viernes, 26 de octubre de 2007

Florencia en cuatro días

0. INTRODUCCIÓN BREVE

La particularidad de Florencia radica en la luz intensísima con que brilla durante dos siglos (XV y XVI), en los cuales se despliega el movimiento que se conoce como Renacimiento. No es este el lugar para intentar comprender las razones que explican por qué en esta ciudad se da este fenómeno de magnitudes planetarias y que signa toda la historia de Occidente, pero se intentará dar algunas líneas que permitan orientarse.

Como es lógico imaginar, no comenzó todo en un momento preciso, sino que una suma de causas en apariencia dispersas confluyeron para que los hechos ocurrieran de esta manera. Entre los más notorios, entre otros motivos, señalaremos las condiciones geográficas y su ubicación dentro del mapa de la península; las vicisitudes políticas que la fueron perfilando como ciudad de importancia en el tablero de Europa; el espíritu comercial que le permitió acrecer su poderío económico y organizar su sociedad en una determinada forma que favoreció el auge de la actividad artística, y, no menos importante, una especial inclinación de su gente hacia las artes.

Dentro de este contexto es indudable la influencia que sobre las artes figurativas tuvo la obra literaria de quien fuera el más grande poeta de la era cristiana: Dante y, en menor medida, Boccaccio, y Petrarca posteriormente. Desde allí parte como un camino posible la recuperación de la Antigüedad clásica, pero no como simple copia, sino como modelo desde donde construir un nuevo lenguaje. También en el campo de las artes figurativas hubo predecesores ilustrísimos que se pusieron en la dirección que después desembocaría en el Renacimiento, entre ellos Giotto y Arnolfo di Cambio, por nombrar a los de importancia más decisiva.

Este camino fue emprendido por tres artistas a quienes se les reconoce la paternidad en cada una de las vertientes de las artes figurativas: Massaccio para la pintura, Donatello para la escultura y Brunelleschi para la arquitectura. A partir de estos tres, se produce un verdadero aluvión de artistas como jamás se dio en ninguna otra ciudad del mundo por calidad y cantidad. A ellos encontraremos a lo largo de los cuatro días en que recorreremos sus calles y museos. Hacer la nómina de estos artistas sería extenso, pero es imposible no señalar la presencia de dos cuyo prestigio e influencia perduran hasta nuestros días: Leonardo da Vinci y Michelangelo Buonarotti.



El Renacimiento es un período en donde no se concretaron propuestas en el campo urbanístico, quedando las mismas en el plano de proyectos ideales. Razón por la cual, el tejido de la ciudad permanece en su gran mayoría con su trazado medieval. La ciudad se organiza a partir de dos centros fácilmente identificables. El Duomo (día 1), como núcleo religioso, y la Piazza della Signoria (día 2), que reúne al poder civil. Fuera de estos dos polos, se ubican a ambos lados las basílicas, antiguamente ubicadas fuera de la cinta muraria, constituyendo centro de los barrios apartados. Estas son Santa Maria Novella (día 1), del orden de los dominicos, y Santa Croce (día 4), del de los franciscanos.

Opuesto a estos elementos organizadores del plano de la ciudad, aparece el Arno, vía navegable importantísima en la Antigüedad y con quien Florencia entabla una relación amorosa, que a veces tuvo frutos amargos, como en la último gran aluvión que sepultó parte de la ciudad el 4 de noviembre de 1966. Catástrofe de la que se descubren señales ostensibles a cada paso. Cruzando algunos de los numerosos puentes, entre los cuales es el Ponte Vecchio el decano, se accede al “Oltrarno” (día 3), que también tiene en Palazzo Pitti su centro civil y su gran basílica románica en San Miniato.

Es necesario, antes de terminar, hacer una breve referencia a la historia de la ciudad, que tiene un origen romano que se ubica cercano al nacimiento del Imperio. Durante la baja Edad Media (siglos XII y XIV), la ciudad participa de las guerras civiles entre las facciones de guelfos y ghibellinos, y se afirma como potencia frente a las otras ciudades de la Toscana. Esta es la época de discordias y enconos, que contará con un testigo de excepción en Dante, que tanto sufrió en carne propia los embates de las distintas facciones.

Entre los muchos cambios producidos, se comienza lentamente a afirmar una burguesía que, agrupada y organizada a través de las distintas artes (especies de antiguos sindicatos), va preparando el terreno para permitir que florezca el Renacimiento. El mismo, sin embargo, se produce con la llegada al poder de una aristocracia que tuvo como actores prácticamente exclusivos a la dinastía de la casa Medici, comenzada bajo la dirección de Cosimo il Vecchio (1389-1464) y que conoció su momento de mayor esplendor con Lorenzo el Magnifico (1449-1492). La misma estuvo, salvo algunas interrupciones, por tres siglos en el gobierno del Estado. Con la decadencia de los Medici, la ciudad tuvo un período bajo la administración de los Habsburgo, que tuvo su momento de esplendor bajo Pietro Leopoldo (1765-1790) para luego integrarse en las luchas por la unidad de Italia, de la que fue capital durante 6 años (1865-1871).

Las dimensiones reducidas del centro histórico tienen como ventaja que todo el recorrido puede realizarse a pie, sin tener que recorrer distancias excesivas. La parte negativa de esta fabulosa concentración de objetos de arte hace que la presencia masiva de turistas complique los desplazamientos y los ingresos a los lugares que deben ser visitados.


1. PRIMER DÍA: Il Duomo

• Battistero

Dónde: Frente al Duomo.

Autor: La estructura sería del siglo V, mientras que tanto la decoración exterior como los mosaicos interiores son de aproximadamente el siglo XI-XIII. Las puertas son de A. Pisano y de Lorenzo Ghiberti (2).

Qué ver: Fundamental detenerse en las puertas, en donde se puede ver muy claramente la evolución estilística. La primera, de A. Pisano (1330), es de neto estilo gótico y se encuentra, mirando desde la fachada del Duomo, en la pared izquierda. En la pared opuesta se encuentran las primeras realizadas por L. Ghiberti (1403), en estilo tardo gótico. Por ultimo, en la pared ubicada frente a la fachada del Duomo, se encuentran las llamadas por Michelángelo “puertas del paraíso”, realizadas por el mismo Ghiberti (1425), ahora ya en el estilo del Renacimiento. En cuanto al interior, de estilo románico, poner atención en los mosaicos realizados alrededor del siglo XIII, probablemente ejecutados por artistas venecianos.

Nota: “Il mio bel San Giovanni”, como lo recuerda con ternura Dante desde su exilio, es el más antiguo de los edificios del conjunto y por lo tanto el único que conoció el poeta. Se puede percibir la particular manera de interpretar los estilos que tenían los florentinos, en este caso el románico. Sobre todo se nota esto en el tratamiento de la fachada con el revestimiento con motivos geométricos simples. Reflexionando sobre este particular, se puede entender por qué surgirá en Florencia el Renacimiento algunos siglos después. El encargo de una de las puertas, las primeras que realizó Ghiberti, fue otorgado al mismo mediante un concurso realizado en 1401, en el cual participaron seis concursantes, entre ellos el joven Filippo Brunelleschi. El concurso se realizaba a partir de la realización de uno de los cuadrantes de la puerta, en que se debía representar el sacrificio de Isaac. El reñido concurso, que por fin otorgará con justicia la victoria a Lorenzo Ghiberti, es uno de los puntos de quiebre entre el modo tardo gótico y el novedoso Renacimiento, de quien Brunelleschi fue uno de sus iniciadores principales.


• Il Campanile

Dónde: A la derecha de la fachada principal.

Autor: Il Giotto (1334), continuado a su muerte por Andrea Pisano (1337) y terminado por F. Talenti (1359).

Qué ver: El exterior.

Nota: Como en el caso anterior, es un ejemplo de la forma de entender el gótico por los florentinos. La decoración geométrica, con los dibujos en mármol, verde de Prato y rojo de Maremma sobre fondo blanco Carrara, son más complejas que las utilizadas en el Batisterio y prevalecen sobre la decoración gótica. Es también notable la gran amplitud de los vanos que a medida que se suceden los planos hacia arriba aumentan en dimensiones y en complejidad, describiendo así un camino del gótico, que con el correr de los años se va haciendo más audaz.


• Il Duomo

Dónde: Por su imponente cúpula se distingue desde cualquier parte de la ciudad, siendo de esta manera el edificio más representativo de la misma, de la que se constituye en símbolo inequívoco.

Autor: Arnolfo di Cambiom el planteo original (1296), y Brunelleschi, la cúpula (1420-1436), las tribunas muertas y la linterna (1445-1461).

