La semana pasada me enfermé, cosa que por suerte me ocurre muy cada tanto. Me fue aconsejado un relativamente largo tiempo de reposo, en el que pude disfrutar de un “detrás de escena” de la vida familiar. Es decir, estar en casa en días y horarios en los que nunca estoy, despertar a mis hijos mayores para que vayan a trabajar y recibir a los menores a la vuelta del colegio. Y ver además el trajín incesante que despliega mi mujer para que la vida del resto transcurra. No es que no lo supiera, simplemente una cosa es saberlo y otra muy distinta, verlo.
Más allá de esta rica experiencia, me dediqué, tan pronto como mi salud me lo permitió, a tres actividades fundamentales: leer sobre pintura, escribir (y terminar) mis crónicas de NYC y ver los 30 primeros capítulos de In treatment. Experiencia, esta última, totalmente inédita ya que nunca había visto una serie con esta continuidad. Algo que produce un género intermedio entre el cine y la televisión.
La serie ya la conocía por haber visto capítulos sueltos, pero nunca había podido salir de la confusión que producen los relatos entrecortados. La posibilidad de verla en una dosis consistente permite valorar su excelencia. Desde la idea, que se ciñe estrechamente a un criterio minimalista del relato, pasando por las brillantes actuaciones, siguiendo con el sólido guión y culminando con la infinidad de detalles que van tejiendo las historias para que funcionen como un mecanismo perfecto. Todo puesto el servicio de crear un mundo, lo que es, a mi juicio, lo que define el arte.
Si bien nunca en mi vida fui a un psicólogo, tengo desde siempre una natural desconfianza hacia ese mundo. Sinceramente creo en la real incapacidad de dicha ciencia para ser una verdadera respuesta a los problemas del hombre. Esta desconfianza tiene su raíz en otra, que tiene un carácter metafísico. La convicción de que los problemas humanos nunca pueden ser resueltos desde su misma realidad. En definitiva, lo que se podría enunciar como el fracaso de la inmanencia. Los sistemas inmanentes, como el de Spinoza por ejemplo, son tan extraordinariamente bellos como inútiles a los fines existenciales.
Los desesperados intentos de Paul Weston por curar las neurosis de sus pacientes, y las suyas propias, son un buen ejemplo que refuerza mi natural difidencia. Sin permitirse, porque así son las reglas de esta ciencia, jamás introducir ningún criterio exterior en sus juicios, el terapeuta acompaña con maestría a sus pacientes por los vericuetos de su inconsciente, pero es un paseo del que raramente vuelven sanados. La necesidad de que todo criterio provenga de su propia consciencia hace que la decepción esté asegurada. La consciencia no es, mal que le pese a Kant, apta por sí sola para establecer una ley moral.
Yo creo que solo la trascendencia, en cualquiera de sus formas, hace al hombre capaz de intentar construir una estructura ética a partir de la cual establecer una conducta. La inmanencia, filosófica o psicoanalítica, siempre me produce una sensación de claustrofobia que termina por resultar insoportable. Veo con desesperación cómo mueren asfixiados en su propia atmósfera paciente y analista, y me dan ganas de correr a abrir las ventanas para que entre en los oscuros laberintos de sus mentes la luz que proviene de lo definitivamente Otro.
Una experiencia parecida a la que tuve cuando salí a la calle después de cinco días de encierro. El “buen día” del lustrabotas de la esquina me hizo saber que estaba nuevamente saludable.
10 comentarios:
Devoré las dos temporadas de In treatment. Una de mis hermanas anduvo como alma en pena. Qué te pasa, le preguntaba yo. "Es que lo extraño a Paul!", me contestaba la loca.
Ver series así, un capítulo tras otro, crea una especie de convivencia, de intimidad, que después se extraña, es muy raro.
En cuanto a la psicología, no le desconfío, porque tampoco espero demasiado. Es sólo una herramienta más para que, con suerte, podamos alivianar la carga de nuestras mochilas.
Estar en casa en horarios en los que nunca se está es casi como un día de calor en pleno invierno... se disfruta, se saborea, se vive distinto.
Saludos!
