domingo, 21 de diciembre de 2008

Peras al olmo

En todas las familias reales hay siempre una princesa alocada. Ellas producen escándalos que quitan el sueño a los reyes, pero al mismo tiempo aproximan la plebe a los castillos. El pueblo raso siempre ha adorado estos personajes libertarios que jaquearon con sus deslices los blasones más ilustres. Indómitas a las rigideces de la etiqueta y al tedioso proceder de los rituales de la corte, recuerdan a todos lo humano que se esconde detrás de un soberano. Da la impresión de que sin ellas las dinastías morirían asfixiadas en su propio almidón.

Protagonistas de infidelidades clamorosas o de intrigas urdidas con sublime arte femenino, fueron siempre moneda de cambio para sellar alianzas. Prendas otorgadas para llamar a la paz a señores díscolos con esponsales tan majestuosos como improbables. Contrapunto ineludible, un hilo de aire fresco que se cuela por los corredores de la inexpugnable fortaleza. En el palacio de la manzana siempre brota una pera de espontánea alegría.


Su similitud hace su hermandad reconocible. Empezando por la piel de idéntica sustancia, solo diferenciada por el accidente del color. Ese amarillo suave que es una promesa de frescura. Ambas se consumen siguiendo un idéntico rito que puede ir desde el paciente cuchillo hasta el salvaje tarascón que tritura su masa entre los dientes. Pero, se sabe, las diferencias tienen por madre lo símil y en esa sutil desigualdad se construye una personalidad avasallante. Empezando por su forma esbelta, que revela una femineidad sinuosa que desmerece el aspecto de su parienta. Siguiendo por su jugo, que entrega generosa hasta que desciende por su homónimo accidente hasta bañar el pecho. Por último, el sabor de un dulzor anegado en agua fresca, que se deleita siempre con algo de júbilo.

Ella promete un deseo para ser cumplido sin complejos, más superficial, pero de una intensidad liberadora. Una pasión destinada a morir pronto, que dejará huellas tenues, no como aquella que produjo para siempre la condena del Edén. Nadie la toma tan en serio y pronto recibe el perdón de los pecados juveniles y de los descalabros que tiene la inmadurez como atenuante. Es una compañera deliciosa, pero de esas con las que es difícil establecer uniones duraderas. Son pocos los que en el invierno se acuerdan de las peras.

Su recuerdo está íntimamente ligado al verano y a su desparpajo. Se podría decir que, en comparación con la manzana, es una pésima estudiante. Vive obsesionada por el sonido del mar y gusta ser presentada en mesas de jardín, para servir de postre de almuerzos frugales a base de finas tajadas de fiambre. Sobre todo en mediodías soleados, en donde su cáscara parece brillar con luz propia. Creo que es necesario, para apreciarla, tener una cierta dosis de informalidad y algo de desenfado estival. Es una fruta orgullosa de ser estacional.

La vida sería muy pesada si sólo existieran las manzanas. Dios quiso darnos las peras para recordarnos que quiere hijos alegres. Los espíritus tristes son como los olmos, imposible pedirles que produzcan peras.

12 comentarios:

Angie Angelina dijo...

No se si tiene que ver pero de la pelicula The breakfast club (1985), yo me identificaba con el rol de Molly Ringwald, la "Princesa".
Tambien me gusta mucho el tema de sabina que se llama asi.
Saludos
Pd: tuve algunos problemas para entrar, lo intente varias veces hasta que lo logre.
Gracias
Que estes bien
Angie

Anónimo dijo...

Me gustó mucho tu publicación, gracias por escribirlo!

La herida de Paris dijo...

Gracias Angie, el problema ya lo arregló María. No conozco ni el tema ni la película, pero gracias por compartirlo. Yo en mi vida también tengo mis princesas, empezando por mis hijas (3), con mucho de pera y de manzana cada una.
Saludos.

Anónimo dijo...

Escribís muy bien, con música y poesía. No soy crítico literario, decir que conozco algo sería exagerar, pero no parece haber fisuras en el texto.
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(te felicito por Boca -puaj-)
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lo mejor para vos y tu geneize familia en estas fiestas.

La herida de Paris dijo...

Gracias Janfi, Feliz Navidad para vos y los tuyos también. En cuanto a boquita, esperaremos al final del martes para iniciar los festejos. Que no nos pase como "aquella vez".
Abrazo

Estrella dijo...

Opi, como la pera es mi fruta prefrida, elijo entre todos los textos éste. Cierto que no hay fruta más veraniega que la amable y jugosa pera.
Agrego que el dibujo me lo llevo, ¿puedo?
Un abrazo enorme para vos y María, es un placer haberlos encontrado por estos aires extraños.
¡Muchas felicidades!

La herida de Paris dijo...

Estrella, declaro solemnemente desde ahora y para siempre, que podés hacer el uso que quieras y de todos los dibujos que están o estarán en este blog.
Dicho esto te mando un gran beso y el deseo de parte de nuestra, de una Navidad vivida en plenitud.
Saludos.

Angie Angelina dijo...

Te deseo lo mejor en esta Navidad.
Me acuerdo un villancico:
"Del arbol nacio la rama,
de la rama nacio la flor,
de la flor nacio Maria,
de Maria nacio el Señor"
(Huachito torito-tradicional latinoamericano)
Besos
Angie

Jules Pantëre dijo...

uf, se me hizo agua la boca...
creo que la maravilla de este texto es eso mismo, lograr recrear la sensorialidad de la experiencia "frutífera".
Felicidades para vos y tu familia!!
chinchines navideños,
Jules

La herida de Paris dijo...

Angie, gracias por tu villancico. Estamos en plena corrrida para llegar a misa y dar inicio a los festejos.
Jules que tengas una Navidad con sana alegría de pera y algo de seriedad de manzana.
Saludos a ambas.

lilia dijo...

Transitando los últimos fríos de invierno vengo y te encuentro entre chinchines y villancicos navideños con familia y amigos pero no me contengo. Después de leer sobre El Rey Melón me pregunté ¿y la Pera? (mi favorita). Me alegró saber que tiene su buen lugar, ser la loca de la casa no está nada mal... está en buena compañía con la niña Imaginación. Su aroma es paradisíaco ¿eh? graaacias por esto y por resaltar sus líneas curvas, ja -por esos misterios del mercadeo también nos visita en invierno, quién sabe de dónde vendrá. Muy linda toda la serie.

La herida de Paris dijo...

lilia, gracias,también por retrotraerme a la Navidad del 2008, no me acordaba que había pasado tanto tiempo desde que había dedicado estas líneas a la pera. Todavía me quedan algunas frutas en el canasto de mi cabeza, de a poco espero ir sacándolas para ir completando lo que ya, como generosamente decís, se podría considerar una serie.

Saludos