Qué ver: En el exterior se pueden ir descubriendo los distintos estilos que denotan las diferentes épocas de la construcción. Las arcadas ciegas de medio punto, en los laterales, representan el período románico (el primer segmento del lateral derecho es el más antiguo y sirvió de modelo al resto de la iglesia). Las puertas y ventanas, así como las arcadas del interior, pertenecen al gótico, mientras que la grandiosa cúpula con su tambor octogonal es del Renacimiento, como también lo son las llamadas tribunas muertas, que agregó con maestría Brunelleschi y que ocupan los lados del octógono entre las capillas con cúpula. La linterna que corona la cúpula, también del mismo autor, representa la fase más madura de la obra del mismo y se trata de un Renacimiento de última generación, que de alguna manera nos introduce en los períodos sucesivos. En lo que se refiere al exterior, cabe señalar que la fachada principal pertenece al siglo pasado (1871) y está realizada en un estilo de inspiración romántica, que imita un gótico por demás recargado. En el lateral izquierdo, una vez rodeada la cúpula, imperdible la “porta della mandorla” de inicios del 1400, pero todavía de gusto gótico con ya algún anticipo del Renacimiento. Pasando al interior, se puede apreciar la amplitud del mismo, resaltado por la severidad de su decoración. Notable es el ancho de las arcadas que limitan la nave principal que, a pesar de ser apuntadas, poco tienen del gótico. En la capilla que se encuentra en uno de las diagonales donde apoya la cúpula (la izquierda) se puede ver la puerta de bronce (1445-1469) que realizara Lucca della Robbia, con ayuda de Michelozzo. Para los conocedores de la historia de Florencia, en esta Capilla tuvo lugar la famosa conjura de la familia Pazzi contra los Medici, en donde fue asesinado durante la consagración Giuliano de Medici, salvando la vida milagrosamente su hermano Lorenzo el Magnífico.

Nota: Este singular edificio posee la característica de ser un típico ejemplo de la transición operada desde el gótico hacia el Renacimiento. Los distintos estilos conviven en buena armonía, gracias a que prevalece un carácter típicamente florentino que domina toda la obra. Está lleno de contradicciones, pero en ello radica fundamentalmente su interés. Los arcos de la nave, a pesar de ser apuntados, son casi tan anchos como altos; la cúpula, solución típica del Renacimiento, tiene a su vez un perfil gótico; las fachadas reciben un tratamiento plano y geométrico, también clásico del Renacimiento, pero conservan formas góticas, etc. Toda la obra en realidad cuenta el abandono del extranjero gótico para permitir la afirmación de un estilo local.


• Museo dell’Opera del Duomo

Dónde: Frente al ábside del duomo.

Qué ver: El museo se encuentra lleno de elementos que fueron siendo retirados a lo largo de los siglos tanto del Duomo como del Battistero y del Campanile, por lo tanto resulta útil para reconstruir la historia de estos edificios que tuvieron un papel tan determinante en la ciudad. Dentro de la cantidad de obras que alberga el museo, se destacan la Piedad de Miguel Ángel y las cantorías de Luca della Robbia (1431) y Donatello (1433).

Nota: Subiendo por la escalera nos encontramos con la Pietá Nicodemo, esculpida con la forma “non finita” cara a su autor en 1553, obra madura que contrasta por su concepción con la más famosa de San Pedro en Roma. El artista, no contento con el resultado de la misma, la destruyó en parte, y fue restaurada y llevada a término con poca arte por uno de sus discípulos. Las cantorías se encuentran juntas en paredes opuestas de la misma sala y mucho se puede deducir de la comparación de ambas. Entre otras cosas, el distinto tratamiento dado a los marcos arquitectónicos en donde ambas se desenvuelven, siendo construido con más rigor clásico el de Donatello, lo que se explica por sus estadías en Roma en compañía de Brunelleschi, lo que le daba un mayor compromiso con las incipientes ideas del Renacimiento.


• Palazzo Medici Riccardi

Dónde: Tomando la Via dei Martelli que sale mirando la fachada principal del Duomo, paralelamente a la misma hacia su izquierda, se camina hasta llegar a Via de’Gori y cruzando la misma, en la esquina, surge la mole del palacio

Autor: Michelozzo (1444-1464).

Qué ver: El patio y, en el piso superior, la capella dei re Magi con los frescos de Benozzo Gozzoli (1460).

Nota: Construido para Cosimo il Vecchio, fue la residencia de la familia hasta 1665. Ejemplo típico de palacio del Renacimiento, se señala el tratamiento de la fachada, que se va haciendo más sutil a medida que se sobreponen los pisos. También es interesante el austero patio de ingreso, donde se nota el problema del ángulo débil en la unión de los paramentos que traerá tantos dolores de cabeza a los arquitectos durante el Renacimiento. En realidad, dicho problema no es otro que el de hasta dónde se debe respetar la geometría. Michelozzo se somete a ella a pesar del efecto resultante, que es la debilidad señalada. En el interior se encuentra la Capilla de los Reyes Magos, que en realidad representa a los “famosos” de la época y entre ellos por supuesto se encuentran retratados los dueños de casa.


• San Lorenzo

Dónde: Retomando Via de’Gori hacia la derecha, después de uno 100 metros se desemboca en la Piazza de San Lorenzo y al frente se encuentra la descarnada fachada de la iglesia homónima.

Autor: Brunelleschi en 1442, según los planos realizados por el mismo en 1420.

Qué ver: El interior, en donde se captan las proporciones armoniosas típicas del Renacimiento y la decoración austera compuesta de elementos en piedra serena que se recortan sobre las paredes de revoque blanco. Interesantes también los dos púlpitos de bronce obra de Donatello (1460). La fachada interna tiene un balcón realizado por Miguel Ángel.

Nota: El encargo de la renovación de esta antigua basílica consagrada a San Ambrosio en el 393 fue hecho por Cosimo I de Medici a Brunelleschi . Constituye uno de los primeros y más claros ejemplo de la arquitectura del Renacimiento. El autor no pudo llevar a una perfecta concreción sus ideas por tratarse precisamente de una refacción y se encontró con problemas, sobre todo en el encuentro entre las naves laterales y el transepto, y entre las naves laterales y las capillas, que más adelante resolvería con maestría en Santo Spirito. Sin embargo, estas mismas dificultades ponen en evidencia la maestría del arquitecto.


• Sagrestia Vecchia

Dónde: En la pared que cierra el transepto a la izquierda del altar, hay una pequeña puerta a la derecha de la misma que nos introduce.

Autor: Brunelleschi (1420-1429).

Qué ver: El interior, de planta central, y también la decoración de la misma realizada por Donatello. También son interesantes los monumentos fúnebres a Piero y Giovanni de Medicis, hijos de Cosimo il Vecchio, y por lo tanto padre y tío respectivamente de Lorenzo el Magnífico, que encomendó la construcción de los mismos al Verrochio en 1472.

Nota: El espacio cuadrado coronado con cúpula nervurada está realizado en modo de poner en evidencia la pureza de las formas geométricas simples. Se utiliza también en este caso para la división de los paramentos la pietra serena sobre revoque. La precisión con que está llevada a cabo toda la decoración se nota especialmente en la colocación de los círculos tangentes que sirven para conectar los distintos miembros. El interno de los ocho medallones (4 sobre las lunetas y 4 en las pechinas de la cúpula,) que representan a los evangelistas, son obra de Donatello. También del infatigable Donatello son las dos puertas a ambos lados del ábside que, a decir verdad, son una intervención poco feliz, más allá del preciosismo demostrado por el autor en la ejecución de las hojas en bronce. Esta pequeña capilla introduce uno de los temas capitales de todo el Renacimiento, que es el de la centralidad, y que tendrá durante todo el período y en los siguientes un amplio desarrollo.


• Biblioteca Laurenziana

Dónde: Saliendo de la Sagrestia Vecchia giramos a la derecha y en la pared del transepto se encuentra la puerta que nos lleva al claustro, en estilo brunelleschiano (1475). Subiendo al primer piso del mismo, se encuentra el ingreso a la biblioteca.

Autor: Miguel Ángel (1524).

Qué ver: El vestíbulo, que sirve como ingreso a la sala de lectura con la famosa escalera que se derrama en el mismo, y la sala propiamente dicha.

Nota: Constituye una experiencia sin duda singular el pasar de la tranquila armonía de San Lorenzo a la complejidad torturada de este interior, que refleja también las diferencias de carácter de ambos autores (Brunelleschi y Miguel Ángel), más allá de estar separadas ambas obras en el tiempo por más de un siglo. Dicha diferencia se hace más evidente al estar ambos espacios resueltos con materiales similares. Miguel Ángel realiza en el vestíbulo una inversión de la lógica de los elementos, colocando las columnas dentro de nichos y haciendo sobresalir las paredes, quedando de esta forma las columnas reducidas a un mero papel ornamental, destruyendo su clásica función portante. El espacio, además, tiene características singulares por su gran altura, siendo relativamente pequeño, hecho además que es puesto en evidencia por las grandes dimensiones de la escalera. El vestíbulo, así, resulta un espacio ciertamente inquietante, que se coloca dentro del período conocido como manierismo, del cual Miguel Ángel es uno de sus precursores y que se caracteriza por la transgresión a los órdenes de la arquitectura. El largo rectángulo que compone la sala de lectura en el primer piso tiene características más canónicas y reposadas que se condicen con su función.


