sábado, 4 de abril de 2009

4/Cartas de Patricio: El pequeño

En Tagaste, provincia de la Numidia,
a dos días de los idus de mayo,
año MCXXIV a.u.c.



Amado hijo Agustín, te saluda tu padre.

Cierto que la notica nos ha tomado por sorpresa, como un relámpago en una serena mañana de agosto. Tu carta me ha desorientado, ya que parecen complicarse todos los planes trabajosamente trazados para tu futuro. Cómo has venido a caer en una situación de este tipo es algo que todavía no comprendo. Podrá haber sido el embate de Venus, tan violento que impidió refrenar tus instintos. Lo cierto es que nada se gana con lamentaciones. Habrá que acomodarse a la situación que este improviso advenimiento propone.

Tu madre por su parte ha quedado como paralizada. Las lágrimas le brotan a cada instante de sus ojos y se niega a hablar del asunto. Prefiere refugiarse en los balbuceos de la oración a un Dios que parece sordo a sus súplicas. Los motivos de su pena tienen otras fuentes que la de mis preocupaciones. Ella se acongoja porque considera tu pecado y el destino de tu alma; yo, más bien, sufro por la dificultad que presenta tu futuro próximo.

No sé cuáles sean tus planes con respecto a tu porvenir, aunque en lo inmediato me tranquiliza tu decisión de concluir tus estudios de este año en Madaura. El próximo será la hora de ir a Cartago a completar la retórica. Para ello cuento con la ayuda de nuestro querido vecino Romariano, que me ha cálidamente prometido recibirte en aquella ciudad. Entiendo que nada debería variar de este diseño ya que, según se desprende de tu carta, el niño llegará recién entrado el otoño.


Mi voluntad, entonces, es que confíes en tu madre para criarlo apenas nazca. Ella será una madre atenta y cuidará del pequeño con la delicadeza con que siempre asume sus tareas. Crecerá a la sombra de nuestros pórticos, rodeado de afecto y recibirá sus primeras letras donde tú las recibiste. Luego al terminar tus estudios decidirás sobre el futuro, mientras yo seguramente me habré evaporado en un recuerdo siempre más vago.

Piensa que las exigencias aumentarán con el correr de los meses y necesitarás de todo tu empeño para superar los escollos que seguramente aparecerán. Cartago es una ciudad difícil, por momentos violenta y desconcertante, en donde no es fácil salir airoso. En algún modo pervive entre sus muros el furor púnico y siempre subyace en su paisaje la inquietante presencia del rencor de Dido. Comprenderás cuántas dudas me asaltan, a la luz de tu conducta, pensando en las trampas que seguro te prepara una ciudad acostumbrada a devorar a sus hijos. La presencia del niño allí sería perjudicial para él y, sobre todo, para ti.

En cuanto a mí, confieso sin embargo que, a pesar de mi inquietud, no deja de ganarme una cierta ternura al pensar en la llegada del pequeño. La idea que mi sangre moribunda continuará a través de la tuya en una nueva vida atenúa el rigor de mi muerte. Es extraño el destino que me trae este regalo imprevisto, que vestirá el peristilo con sus pequeños pasos.

Que sigas bien.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De dónde son estas cartas? Yo recien estoy abordando la Nueva Alianza, (el sábado, en la fiesta de vigilia me bautizo, como antes, en Pascua!!!!! Estoy feliiiiz), y quiero leer más y más. Primero a San Pablo, que dice mi cura que es una delicia...

Besos. Lo contento que puede ponerse un hijo ante semejante carta.
Una vez, ante situación semejante, donde sufríamos ante un pronóstico de supervivencia de dos meses, un cirujano católico, creo que presidente de la asociación de médicos católicos, o algo asi- que tambien nos dijo muchas barbaridades, debo decirlo- nos dijo: dos meses en la vida de una familia pueden ser muy importantes.

Cuánta razón tuvo.

Anónimo dijo...

Perdón, repasando tus posteos anteriores, veo que los textos son..¿tuyos?, basados en San Agustín? entendí bien?

Vos sabes que por mi trabajo -en relación a la respuesta que me diste sobre los apóstaras- me obligó a hablar con la chica que encabeza el movimiento.

Fue una charla riquísima, dificil de sintetizar en en comment, pero lo curioso es que sus argumentos no eran la pérdida de su fe, sino la rebelión ante la decisión inconsulta de sus padres(?).

Le conté mi experiencia y se sorprendió mucho, por lo menos me escuchó con atención. Y el padre Domingo me dijo : muy bien!!!! hiciste una evangelización sin darte cuenta!

Vueltas de la vida.

Anónimo dijo...

fe de erratas:
apóstatas, no apóstaras.

La herida de Paris dijo...

MY, los textos son pura invención mia. San Agustín, nos dejó poco de su padre y por lo tanto un gran campo para la imaginación.
En cuanto a los apóstatas, qué decir, ser padre es entre otras cosas tomar decisiones inconsultas, pensando que se elige lo mejor para nuestros hijos. Tampoco los pregunté si querían estudiar, y los anoté en el colegio.
Da para largo, te reitero mi alegría por tu bautismo y te recordaremos durante la vigilia del Sábado.
Saludos.

Anónimo dijo...

Coincido plenamente respecto de los apóstatas. Un padre no consulta al hijo para vacunarlo, bañarlo y nutrirlo. Yo creo que debería respetarse el dercho a la apostasia siempre y cuando se trate de un quiebre en la fe.
Tus textos inventados son maravillosos, al punto de desconcertar. Me falta TODO por leer y creí que eran textos teológicos.

Te agradezco el recuerdo para el próximo sábado y espero que vos lo celebres con tu familia compartiendo panes y sidras.

Cariños.