que una potencia, el amor, ligaba y una maldición, llamada odio, pretendía disociar. El mundo dejó de tener un único solista en el origen para convertirse en una sinfonía que necesitaba de un acuerdo para existir. Maravillosa intuición de equilibrios sutiles que, presentes en toda la naturaleza, lo estaban también en ese pequeño cosmos llamado hombre. A esas cuatro raíces iniciales que entrelazadas conforman la realidad las llamó elementos.


Ver mi elemento se convierte, entonces, en una búsqueda similar a la emprendida por aquellos griegos. Ver, en definitiva, de qué estoy hecho y también cómo me relaciono con el mundo que me rodea, expresado por las bellas imágenes que propone la poesía. Un desfilar de cosas que no son “mi elemento”, pero que están allí cómo secretos testigos de mi existir. Un camino que arranca al amanecer y culmina en el ocaso de los días que nos fueron regalados. Dos condiciones aparecen necesarias para emprender la tarea: hacer silencio y estar en buena compañía.

Cuentan que Empédocles murió arrojándose en el cráter del Etna, quizás desesperado por ver que su complejo elemento no podía escapar a la aridez de la materia. Las respuestas de la ciencia pueden llevar a la desesperación. El hombre, sin embargo, posee otras dimensiones que lo impulsan a lugares inciertos, pero que al mismo tiempo se reconocen provistos de una realidad contundente. Movidos por esta fuerza, podemos intentar asomarnos al misterio de lo que somos. Quizás nuestro elemento sea precisamente el Amor. En eso se funda la Esperanza.

8 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

Como vos, creo firmemente que el Amor es elemento, razón, origen y principio de eternidad del Hombre.
Abrazo grande, me gustó mucho este post!

Alejandra Santillán dijo...

bellisimo tu post! me encantó..

Mardou Antena dijo...

Es lo primero que leo en este lugar, llegué al ver que habías subido la letra de esta canción de Spinetta que buscaba.. Me gustó mucho encontrarme con esto, me sentí identificada (a pesar de ser una palabra que se usa, tal vez, demasiado, creo que es la correcta por ahora). Seguiré buscando identificarme por acáaa..

Nos leeremos, saludos!

La herida de Paris dijo...

Gracias Emilia, bienvenida y seguí buscando tu identidad (tu elemento), por acá o por allá.
Saludos

Fernando dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, nuestro elemento es el Amor!!!

Esteban González dijo...

Salvo la imprecisión que que hay respecto a lo que dijo Anaximandro(pues el principio para este filósofo era el apeirón o lo indeterminado), pienso que es un análisis maravilloso y concuerdo con la tesis de que el amor es el principio de todas las cosas. Realmente conmovedor, felicidades

Unknown dijo...

Mí elemento es la vida misma L
.A.S

Eduardo (Mike) dijo...

Excelente análisis ❤️‼️