• Sagrestia Nuova

Dónde: Saliendo de la iglesia, se camina bordeando el lateral de la misma y, dando vuelta a la construcción de la capilla de los príncipes, se llega al ingreso a las capillas. Se sube por una escalera hasta llegar a la Capella dei Principi (1602), que no reviste mayor interés más allá de la preciosidad de los materiales con que está construida. Saliendo de la misma por la puerta de frente a la de ingreso, se atraviesa un corredor que nos lleva hasta la Sagrestia Nuova.

Autor: Miguel Ángel (1521-1524).

Qué ver: El interior de la misma, con el trabajo sobre las distintas paredes en donde se agolpan los motivos clásicos interpretados en el particular estilo del autor. En las paredes a los lados del ingreso se encuentran las tumbas de los Medici, también realizadas por Miguel Ángel. A la izquierda se encuentra la tumba de Lorenzo, duque de Urbino y nieto del Magnífico, retratado en actitud pensativa y por eso llamado “il pensieroso”. A los pies de la misma y recostadas sobre el sarcófago se encuentran las figuras que representan a la Aurora y al Crepúsculo.
En la pared de enfrente a la anterior se encuentra el sepulcro de Giuliano, duque de Nemours, tercer hijo del Magnífico, y representado como un guerrero, en igual situación que la anterior se encuentran en este caso las figuras que representan alegóricamente a la Noche y el Día.
Frente a la pared del altar se encuentran en un simple sarcófago los restos, esta vez sí, de Lorenzo el Magnífico y de su hermano Giuliano, trágicamente asesinado en la conjura de los Pazzi. Sobre el sarcófago, diseñado probablemente por el Vasari, se encuentra una escultura de la Virgen con el Niño, de Miguel Ángel, mientras que a ambos lados las figuras de los santos Cosme y Damián, realizadas por discípulos del mismo.

Nota: La Sagrestia Nuova lleva su nombre por comparación con la Vecchia del Brunelleschi. La novedad de una sobre la otra se hace evidente por el tratamiento de los muros, en donde los órdenes arquitectónicos se agolpan con una gran variedad de motivos. Toda la disposición de los elementos evoca el dramatismo típico de las obras del autor. La obra, iniciada por encargo del cardenal Giulio de Medici (después Clemente VII) y del papa Leon X en 1524, fue interrumpida con la partida del artista a Roma y quedó inconclusa, faltándole los sepulcros de sus respectivos padres, Lorenzo y Giuliano, que seguramente hubieran dado al complejo un aspecto aún más grandioso. De todas las esculturas presentes, se destacan por su expresividad los pares, de la Aurora y el Crepúsculo, y del Día y la Noche, que simbolizaban “el tiempo que todo lo consume” según la interpretación del mismo Miguel Ángel.


• Santa Maria Novella

Dónde: Desde el ingreso a las capillas se toma a la izquierda por la Via del Giglio hasta la finalización de la misma en via dei Banchi, en donde torciendo ligeramente a la derecha se desemboca en la plaza del mismo nombre.

Autor: La fachada de la iglesia es de Leon Battista Alberti.

Qué ver: La plaza, con su característico obelisco apoyado sobre cuatro tortugas de bronce de Giambologna (1608). La fachada de la iglesia y el interior de la misma, donde revisten gran interés las capillas a los lados del altar mayor. A la derecha del mismo se encuentra la Cappella de Filippo Strozzi, totalmente afrescada por Filippino Lippi (1497-1502), que prefigura el manierismo. La capilla a la izquierda del altar, conocida como Cappella Gondi, que fue realizada por Giuliano da Sangallo, contiene en la pared del fondo el célebre crucifijo de madera de Brunelleschi (1410), realizado como consecuencia de una apuesta con Donatello. En la capilla del altar mayor se encuentran a su vez los frescos del Ghirlandaio, ubicados en la bóveda y en las paredes. Por último, en una de las capillas de la nave lateral izquierda (la cuarta empezando del altar), se encuentra la “Trinitá” del Masaccio (1427), fresco ejecutado con una perspectiva trazada científicamente, según el método de Brunelleschi, que es un ejemplo de rigor en cuanto a la representación del espacio, problema central del Renacimiento.

Nota: La fachada del edificio fue comenzada alrededor del 1300 en un estilo similar al del Battistero, con el agregado de algunas formas góticas. Interrumpida su construcción, fue retomada por Alberti en 1470, quien realizó la parte superior de la misma por encargo de la familia Ruccellai, llevando a la práctica sus teorías sobre la arquitectura, que sostenían la utilización de formas geométricas simples. Genial fue la solución adoptada para unificar el corte basilical en la fachada adoptando las volutas laterales, dando así respuesta a otro problema fundamental para los arquitectos de la época. El interior es otro ejemplo del particular modo de interpretar el gótico por parte de los florentinos. Incomprensión que es uno de los caminos que conducen al Renacimiento.


2. SEGUNDO DÍA: La Signoria

• Galleria degli Ufizzi

Dónde: Ubicada en el piazzale homónimo, que se extiende entre la piazza della Signoria y el Arno. El palacio, construido para albergar oficinas administrativas, fue encargado por Cosimo I de Medici (descendiente del ramo iniciado por el hermano Cosimo il Vecchio) entre 1560 y 1580. El hijo de Cosimo I, Francesco I, fue el que comenzó a utilizarlo como galería para albergar las obras de arte de la familia Medici.

Autor: Vasari realizó el proyecto original de Cosimo I y el Buontalenti realizó las obras bajo Francesco I.

Qué ver: Es sabido que aquí se encuentra una de las colecciones más importantes del mundo. Llegados al segundo piso, se comienza la recorrida, que respeta un orden cronológico, que arranca con los primitivos del 200 y llega hasta el barroco. También hay escultura clásica, como la famosa Venere dei Medici, ubicada en la sala diseñada por el Buontalenti en estilo manierista tardío. La colección no solo comprende los más grandes artistas italianos, de Giotto a Caravaggio, sino que hay gran cantidad de pintura flamenca (Rembrandt, Rubens, van Dyck y alemana). Quizás dentro de la colección lo más visitado y conocido sea la sala del Botticelli, con La Primavera y El Nacimiento de Venus, realizados ambos alrededor 1480 para Lorenzo di Pierfrancesco de Medici e inspirados en los versos del Poliziano.

Nota: El recorrido por los Ufizzi permite apreciar 400 años de la historia de la pintura guiados por los más importantes protagonistas de la misma. Es interesante la comparación de los distintos períodos, las novedades técnicas y formales que cada uno aporta, y la manera en que cada artista de acuerdo a su tiempo interpreta el mundo. Entre la increíble variedad se señalan algunas obras, según el orden de aparición, para ser observadas con mayor atención. En primer lugar, la conocida como Madonna Rucellai, de Duccio di Buoninsegna (1285), antiguamente en la capilla de la familia en Santa María Novella.. De este período se señalan la Madonna in trono col Bambino del Giotto (1310), Madonna in maestá de Cimabue (1290) y la Annunciazione de Simone Martini (1333). En un período posterior, encontramos la sorprendente Battagia de San Romano de Paolo Ucello (1456) que, junto con otros dos similares (Louvre y National Gallery Londres), ornaban los aposentos de Lorenzo el Magnífico. Superada la sala del Botticelli, encontramos más adelante el Battesimo di Cristo del Verrochio, en donde colaboró su discípulo (ángel de perfil y fondo) Leonardo da Vinci, del que vemos una Adorazione dei Magi, (1481) que el artista dejó inconclusa por su partida a Milán. Algunas salas más adelante, encontramos la redonda Sacra Famiglia de Miguel Ángel (1504) y en la siguiente sala, de Raffaello, el retrato de León X (Giovanni de Medici) con los cardenales Giulio de Medici (después Clemente VII) y Luigi de’Rossi, y la Madonna del Cardellino (1506). En la sala del Tiziano encontramos del mismo la Venere di Urbino (1538) y más adelante, para cerrar esta brevísima reseñ,a encontramos en la sala llamada del Caravaggio y Rembrandt, del primero una de sus más tempranas obras, el Bacco adolescente (1589), y del segundo el Autoritratto senile, (1664), de los más logrados entre los muchos que realizó el maestro holandés.


• Piazza della Signoria

Dónde: Saliendo de los Uffizzi, en uno de los extremos del piazzale del mismo nombre se abre el amplio espacio de la piazza, una entre las más famosas de Italia.