Primero, me alegro que estes mejor Opi y que bien haber apreciado el backstage de tu hogar.
muy buen programa In Treatment
Lo vi hace cosa de dos anios, ademas me gusta mucho Gabriel Byrne. Vio la pelicula "The usual suspects" no se como la llamaron por ahi pero esta tambien Kevin Spacey . Que buena!! ahi trabaja este mismo actor.
Es debate sobre la psicologia merece una intensa charla.
A veces necesitamos entendernos, darnos explicacion, desenredar conductas que vienen de un lugar oscuro
Confio en el psicoanalisis casi con exclusividad como terapia. Pero tambien reconozco que es tan ambiguo el ambito del espacio entre psicologo-paciente que es dificil analizar proceso y resultado. Mucha gente cree el psicologo escucha pasivamente o que da explicacion al simbolismo propio. Implica muchisimo mas
Por ej, que hacen los que no tienen fe. La fe me da rabia porque es cosa de elegidos. Por que Dios elige a unos y a otros no? Si ese estado de gracia es bueno porque no nos ayuda a tener fe? La Iglesia dice que es un don , un regalo. Por que a mi no me lo regala? En un punto tambien entramos en una zona de claustrofobia con la fe para los que ahora mismo no la gozamos. Es oscuridad por su ausencia.
De todos modos no reemplazaria los planos de la mente con los de la espiritualidad.
Despues visito de nuevo
Interesantisimo post (llego tarde a terapia :)))
Estrella y Mary, no pretendo abrir un juicio sobre el psicoanálisis, por que claramente no estoy en condiciones de hacerlo. Solamente comunico mis impresiones totalemnte subjetivas, que se dispararon a partir de una serie de TV.
En cuanto a las relacioens entre fe y psicoanálisis, eso si que da para un tema largo. Queda esbozado en el planteo entre inmanncia y trascendencia, pero no se agota en esto.
Lo que no admite discusiones es la calidad de In treatment.
Saludos
Debería ver esa serie. En cuanto al psicoanálisis, mi opinión de lego está en un punto intermedio entre la de un Mario Bunge, que lo considera poco menos que charlatanería sin método de ciencia, y los defensores a ultranza. Estoy seguro de que en algún momento no muy lejano el estudio del cerebro dará lugar a soluciones "duras" (farmacológicas o quirúrgicas) más eficaces para curar que el psicoanálisis.
Esta experiencia viene a traer aquello de "No hay mal que por bien no venga", estuviste enfermo pero sacaste provecho de ello.
No tengo ni idea si esta serie la han dado por aquí, es la primera vez que oigo hablar de ella, buscaré información. Me ha recordado a la magnífica película de Hitchcock, que también se desarrolla en un medio psiquiátrico, con el magnífico Gregory Peck.
Un saludo,
La semana pasada tuve mi primera experiencia con la psicología, aunque mucho no cuenta porque era parte del trámite de examen de salud para la facultad. No sigo In treatment, pero la charla que tuvimos podría haber dado para varios capítulos, supongo, por la forma que la tipa me repreguntaba ante cada respuesta mía.
No sé si es intercambiable o no, como dice Mary P., pero extraño las "entrevistas" con el padre Fernando. Su sabiduría y su especial calidez en el trato mano a mano, la manera de ayudarme a ver las cosas de una manera diferente, la sensación de irme renovada, sabiendo que hay Alguien que es capaz de "hacer nuevas todas las cosas", más allá de la vivencia personal de caer una y otra vez en lo mismo.
Rob me da un poco de miedo la solución "dura", casi que prefiero el psicoanálisis. quizás inútil pero menos invasivo.
Magda, me di cuenta que estoy muy bien preparado para la jubilación.
Ambos: busquen la serie que creo que me lo van a agradecer.
Saludos
Si, Fernando juega en otra liga. No es un médico de la mente, sino del alma.
¡Como lo extraño!.
Beso.
Hace mucho que no pasaba por estos pagos. Ostento el título de "paciente" dado de alta por un psicoanalista 100% psicoanalista y es verdad que esto es sólo un parte y que el error, el encierro y todo eso se da cuando se busca ahí todo, no?
Después de lo q escribís, me quedé pensando ¿me dio de alta o me dio de baja?
Lagarto, ni de alta ni de baja, capaz te dio simplemente "salida".
La inmanencia no es un peligro para el que tiene, como dice el salmista, "sed de Dios, como tierra reseca, agostada y sin agua".
Abrazo
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