sábado, 23 de mayo de 2009

Vida de lavar

La ropa se agolpa después de una larga espera arrumbada en un canasto de plástico que imita de lejos al noble mimbre. De allí fue entresacada con un implacable racismo, que sólo tuvo en cuenta el color de la superficie. La puerta se cierra y, detrás del monóculo de vidrio, aprietan sus narices las prendas ansiosas. Se reconocen las fatigas con que fueron impregnadas, sudores de gimnasio, chorreaduras arteras o los pliegues de una jornada de trabajo, que solo el “lifting” de la postrera plancha se encargará de borrar.



Comienza el lento llenado refrescante que todo lo cubre, mientras se reacciona el jabón, promesa de alegre espuma. Al poco tiempo inicia la acción con un suave movimiento ondulatorio, donde es posible percibir el desasosiego de una media que angustiada busca a su compañera. De repente una especie de huracán se desata, con un oscuro ojo en el centro y una enorme confusión que se concreta en el perímetro de un perfecto círculo de colores apretados. La velocidad hace imposible distinguir al individuo, y todo se transforma en una masa indefinida donde una erótica bombacha entrelaza su destino indiferente con una pudorosa camisa de puños apretados. Momento de suprema democracia es el centrifugado.

El lavarropas envejece entre quejidos y tiembla de emoción mientras despliega las distintas fases de su proceso tibio. A veces sorprende con algunos redobles de tambores ventrílocuos y otras parece que una voluntad de desplazamiento se apoderara de su dinámica existencia. No me sorprendería si un día lo viera cruzar trotando el comedor. Otras veces parece que está vivo y que con una acérrima voluntad creadora dibuja un universo a través de su redonda ventana. Al final a la ropa le espera el generoso sol de una terraza donde tenderse en un merecido reposo.


Otro mundo es el que describe el vecino lavaplatos. En él todo ocurre en una oscuridad misteriosa. Sus rígidos invitados se acomodan prolijos entre un enrejado que los somete a su orden. No hay lugar en su interior para un excesivo despliegue de libertades. En él conviven elementos de una asimetría inquietante, el desafiante cuchillo parece rozar la frágil copa, mientras se encolumnan los platos, como en un avión pronto a afrontar una tormentosa travesía. Su territorio es explícito modelo de una sociedad plural, donde es necesario superar las más evidentes diversidades.

El llenado es un proceso lento que puede durar incluso días y en los últimos se liberará de su interior un pesado aliento de muerte. Cuando llega la hora, se cierra la pesada puerta, que parece el puente levadizo de un castillo. A partir de ese momento, siempre algo solemne, todo se debe adivinar por los discretos rumores que emite el tímido artefacto. Hay un suave fluir de manantial y luego suaves zumbidos como de una siesta intermitente, que se acompañan con un enigmático titilar de luces indecisas. Nada sabremos sobre lo que ocurre dentro de su cuerpo, sólo la certeza de una sorpresa que llegará segura con la vajilla inmaculada. Se ha obrado el milagro. El futuro traerá un tranquilo destino de alacena.

La vida guarda siempre una semblanza de estos nobles colaboradores del transitar doméstico. Cuando la belleza irrumpe y nos muestra visible sus múltiples caras de radiante inventiva. Y también cuando la sorpresa nos gana ante lo que ocurre oculto a nuestros ojos. La vida necesita de ambos para ser vivida

12 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

Maravilloso, Opi!
pero si de "estos nobles colaboradores del transitar doméstico" podés reivindicar a la plancha te propongo para el Nobel de la Paz familiar, jajaj
te mando un beso enorme y el deseo de un buen fin de semana.

Estrella dijo...

Sólo vos podés escribir algo así al lavarropas y al lavaplatos.

Así y todo, después de la sorpresa y el disfrute, tengo algunas cosas que decir:

1)En mi casa hay un canasto especial para las medias que hasta ahora no han tenido suerte en la búsqueda de su compañera. Misterios ´de la vida cotidiana.

2) Cuando uno de mis bebes no paraba de llorar, lo único que lo calmaba era el rum rum del lavarropas. Así que el niño pasada largos ratos cerca del lavarropas.

3) No tengo lavaplatos, y es, hoy por hoy, una de las cosas que más deseo: lavo mil vasos por día! pero mi cocina no se acomoda fácilmente a un nuevo artefacto.

4) Excelentes los dibujos!

Buen fin de semana patrio para toda la familia!

La herida de Paris dijo...

Condesa, este texto nació teniendo como causa reciente los desperfectos de tu lavarropas marplatense y como inspiración remota el trajinar de María y su permanente subir a la terraza cargada de ropa, como un Sísifo agraciado. Todo cocinado en el insomnio del viernes.
Estrella, esa cocina necesita una remodelación. Nosotros estuvimos mas de un año sin lavaplatos por que lo dimos por muerto. Pero antes de llamar al temido service, le dimos una nueva oportunidad y arrancó perfecto hasta la fecha. Milagro Pascual.
Saludos

Mari Pops dijo...

que bien escrito,
Que detalle por su parte con un electrodomestico

desde ahora les debere mas respeto.
Saludos desde Andalucia (hoy fria)

La herida de Paris dijo...

Los electrodomésticos son aliados para el ocio, yo les muestro un respeto agradecido.
Saludos desde una Bs As que, sorprendentemente cálida, cumple 199 años.

Mari Pops dijo...

yo les doy cada patada

MQDLV dijo...

Llego acá, inspirada por un comentario que lei en lo de Estrella. Primera sorpresa: sos un hombre. Entonces empiezo a leer y me encuentro con un texto que me atrapa, y sigo, y de pronto pienso, es sólo un lavarropas. Me vuelvo a sorprender. Pero hay más que un lavarropas, hay narración. En fin. Pasé por acá. Me gustaron tus textos y me gustaron tus dibujos... Salut!

La herida de Paris dijo...

Soy un hombre que observa a su mujer siempre atareada entre tantos hijos y electrodomésticos. Gracias.

El cincuentón dijo...

Siempre con esta obsesión de preferir uno sobre el otro. ¿El mar o la montaña? Ahora: Lavarropa vs Lavaplatos. Me encantó la descripción. Y no exento de cierta cuota de resentimiento K, me manifiesto claramente partidario del primero. ¿Será porque nunca tuve lavaplatos en mi casa? Adoro escuchar como se pelean mis 8 hijos para decidir a quien le toca lavar...
BUENISIMO ABRAZO GRANDE

El Cincuenton dijo...

Me olvidaba... Che, no podés hacer algo para mejorar el tipo de letra? La d se pega a la siguiente. El texto es apretadito aún para mis lentes. 2.0 de aumento. Todas las letras se pegan, como los fideos de Grace en su comida inaugural. NO TE GUSTA UN ARIAL 22?

La herida de Paris dijo...

Que viejo estás.
Hablaré con la editora, para atender los reclamos de la tercera edad.
Saludos

María dijo...

¿Así te gusta, 5ntón?
Si no, en el tren venden unas lupas buenísimas!!
Beso.