jueves, 1 de noviembre de 2007

La pelícana y el androide

"Privé", Luis Alberto Spinetta)

Una pelícana,
con su ala partida
se echó a volar...
y se perdió en la tempestad...
y fue hacia la tierra,
donde habita el androide...
y esta magra tierra...
que es siempre la nada...
no la dejó volver atrás...
y nadie supuso,
que amaría...
La calcomanía de todos sus días...
se les quedó...
y pronto tuvieron un gran amor...
y procrearon varias aves androides...
y en este espacio tan veloz...
se busca vanamente toda la vida...
y ya no hay esmeraldas...
y es que al beber de una piel...
comprendió que era androide...
Miles de tormentas,
asolaron las comarcas...
y nos quedamos viendo,
en la ventana...
de aquel amor que fue tan fuerte...
Ave de Indochina...
perdida en la niebla de alta mar...
ya no te alejes de tu amor...
aunque ya sepas...
que él solo es...
un androide...


La imposibilidad de lo posible

Dos jóvenes de barrio, similares en tantos aspectos, pero separados por una abismo, a veces infinitesimal. Al observar su historia uno pretendería intervenir para limar las asperezas que los alejan. Parece mentira que sea imposible superar ese escollo, tan cerca están de llevar adelante su pequeña historia de amor condenada a un final trágico o feliz, depende. Este esquema es el molde donde se han llenado infinidad de historias románticas, que van desde Romeo y Julieta hasta la última tira de Adrián Suar. Su “gancho” consiste en la impotencia que genera en el lector (o televidente), apresado entre sus ramas, el no poder sortear los obstáculos que dilatan, en algunos casos hasta el hartazgo, la concreción de un sentimiento que aparece al alcance de la mano. Su fuerza reside en la proximidad de la meta, que siempre es alejada un poco más allá, provocando una ansiedad atrapante. Da ganas de invitar a Montescos y Capuletos a comer un asadito para que superen sus diferencias y se dejen de perseguir a la pareja que, feliz, se demostraba su amor en los balcones. Este es el final que seguramente hubiera tenido la obra si, en vez de Shakespeare, su autor hubiera sido algún libretista de la TV nacional. La estructura, por sí sola, no garantiza el éxito de ninguna empresa, ni su calidad, que reside en la pericia con que es llenada. Los esqueletos humanos se parecen todos un poco, pero no así las carnes que lo revisten.



Probemos de otra manera. El absurdo puede ser un camino posible para romper esquemas viejos, sin que tampoco este garantice resultados. Invertir los términos, para provocar a la mente y permitir otras posibilidades de lectura. En vez de separar lo naturalmente próximo, unir lo incompatible. Experimento difícil pero a veces fructífero. Como hacía Marcel Duchamp, con sus ready-mades: la inquieta rueda de bicicleta encolada al firme banquito de cocina, los clavos alineados en la pulida superficie de una plancha. En definitiva de eso se trata la pelícana y el androide, seres de mundos diferentes reunidos azarosamente por el amor en una tierra “magra”. Una metáfora que enuncia una tremenda potencia, devastadora de todo tipo de convenciones, aun aquellas que imponen las categorías.

Es el pelícano un pájaro de significación humana y trascendente. La leyenda que cuenta que en tiempo de carestías es capaz de alimentar a sus hijos con su propia carne hasta la muerte, lo instituyó, para la iconografía del medioevo en imagen, nada menos, que de Cristo. Un pájaro que significa el más perfecto de los hombres. Del otro lado algo que parece un hombre mas no lo es en modo alguno. Tiene del humano el aspecto, pero carece de lo que esencialmente lo distingue de las otras criaturas, precisamente su capacidad de amar. Lo que no parece, es (la pelícana), lo que parece, no es (el androide). Hasta aquí el planteo, ya de por sí interesante. Pero hay más, y eso es la poesía.


El absurdo rara vez emociona, y este es uno de estos casos, al menos para mí. Siempre he seguido apasionadamente esta historia de amor, coloreada con una música triste, que no se condice con una historia realmente simple y feliz, generosa de frutos, que se destacan de un escenario arrasado por la nada. Allí están nuestros extraños amantes, con sus extraños hijos que imagino correteando con el buche henchido y las patas flacas, echando chispitas por alguna antena que denuncie sus robóticos genes. A ellos se nos invita a observar, reverentes, desde la ventana. A ese “amor que fue tan fuerte”, superador de las más ontológicas diferencias. Un androide que a través del amor de un pájaro quizás llegue a ser un hombre. Tal vez también a nosotros nos toque recorrer ese camino, repleto de tempestades.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

increible,la relacion que hiciste con el dadaismo,con lo que es y intenta SER y con lo que no es y parece.Esa cancion siempre llevo inscripto algo mucho mas profundo que una buena historia,esa cancion intenta demostrar la busqueda mas profunda de la humanidad.EL AMOR HACIA LO DISTINTO ,LO TRANSCENDENTE.
Spinetta amigo,siempre en tu busqueda de imposibilidades posibles...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias por la lectura. Un blog, este en particular, es también una busqueda de hacer un contacto distinto y por que no, trascendente. Me alegro que te haya gustado, es una canción realmente increíble.
Bienvenido

Anónimo dijo...

coìnsido totalmente, me parecio increible la relacion que hiciste, esta lectura me ayudo mucho para entender y sobre todo refleccionar sobre algunos puntos del ser humano. gracias y suerte...

Lucas, 15 años.

La herida de Paris dijo...

Gracias Lucas, qué bueno tener visitantes tan jóvenes. Me alegro de haberte sido útil en tus reflexiones, que tiene tanto tiempo por delante para ser desplegadas.
Saludos

Anónimo dijo...

Es tremenda tu interpretación. Me encantó eso de ''parece (pero no es)'' y todo lo demás que escribiste

Gracias por postear esto, me gustó mucho... Y aparte, un temazo del flaco

Seguí así, chau
Fabrizio Barrera

La herida de Paris dijo...

Fabrizio, bienvenido y gracias.
Este es, sobretodo (no aparte), un temazo. Lo parece y lo es.
Saludos

Unknown dijo...

Me encanta esta canción. Me gusta tu forma de interpretarla. Felicitaciones, tu blog está muy bueno. M.

La herida de Paris dijo...

Maga, es realmente una gran canción, y como tal ofrece múltiples lecturas. Esta es sólo una posible y me alegro que te haya gustado.
Saludos