Autor: Fue tomando su actual forma a través de los siglos, siendo sucesivamente agrandada (siglos XIII y XIV) con la demolición de las casas de las más importantes familias ghibellinas. Dentro de la misma se encuentran importantes obras de arte, como la fuente del Neptuno del Ammannati (1563), el monumento de Cosimo I del Giamblogna (1594) y la Loggia dei Lanzi, cuyo diseño es atribuido al Orcagna (1376-80).

Qué ver: La plaza, dominada por la imponente mole del Pallazzo Vecchio, tiene sobre uno de sus ángulos la no muy feliz fuente del Nettuno, despectivamente conocida como el “Biancone”, que mereció el ácido comentario atribuido a Miguel Ángel: “Ammannato, Ammannato, che bel pezzo di marmo hai rovinato”. Giambologna, que colaboró en alguna de las figuras de la fuente anterior, realizó la estatua ecuestre que se encuentra a la izquierda y que retrata la figura de Cosimo I de Medici. A la derecha de la fuente se encuentra la copia del David de Miguel Ángel, cuyo original fue allí instalado en 1504, retirándolo de la gallería della Accademia a fines del siglo pasado (1873) para protegerlo de la intemperie. La plaza se encuentra rodeada de importantes palacios, entre los que se destaca el Palazzo Uguccioni, frente al lateral del Palazzo Vecchio, sobre la via de Gondi. Se destaca en uno de los laterales de la plaza la llamada Loggia dei Lanzi, cuyo contenido se verá aparte.

Nota: La plaza es el centro cívico de la ciudad, teatro de los principales eventos de su historia. Entre ellos se señala, con un disco de granito, unos diez metros delante de la fuente, el lugar donde fue ajusticiado por orden de Alassandro VI (Borgia) el fraile dominico Girolamo Savonarola el 23 de mayo de 1498.


• Palazzo Vecchio

Dónde: Uno de sus ángulos domina la plaza para luego continuar por via de Gondi. La parte posterior da sobre vida dei Leoni y, por último, la via de Ninna lo separa de los Ufizzi.

Autor: El núcleo original erigido entre 1299 y 1314 comprendía una antigua construcción sobre la cual Arnolfo di Cambio agrega la imponente torre. Es ampliado sucesivamente en 1343 (lado sobre via de Ninna); en 1495, bajo la dirección del Cronaca (lado sobre via de Gondi con el Salone dei Cinquecento), y en 1511 (fachada sobre via de Gondi). En 1540 el Vasari realiza intervenciones en el interior y en la parte posterior intervinieron sucesivamente Battista del Tasso (1549-55) y el Buontalenti (1588-92).

Qué ver: Superado el acceso, se encuentra el pequeño patio renovado por Michelozzo (1470) en el estilo del primer Renacimiento. Detrás del mismo se ubica la monumental escalera del Vasari por donde se sube hasta el primer piso, donde se encuentra el Salone dei Cinquecento, del Cronaca (1495), imponente por sus dimensiones y totalmente afrescado. En el mismo, sobre uno de los lados, grupo marmóreo de Miguel Ángel conocido como Genio della Vittoria (1532), probablemente realizado para la tumba de Giulio II. Por una pequeña puerta, a la derecha del grupo, se entra en el estudio de Francesco I de Medici obra del Vasari (1570), ambiente angosto y largo totalmente afrescado. En el segundo piso se encuentran varios salones de diversa importancia, entre los que se destaca la pequeña Cappella della Signoria, decorada en su totalidad por pinturas del Ghirlandaio (1514).

Nota: Símbolo de la República, fue construido como sede del Priorato de las Artes y por lo tanto tuvieron aquí sede las principales instituciones de la ciudad. Ejemplo de arquitectura civil, es muestra del modo austero de entender el gótico por parte de los florentinos, también en la tipología de edificios públicos. La torre, visible desde toda la ciudad, crea un contrapunto con la cúpula construida posteriormente por el Brunelleschi, definiendo los dos centros de la ciudad: el religioso y el civil.


• Loggia dei Lanzi

Dónde: Ocupa el ángulo de la plaza, frente al Palazzo Vecchio.

Autor: Sobre un proyecto que se atribuye al Orcagna, fue construida bajo la dirección de Benci di Cione y Francesco Talenti, entre 1376 y 1382.

Qué ver: Debajo de la loggia se encuentra una serie valiosísima de esculturas, que constituye un verdadero museo al aire libre Entre todas las piezas sin duda se destaca el Perseo, escultura en bronce realizada por Benvenuto Cellini (1545-54), en cuya figura se quiere reconocer el autorretrato del autor. Muy elaborado es también el pedestal, en donde se apoya la figura desnuda que sostiene con elegancia la cabeza de la Medusa. También de importancia el Ratto delle Sabine del Giambologna (1583), así intitulado posteriormente ya que el artista no buscó representar motivo alguna, sino solo demostrar su habilidad. El grupo en forma de espiral prefigura de alguna manera el Barroco por su dramatismo y sensualidad. También del mismo autor, Ercole in lotta col centauro Nesso (1599), de inspiración clásica. Hay otras obras de procedencia clásica de interés y una interesante del artista florentino Pio Fedi (1866) que representa il Ratto di Polissena.

Nota: El nombre de Loggia dei Lanzi proviene de la guardia de lanzeros suizos que tenía Cosimo I de Medici que ocupaban el lugar. Las anchas arcadas apuntadas que sostienen la terraza tienen la proporción típica que asumió el gótico en Florencia. Sobre los arcos se desarrolla un coronamiento horizontal y un parapeto con detalles, también de estilo gótico, de gran preciosismo.


• Orsanmichele

Dónde: Tomando la via dei Calzaiuoli, una de las principales de la ciudad que une la Piazza della Signoria con el Duomo y que fue ensanchada y remozada en el siglo pasado, se avanza por la misma unos 200 metros, a mano izquierda se encuentra el edificio, que ocupa toda la manzana. Frente a este se encuentra la pequeña iglesia de San Carlo dei Lombardi (1349), obra de los mismos autores de Orsanmichele.

Autor: Francesco Talenti, Neri di Fioravante y Benci de Cione (1337).

Qué ver: El exterior del alto edificio, compuesto en el piso inferior por arcadas en estilo románico que contienen en su interior tríforas en estilo gótico florido. Sobre las pilastras se encuentran edícolas góticas de diferentes formas que contienen estatuas que representan a los distintos santos patronos de las artes. Estos fueron construidos entre el 1400 y el 1600, y en ellos se puede ver la evolución de los distintos estilos a través de esos años. Para la creación tanto de los tabernáculos como de las estatuas que contienen se dan cita artistas como el Ghiberti (Battista, de 1414, San Matteo, de 1419 y Santo Stefano, de 1428), Verrocchio (Incredulitá di San Tomasso, de 1466), Giambologna (San Luca, de 1601), Donatello (San Marco Evangelista, de 1411, San Giorgo, de 1416 y San Pietro, de 1408), y otros, por lo que conviene dar la vuelta completa alrededor del edificio. Sobre estas edícolas se encuentran, en muchos casos, medallones de Luca y Andrea della Robbia. El interior, debido a su función original, tiene una extraña apariencia, con arcadas de medio punto que sostienen bóvedas cruzadas. Sobre la derecha se encuentra el célebre tabernáculo de Andrea Orcagna (1349-59), de rica ornamentación en mármoles multicolores y con intensas doraduras.

Nota: Arnolfo di Cambio construyó (1290) una loggia para el mercado de grano donde ya existía desde el siglo VIII un oratorio dedicado a San Michele. Después de un incendio ocurrido en 1304, se inició la construcción del actual edificio (1337), que consiste en una nueva loggia más amplia para el mercado. En 1380 se cerraron las arcadas por obra de Simone Talenti para dedicar el espacio al culto y posteriormente se agregaron dos altísimos pisos para almacén de granos para casos de urgencia.


• Il Porcellino y via di Porta Rossa

Dónde: Frente a la fachada posterior de Orsanmichele se encuentra el antiguo Palazzo dell’Arte della Lana, una de las construcciones más poderosas de la ciudad y, superando este, tomamos a la izquierda por via Calimala y de frente encontramos sobre la via di Porta Rossa la loggia del Mercato Nuevo, más conocido como il Porcellino. En las cercanías del mercado se encuentran algunos importantes palacios, como el Palazzo dei Capitani di Parte Guelfa, con importante intervención de Brunelleschi, sobre todo en las amplísimas ventanas del primer piso. Junto a este se encuentran también el Palazzo Canacci y el Palazzo Giandonati. Un poco más adelante, retomando la via di porta Rossa, el austero Palazzo Davanzati, ejemplo de arquitectura del ‘300, alberga actualmente el Museo dell’Antica Casa Fiorentina, en donde se recrea la vida de los habitantes de aquellos años.

Autor: Gianbattista del Tasso (1547) construyó la loggia y Pietro Tacca la fuente (1612)

Qué ver: La amplia loggia con cuatro arcadas por lado y pilares con edícolas en los ángulos encierra un vivaz mercado de artesanías de la ciudad. Antiguamente se encontraban allí los comerciantes de seda y oro.

Nota: La fuente conocida como el Porcellino es derivada de un antiguo ejemplar en mármol, hoy en los Uffizi, y a su vez la que se encuentra en el mercado es copia del original en bronce de Tacca. Como en la fontana de Trevi en Roma, se suelen arrojar monedas que auspician el retorno a la ciudad.


• Santi Apostoli

Dónde: Volviendo hacia atrás por via de Porta Rossa, doblamos en la primera calle a la derecha, la que se corta en via Santi Apostoli, en donde tomamos nuevamente a la derecha, hasta encontrar sobre la izquierda la pequeña piazza del Limbo, en donde se encuentra la iglesia. A lo largo de la via Santi Apostoli, una de las más típicas de la Florencia medieval, se encuentran gran cantidad de palacios de importantes familias, como los Acciaiuoli y los Buondelmonti, familia implicada trágicamente en el inicio de la guerra entre guelfos y ghibellinos. Al lado de la iglesia se encuentra el palacio Roselli del Turco, cuya fachada sobre via Santi Apostoli es obra de Baccio d’Agnolo (1517).

Autor: La Iglesia del siglo XI carece de autor, en el sentido actual del término, pero una leyenda la quiere fundada por Carlomagno, lo que atestigua una inscripción en latín ubicada sobre la izquierda de la fachada.

Qué ver: La pequeña y sugestiva plaza, donde se vuelca la fachada románica, y el interior de la iglesia, también de este período.

Nota: La Piazza del Limbo recibe este nombre probablemente por existir antiguamente en el lugar un cementerio de niños no bautizados. El interior conserva el techo de madera con las cabriadas a la vista; las columnas en mármol verde de Prato tienen capiteles compuestos, algunos provenientes de antiguos edificios antiguos. En la cabeza de la nave izquierda, gran terracota de Giovanni della Robbia.


• Piazza Santa Trinita

Dónde: Desde Piazza del Limbo tomamos hacia la izquierda nuevamente por Borgo Santi Apostoli, que termina directamente en la plaza.

Autor: La columna proviene de las termas de Caracalla y fue donada en 1560 por Sisto IV a Cosimo I de Medici, a la que posteriormente se le agregó la imagen de la Justicia. El Palazzo Bartolini Salimbeni, que domina la plaza surgiendo entre via delle Terme y via di Porta Rossa, es obra de Baccio d’ Agnolo (1517). Por último, del Buontalenti es la manierística fachada de la iglesia de Santa Trínita (1593).

Qué ver: El conjunto de la plaza es uno de los más característicos de la ciudad. Desde allí parten hacia un lado la elegante via Tornabuoni, ensanchada en el siglo pasado, y hacia el otro lado surge el puente Santa Trinita, obra maestra del Ammannati aparentemente aconsejado por Michelángelo (1567), que con tres grandes arcos salva ágilmente el Arno. Una especial atención merece la fachada del Palazzo Bartolini Salimbeni, de formas clásicas, con las que el artista había tomado contacto en Roma. La fachada de la iglesia, si bien no guarda relación alguna con su interior, permite admirar la habilidad compositiva del Buontalenti, uno de los últimos grandes arquitectos que diera la ciudad. Por último, cerrando la plaza sobre la izquierda de la via de Santi Apostoli, se encuentra el antiguo y austero Palazzo Spini (1289), uno de los más grandes de la Florencia medieval.

Nota: En el interior de la iglesia hay importantes pinturas del Ghirlandadio en la Capella Sassetti (segunda a la derecha del altar mayor). También, en el brazo izquierdo del transepto se encuentra la tumba de Benozzo Federighi, obra de Lucca della Robbia (1455).


• Palazzo Strozzi

Dónde: Desde la plaza se toma Via Tornabuoni, una de las más elegantes de la ciudad, con importantes construcciones a ambos lados, sobre mano derecha, antes de atravesar la otra calle veremos surgir la mole del palacio que se desarrolla hasta la esquina.

Autor: Comenzado en 1489 por Benedetto da Maiano con la colaboración del Cronaca y Jacopo Rosselli.

Qué ver: Es conveniente rodear el palacio hasta llegar a la Piazza Strozzi, desde donde se aprecia el mismo con mayor perspectiva. Notable el fuerte buñado que reviste la planta baja y que se va suavizando hacia los pisos superiores, hasta culminar con el famosísimo cornisón del Cronaca, que cierra la construcción de modo contundente. También es de interés el patio interno, obra del mismo Cronaca.

Nota: El edificio llevó a su máxima expresión la tipología de palazzo que había comenzado con el Palazzo Medici del Michelozzo. En este caso se logra una mayor unidad del conjunto y también un aumento de majestuosidad sin abandonar la sobriedad típica del gusto florentino. En su imagen perdura aún un aire de fortaleza medieval, pero que es domesticada por el rigor de las proporciones que anuncian la llegada del Renacimiento.


• Palazzo Rucellai

Dónde: Retornando a Via Tornabuoni, sobre el ángulo del Palazzo se toma Via della Vigna Nuova, hasta llegar en la próxima esquina al Palazzo Ruccellai que se encuentra de frente sobre la derecha.

Autor: Proyectado por Leon Battista Alberti, pero construido por Bernardo Rossellino entre 1446 y 1451.

Qué ver: La fachada del palacio, en donde el Alberti retoma la usanza clásica de sobreponer los órdenes arquitectónicos, a la manera del Coliseo romano. De esta manera, el muro resulta completamente modulado y no es solamente un soporte neutro en donde se practican las aberturas, como veíamos en Palazzo Strozzi.

Nota: La introducción de los órdenes en la fachada supone una evolución importante en la arquitectura del Renacimiento, un acercamiento más académico hacia la Antigüedad. No olvidemos que Alberti es fundamentalmente un teórico de la arquitectura y es en este ámbito en el que realiza su mayor aporte. Es conocido, en este sentido, el estereotipo que ve a Alberti como el hombre cultivado y de linaje, padre de la “teoría”, frente al origen humilde de Brunelleschi, abanderado de la “práctica” de la profesión y amigo del pueblo.


• Ognissanti

Dónde: Se va hacia el Arno y se lo bordea hacia la derecha hasta llegar a la piazza Goldoni, desde donde inicia el Ponte alla Carraia, llamado antiguamente Ponte Nuovo, visto que fue el segundo en atravesar el río luego del Vecchio (1218). El mismo fue reconstruido en varias oportunidades, una de ellas por el Ammannati (1559), que tomó el encargo de Cosimo I. Desde la Piazza Goldoni se toma entonces via Ognissanti y sobre la derecha se encuentra la iglesia del mismo nombre.

Autor: La iglesia, fundada en el 200, fue totalmente rehecha en el 600, con fachada que constituye uno de los primeros ejemplos del barroco en Florencia, estilo que no goza de excesiva fortuna en esta ciudad.

Qué ver: El interés está en el interior, más precisamente en el refectorio, en donde hay varios frescos importantes. En primer lugar, el célebre Cenacolo del Ghirlandadio y, del mismo autor, San Girolamo nel suo studio. Por otro lado, del Botticelli es el Sant’Agostino nel suo studio. Las tres obras fueron realizadas en 1480.

Nota: El Cenacolo adquiere gran interés por el ambiente sereno en que se describe la Última Cena, en donde nada hace pensar en los terribles sucesos que sucederán en breve, más propio de la festividad del jueves Santo que de la Pasión. Es importante recordar este clima para enriquecernos con la comparación con el de Sant’Apollonia que veremos en el cuarto día.


3. TERCER DÍA: Oltrarno

• Santo Stefano al Ponte

Dónde: Partiendo desde el mercado del Porcellino, se toma por la Via de Por Santa María y, antes de llegar al río, se encuentra sobre la izquierda una estrecha calle que introduce en una pequeña plaza donde se encuentra de frente la iglesia

Autor: La iglesia existía ya en el año 1116, y fue dañada seriamente durante la Segunda Guerra y en el aluvión de 1966.

Qué ver: Fundamentalmente la fachada románica, cuya parte inferior es la más antigua realizada en 1233. El interior fue casi totalmente reformado en la mitad del siglo XVII por Ferdinando Tacca, con una sola nave y no reviste mayor interés.

Nota: La parte más interesante de la iglesia es la severa fachada románica, sobre todo en la decoración de mármol que rodea la puerta principal, que es del final del 200, un ejemplo del gusto florentino por este tipo de decoración geométrica.


• Ponte Vecchio

Dónde: Retomando la via di Por Santa María en dirección al río, nos encontramos con la singular construcción del puente.

Autor: Destruido en varias oportunidades, fue reconstruido en 1345, quizás por Neri de Fioravante; del lado izquierdo, sobre las arcadas, en 1564 Vasari construyó el corredor que, pasando a través de los Uffizi, unía la Signoria con el Palazzo Pitti, ubicado del otro lado del Arno.

Qué ver: El puente constituye uno de los lugares más típicos de la ciudad, y su carácter especial proviene de las construcciones que lo flanquean y que le dan un aspecto singular. Hacia el final del 500, el duque Ferdinando I de Medici instaló a los joyeros en los negocios debajo de los pórticos. En la mitad del puente se encuentra la terraza con parapeto que permite las vistas sobre el Arno y el busto del orfebre más famoso del Renacimiento, Benvenuto Cellini.

Nota: Como dato histórico interesante se señala que sobre el puente en 1215 se llevó a cabo, según recuerda el Dante, el asesinato de Buondelmonti a mano de los Amidei, episodio que dio inicio a la guerra civil entre guelfos y ghibellinos. Como dato de actualidad, se conserva la costumbre, de origen incierto, de dejar un candado fijado a alguna de las rejas de la estatua del Cellini, como prenda de amor a la ciudad y a quien nos acompañó en su visita de la misma. Cabe aclarar que dicho gesto es penado por las autoridades de la ciudad con multas de hasta 50 euros.


• Il Carmine

Dónde: Una vez cruzado el puente, se toma a la derecha por el borgo San Jacopo que termina, a la altura del ya nombrado ponte Santa Trinita, en la piazza Frescobaldi. En el numero 2 de la misma se encuentra el Palazzo Frescobaldi, del 200, que alojó en 1301 al enviado de Bonifacio VIII, Carlos de Valois, hermano del rey de Francia, episodio a partir del cual se produjo el exilio de Dante, que mantuvo al poeta fuera de la ciudad hasta su muerte. Prosiguiendo por la misma calle, que ahora toma el nombre de via Santo Spirito, rodeada de antiguos palacios, se llega hasta via de’Serragli que desemboca en el siguiente puente sobre el Arno, el ponte alla Carraia. Siguiendo siempre en la dirección que traíamos, continuamos por el ahora llamado borgo San Frediano y en la primera calle a la izquierda doblamos hasta llegar a la piazza del Carmine, en donde frente a nosotros aparecerá la fachada de la iglesia del mismo nombre.

Autor: La iglesia no tiene mayor interés, pero es mundialmente famosa por albergar la Capella Brancacci, en el fondo del brazo derecho del transepto, que contiene los frescos del Masaccio que dieron inicio a toda la pintura del Renacimiento. La misma fue encargada por Felice Brancacci, rico mercader y político influyente de la época, a Masolino, que se hizo ayudar por el joven Masaccio, alrededor del año 1425, quien en breve continuó la tarea solo. La temprana muerte del artista y otras complicaciones, como el exilio de la familia Brancacci enemigos de los Medici ocurrida en 1436, detuvieron los trabajos hasta 1481, en que fueron retomados y llevados a termino por Filippino Lippi.

Qué ver: Más allá de la belleza del conjunto, es importante distinguir la obra del Massaccio e incluso compararla con la anterior de su maestro Masolino y la posterior de Filippino Lippi. Dentro de la obra del Masaccio se destacan la escena de la Cacciata dal Paradiso y la del Pagamento del tributo. También del mismo autor son algunas de las escenas de la vida de San Pedro.

Nota: Sin lugar a dudas se lo puede reconocer al Masacccio como el iniciador del Renacimiento en el campo de la pintura. Tomando como guía a los maestros del 300, especialmente a Giotto, desarrolla las innovaciones que este había aportado a la pintura. La belleza realística del paisaje y sobre todo la representación de los personajes, en donde el artista capta la profundidad psicológica de los mismos, constituyen innovaciones radicales en la historia del arte. La Capella Brancacci fue sin duda el modelo en donde se inspiraron todos los artistas del Renacimiento, desde la primera generación hasta los manieristas.


• Santo Spirito

Dónde: Apenas se sale de la iglesia, se toma a la derecha por via dell’ Orto, la que, luego de atravesar la via de’ Serragli, tuerce un poco a la derecha y se llama Via de Sant’Agostino, que nos lleva directamente a la Piazza Santo Spirito en donde se encuentra la iglesia del mismo nombre. En la esquina de enfrente, siguiendo por Via de Sant’Agostino, se encuentra Palazzo Guadagni atribuido indistintamente al Cronaca y Baccio d’Agnolo, y realizado entre 1503 y 1506.

Autor: La iglesia fue comenzada por Filippo Brunelleschi en 1444, pero la muerte lo alcanzó dos años más tarde. Un grupo de arquitectos llevó a cabo el proyecto del maestro, respetándolo en gran medida e introduciendo algunas modificaciones por lo demás poco felices. El campanile es obra de Baccio d’Agnolo y fue comenzado en 1503. La cúpula fue terminada, también según el proyecto original, en 1480.

Qué ver: La fachada, totalmente revocada y con un enorme ojo central, no reviste mayor interés. La atracción mayor se encuentra en el interior, donde nos encontramos con la máxima expresión de la arquitectura del primer Renacimiento.

Nota: En esta ocasión Brunelleschi lleva a cabo todas las ideas formuladas ya en San Lorenzo. En este caso resuelve con maestría todas las dificultades presentadas anteriormente. La vinculación entre las naves laterales y el transepto, que tantos dolores de cabeza le había dado en San Lorenzo, los resuelve haciendo girar las naves laterales alrededor de todo el perímetro, lo que confiere a todo el espacio una característica muy singular. Este mismo movimiento es interpretado también como una búsqueda hacia la centralización del espacio sin perder el esquema basilical, tan práctico para las funciones religiosas. Una mención especial merecen las capillas con las que se cierran las naves laterales y la fuerte curvatura de este paramento, que Brunelleschi pensaba dejar visible en el exterior de la iglesia, lo que hubiera sido sin duda un efecto demasiado novedoso para los discípulos que tomaron a cargo la continuación de la obra. No sería arriesgado afirmar que la fuerte vibración de este muro anuncia con dos siglos de anticipación el Barroco, aunque sin el dramatismo y la complejidad propios de este período. Si bien Brunelleschi gozó de gran fama en su tiempo gracias a su competencia como constructor en la cúpula del Duomo, como arquitecto, sin duda Santo Spirito representa su obra más acabada y completa.


• Palazzo Pitti

Dónde: Saliendo de la iglesia se toma por la calle que sale a la izquierda y, luego de unos 300 metros, desembocaremos justo enfrente a la mole del palacio.

Autor: Reformado incesantemente a través de los siglos, los planos originales se atribuyen con ciertas dudas a Brunelleschi, que los habría realizado por encargo de Lucca Pitti alrededor de 1440. En 1549 fue comprado por Eleonora de Toledo y se le encargó al Ammannati la ampliación, en donde se realizó el famoso patio del palacio. Otras ampliaciones se realizaron bajo los Lorena y cuando fue residencia de Vittorio Emanuele II, que finalmente lo donó al Estado Italiano.

Qué ver: El palacio adolece de sucesivas reformas, lo que le da un aspecto sin duda imponente, pero no siempre equilibrado. En el núcleo central se pueden observar los méritos del proyecto original, el potente buñado rústico y la amplitud de los vanos. En el interior, superado el atrio, se encuentra el patio, en donde el tema del buñado continuo, que se sobrepone a las órdenes, es llevado al límite de su expresividad, lo que es propio del manierismo. El interior del palacio, donde se encuentran las colecciones, es también interesante en sí mismo, pues por los distintos salones pasó la historia de Florencia, desde los Medici hasta el final como sede real, cuando la ciudad fue por un breve lapso capital del Reino de Italia.

Nota: El interior del Palazzo Pitti alberga una de las más grandes colecciones de pintura de toda Italia. Dentro de ella se destacan sobre todo los nombres de Rafaello y Tiziano, de los que encontramos algunas de sus pinturas más célebres. El resto de la colección se presenta en un modo bastante caótico (al menos cuando yo la visité) y se aconseja concentrarse en la obra de estos dos grandes artistas, evitando perderse en la marea de otros trabajos de valor desparejo. De Tiziano, encontraremos Il Concerto (1510), La Bella (1536), Ritratto di gentiluomo, (1540) y La Maddalena (1530-40). En el caso de Rafaello la lista comienza con la famosísima Madonna della Seggiola (1515), Ritratto di Maddalena Doni y el de Agnolo Doni, su marido (1506), Visione di Ezechiello (1518), Madonna del Granduca (1504) y La donna gravida (1506). Fuera de los dos artistas antes recordados es importante el Retrato del cardenal Guido Bentivoglio de Van Dyck y Las consecuencias de la guerra y Los cuatro filósofos de Rubens.


• Giardini dei Boboli

Dónde: Saliendo del palacio y ubicándonos de frente a este, se entra por el portón ubicado al final del pórtico de la izquierda.

Autor: Iniciado por encargo de Eleonora de Toledo, mujer de Cosimo I de Medici, en 1550, por Tribolo, que muriendo el mismo año lo dejó en manos del Ammannati y posteriormente del Buontalenti.(1583). Finalmente, fue ultimado por diversos artistas a lo largo del 600.

Qué ver: El jardín justifica un largo paseo, al menos por una parte del mismo, ya que su extensión ocupa 45000 m2. Desde el mismo se obtienen muy buenas vistas hacia distintos sectores de la ciudad. Apenas entramos, se encuentra sobre la izquierda la estatua de Baco, que en realidad retrata a un enano de la corte de Cosimo I de Medici. Enseguida, en la misma dirección se encuentra la gruta del Buontalenti, conjunto notable por su fantasía. También es interesante la vista del cortile del Ammannati desde la terraza, con la llamada Fontana del Carciofo y, en el lado opuesto, el Anfiteatro.

Nota: El parque es un tema que permite desarrollar la fantasía, que es uno de los temas clásicos del periodo manierista. La racionalidad típica del Renacimiento ha quedado atrás y el gusto de la época da un cambio abrupto, volcándose hacia lo exótico, lo grotesco y hacia el exceso de motivos formales que se inspiran en la naturaleza, tomada como modelo en forma directa.


• San Miniato al Monte

Dónde: Muchas veces a lo largo del recorrido iniciado se habrá observado a lo lejos, en lo alto de la colina, la fachada de San Miniato, que se eleva como una blanca frente, según decía León Battista Alberti. Ahora ha llegado el momento de encaminarse hacia ese lugar, disponiéndose a emprender una larga caminata o de intentar, en caso de que el cansancio sea mucho, utilizar algún transporte público. En caso de emprender la caminata, es aconsejable hacerlo bordeando el Arno, hasta la iglesia de San Niccoló, en donde, si se gira a la derecha, se encontrará la porta San Miniato desde donde se puede iniciar la escalada.

Autor: La iglesia, que ya existía en tiempos de Carlomagno, fue reconstruida en 1018 por el Obispo Ildebrando y se completó recién en torno al 1200.

Qué ver: La fachada es unos de los ejemplos más notorios, junto al Baptisterio, del gusto Florentino por la decoración geométrica y en dos colores que se cita como uno de los antecedentes del Renacimiento, así como también los motivos clásicos que en ella se encuentran. En lo alto de la misma, el mosaico, también del siglo XIII, representa a Cristo en actitud de bendecir entre María y el propio San Miniato. El interior de la Iglesia es un ejemplo acabado del románico, rico en decoraciones en mármol, con columnas y pilares, con capiteles de origen diverso. El espacio se genera a partir de la repetición de cada módulo, formado por los intercolumnios que contienen los pilares en su interior, lo que constituye una de las características principales del espacio románico, que se genera a partir de la repetición de una unidad autónoma. La interrupción de la nave principal, con la aparición de la cripta que divide en dos niveles la iglesia, conspira contra la visión unificada del espacio, pero es coherente con la concepción románica del mismo a la que hacíamos referencia poco antes. Dentro de la iglesia, sobre el final de la nave y de frente a la cripta, se encuentra aislada la Cappella del Crocifisso, obra de Michelozzo del 1448, con la bóveda decorada con cerámicas de Lucca della Robbia, realizada por encargo de Piero de Medici (Il Gottoso). También es interesante la Cappella del Cardinale di Portogallo, construida por Antonio Manetti, discípulo de Brunelleschi, entre 1461 y 1466, para albergar los restos del cardenal, sobrino del rey Alfonso de Portugal. Las bóvedas en este caso también están decoradas por Lucca della Robbia.

Nota: Es bueno recordar en este punto la historia de San Miniato mártir y patrono de Florencia. La historia de su martirio comienza en el circo romano, detrás de la Signoria, en donde por todos los medios se intentaba dar muerte al santo. Después de haber con su mirada calmado a las fieras y haber sorbido sin efecto plomo líquido que se le suministró para ultimarlo, y al punto de perder sus verdugos la paciencia, se decidieron por cortarle la cabeza, cosa que llevaron a cabo. Una vez degollado, el buen San Miniato tomó tranquilamente la cabeza debajo del brazo y se retiró caminando del teatro, hasta llegar a la colina donde hoy surge la iglesia, en cuyo lugar se recostó para entregar su alma al Señor.


• Piazzale Michelangelo

Nota: Descendiendo desde San Miniato se llega al Piazzale en donde se encuentra una reproducción del David del artista que da nombre al lugar. Desde allí se puede gozar de una de las panorámicas más típicas sobre la ciudad y puede ser una buena manera de terminar el día.


4. CUARTO DÍA: Santa Croce

• Santa Maria degli Angeli

Dónde: Via dei Servi nace en el ábside del Duomo sobre el lado izquierdo del mismo, como un rectilíneo que culmina en la Piazza della Santissima Annunziata. A poco andar sobre la derecha, en el numero 12 se encuentra el Palazzo Almeni, posiblemente obra del Ammannati. Un poco más adelante, ahora sobre la izquierda, en el número 15, el Palazzo Niccolini, realizado por Baccio d’Agnolo en 1550. Superado el Palazzo Niccolini, surge via degli Alfani y tomándola a la derecha enseguida aparece la rotonda de Santa María degli Angeli

Autor: Filippo Brunelleschi la inició en 1433, después de su segundo viaje a Roma y quedó incompleta por la muerte del autor.

Qué ver: La obra en sí tiene interés más por su intención que por su realización, ya que quedó apenas esbozadas por el arquitecto. Es el único intento de Brunelleschi por tomar el tema de la planta central, que de alguna manera había enfrentado tangencialmente en Santo Spirito.

Nota: En esta obra, que quedó trunca, Brunelleschi abandona su habitual estilo plano para buscar un volumen macizo, seguramente inspirado en la arquitectura romana. Es un edificio que sin duda sale de la línea de anteriores trabajos y que habla de la permanente búsqueda en que estaba inmerso el autor, que no se contentó con inventar el Renacimiento, sino que fue superándolo, recorriendo el camino que va del plano al volumen, anticipando el camino que después recorrió la historia de la arquitectura hasta llegar al barroco.


• Piazza della Santissima Annunziata

Dónde: Se retoma la via dei Servi, en la dirección anterior, y la misma termina precisamente en la Piazza.

Autor: La plaza no posee un autor definido, en el sentido que su forma final no es producto de un proyecto concreto pensado de una sola vez.

Qué ver: La plaza surge frente al núcleo de la antigua iglesia de la Annunziata. La primera intervención fue el Ospedale degli Innocenti de Brunelleschi, del que se habla aparte. Este sirvió como modelo al pórtico de la Confraternitá dei Servi de María, ejecutado sumisamente por Antonio de Sangallo il Vecchio, que en ese entonces no era tal. El mismo fue realizado con la colaboración de Baccio d’Agnolo, un siglo después de su modelo de enfrente. Al lado del Pórtico anteriormente citado se encuentra el Palazzo Riccardi-Mannelli del Ammannati (1557) que, contrariamente al gusto florentino, tiene fachada de ladrillo visto. Por último, se encuentra en el centro de la misma la estatua ecuestre del Granduca Ferdinando I de Medici, última obra del Gambologna, terminada por su discípulo Pietro Tacca en 1608, que también realizó las fuentes (1629) que se encuentran detrás. La Iglesia fue reconstruida por Michellozzo, quien construyó la nave longitudinal, y por Manetti, quien realizó la tribuna en donde se ubica el altar a planta central. El resultado es poco armónico ya que ambas formas no se integran. De todas formas, vale la pena ingresar en el Chiostrino dei Voti en cuyas paredes se encuentran importantes frescos de los primeros años del 1500, sobre todo la Nativitá de María, de Andrea del Sarto (1514), ambientado en una rico dormitorio florentino.

Nota: La plaza se fue generando a través de los años a partir de la intervención de los distintos maestros que siguieron al camino señalado por Brunelleschi al realizar el pórtico del Ospedale. En este sentido, es todavía una plaza medieval, ya que no fue proyectado el espacio urbano en sí, sino su entorno. Sin embargo, el modo en que se van disponiendo los edificios entre sí y sus mismas formas, que se citan unas a otras, nos hablan ya de un espacio que nada tiene que ver con las plazas medievales en donde los edificios se suman de una manera casual, al menos en apariencia.


• Ospedale degli Innoccenti

Dónde: Es el pórtico que está a la derecha según se ingresó a la plaza.

Autor: Iniciado por Filippo Brunelleschi entre 1419 y 1426, fue ultimado según el proyecto original por Francesco della Luna algunos años más tarde, con algunas intervenciones poco felices. Andrea della Robbia colocó sus cerámicas alusivas a la función del edificio en los círculos ya existentes en la estructura original alrededor de 1487.

Qué ver: Se puede decir que el pórtico del Brunelleschi inaugura la arquitectura del Renacimiento. Además, aquí se presentan todos los temas que desarrollará Brunelleschi a lo largo de su vida, la elección de materiales pobres (el revoque y la pietra serena), la precisión geométrica (la ubicación de los círculos dentro de los arcos, que el arquitecto recomendaba en forma insistente a su constructor), la recuperación del lenguaje clásico (el despojado orden corintio de las columnas), la armonía simple de las proporciones (igual altura, ancho y profundidad de cada módulo), etcétera.
Además, es interesante valuar la intervención desde el punto de vista urbanístico, ya que, cuando fue realizada, la zona era un descampado fuera la ciudad que se desarrollaba más hacia el río. El pórtico sin duda debió parecer excesivo en sus dimensiones, sin embargo, el tiempo confirmó el acierto de Brunelleschi a la hora de dimensionar el mismo.

Nota: Una mención aparte merece la consideración del edificio desde el punto de vista de su función. Se trata de un programa realmente asistencial y no solo es un hospital de niños. En realidad, en el lugar se recibían niños que abandonaban las madres a través de un mecanismo en donde se colocaba al recién nacido en una especie de nicho giratorio a través del cual ingresaba al Ospedale velando la identidad de la madre. El edificio fue encargado al arquitecto por la poderosa Arte de la Lana y en esto nos habla bastante de cómo era la organización de la solidaridad en la Florencia del 300. El edificio expresa con acierto este programa, ya que combina la austeridad, a través de la elección de materiales pobres, con la dignidad que le otorgan sus proporciones.


• Museo di San Marco

Dónde: Saliendo de la iglesia se toma enseguida a la izquierda por la calle que pasa delante de la misma, via Cesare Battisti, que desemboca en la piazza San Marco. Sobre la derecha veremos aparecer la iglesia y al lado de la misma el convento donde se aloja el museo. Como dato histórico se señala que del convento fue prior el Savonarola, actor de gran importancia en la política de la ciudad entre los años 1481, en que llegó al convento, y 1498, en que murió quemado por orden del papa Alejandro VI.

Autor: Michelozzo realiza el proyecto (1437-1452) por encargo de Cosimo il Vecchio y de su hermano Lorenzo de Medici. El exterior, extremadamente simple, esconde un luminoso edificio de sobria arquitectura del Renacimiento. Especial atención merecen los claustros y la austera confección de los distintos salones, en especial la biblioteca del primer piso. Las obras del museo pertenecen casi en su totalidad a Frá Giovanni da Fiesole conocido como el beato Angelico, que vivió entre1400 y 1455.

Qué ver: La obra del Angélico se distribuye a lo largo de los distintos salones y todos merecen ser visitados. En un rápido resumen, diremos que en primer lugar se debería visitar la sala del Ospizio dei Pellegrini, en donde se encuentran las pinturas sobre madera y en cuya pared del fondo se ubica la Deposizione dalla Croce una de sus máximas obras, realizada en 1435. Así también, ingresando en la llamada Sala Capitolare, se encuentra la Crocifissione, también imperdible. Subiendo al primer piso se visita la sucesión de celdas afrescadas con escenas de la vida de Cristo. Por último, de nuevo en la planta baja al lado de la escalera, en el Piccolo refettorio, hay una Ultima Cena de Domenico Ghirlandaio, variante de la ya señalada en Ognissanti.

Nota: Las pinturas del Beato Angelico tienen múltiples lecturas, todas de gran interés. Primero como estilo, ya que son ejemplo de la pintura del primer Renacimiento, apenas posterior, por ejemplo, a los frescos de la cappella Brancacci; segundo, como mensaje, visto que constituye toda la obra una manera particularmente profunda de comprender y relatar la historia sagrada, y tercero, desde el punto de vista ético, puesto que las pinturas fueron realizadas con el único fin de alegrar y acompañar la vida de los monjes.


• Galleria dell’Accademia

Dónde: Saliendo del museo, cruzamos la plaza y tomamos la via Ricasoli sobre la izquierda y a pocos metros sobre la mano derecha se encuentra el ingreso al museo.

Autor: Este museo recoge algunas de las más importantes esculturas de Michelangelo realizadas en distintas etapas de su vida.

Qué ver: En los laterales del la primer sala se encuentran 4 del grupo de 6 esclavos realizados para la tumba de Giulio II, realizados entre los años 1519 y 1538. Del lado derecho, la Pietá di Palestrina, realizada para la familia Barberini, y por último, sobe el final de la sala, en la denominada tribuna, el David realizado entre 1501 y 1504, cuya copia habíamos admirado en la piazza della Signoria.

Nota: Los esclavos constituyen una de las obras más potentes en cuanto significado de todas las efectuadas por el autor. Su forma seriada en el tiempo y el lento surgir de la forma humana dentro de la materia que la oprime, puede ser cargada con toda clase de sentidos, desde los más evidentes a otros más complejos. El arte no representa, como era común en la época, hechos ocurridos o personajes realmente existidos, sino más bien un sentimiento anónimo. Los esclavos no son nadie y por eso son todos los hombres (o sus obras) que luchan por liberarse de algo que los oprime. Esta concepción del arte lo acerca vertiginosamente con la visión expresionista de principios del siglo XX. La Pietá es otra gran obra en donde la técnica del “non finito” aplicada a las figuras que sostienen el cuerpo sin vida de Jesús contrasta dramáticamente con la perfecta terminación de este. Esta doble técnica utilizada en una misma obra para aumentar su tensión es sin duda otra genial concepción del artista. Especial atención se debe tener en la figura del Cristo, cuyas piernas se doblan por el peso de su cuerpo muerto mientras su Madre y María Magdalena intentan desesperadamente sostenerlo. Por último, el David, obra juvenil, todavía en la búsqueda de un gusto clásico que se apoya en la fiel reproducción de la realidad. De todas maneras, la elección del momento de tensa calma que precede al combate, la seguridad de la mirada y la perfecta disposición de la masa muscular hacen a esta obra merecedora de la fama que posee.


• Cenacolo di Sant’ Apollonia

Dónde: Se vuelve a la Piazza San Marco y se la atraviesa hacia la izquierda, tomando por la calle que sale del eje de la misma, Via 27 Aprile. Superada Via San Gallo, se encuentra la entrada al refectorio en donde se encuentra il Cenacolo.

Autor: Andrea del Castagno, alrededor de 1450

Qué ver: Totalmente diferente el clima si se lo compara con el de Ghirlandaio, visitado en el segundo día. Aquí es totalmente otro, mucho más tenso, que prepara la inminente Pasión del Señor en una atmósfera ciertamente fúnebre.

Nota: Siguiendo con la comparación entre los dos cenáculos, sorprende que este último haya precedido al de Ognissanti en 30 años, apareciendo por su realismo cinematográfico como posterior. Muestra que la voluntad y la psicología del artista muchas veces superan las etiquetas estilísticas. La escena se desarrolla en una ambiente totalmente cerrado en donde se anula toda referencia al paisaje exterior, tan típica de la pintura de la épocan que hubiera roto la sensación de angustia que el artista ciertamente quiere transmitir.


• Museo del Bargello

Dónde: Volviendo a la Piazza San Marco, se retoma Via Cavour hasta llegar al Duomo, se rodea el mismo y del lado opuesto entramos en Via del Proconsolo hasta llegar al museo sobre el ángulo de Piazza San Firenze, a la que domina con su torre.

Autor: Fue construido en 1255, anterior al Palazzo della Signoria, cumplió diversas funciones a lo largo de su historia (sede del gobierno, del consejo de justicia y del jefe de policía) hasta convertirse en el actual museo.

Qué ver: El edificio, por su antigüedad e importancia, merece ser observado con detenimiento desde afuera. En el interior se destacan el cortile y la escalera de Neri de Fioravante (1345-67). Sin embargo, lo que hasta aquí nos trae es las piezas de escultura que posee la colección del museo, que lo hace el más importante de Italia en esta rama del arte.

Nota: Rápidamente nombraremos algunas de las obras más importantes, empezando por la sala que se encuentra a los pies de la escalera. En ella se encuentran, de Michelangelo, el busto de Bruto (1540), el tondo Madonna, il Bambino e San Giovanino (1504), el Apollino (1531) y el Bacco ebbro (1497), primera escultura de grandes dimensiones realizada por el artista. En esta sala también está el busto en bronce de Cosimo I de Benvenutto Cellini, junto a otras obras del autor. Hay también obras de artistas importantes como Giambologna (La Virtú che vince il Vizio, 1570), Ammannati y curiosamente del Bernini, del que encontramos el retrato de Costanza Bonarelli. Hay otras dos salas en la planta baja con trabajos de menor importancia de los apenas citados, por lo que conviene dirigirse al piso superior. En la loggia donde desemboca la escalera enseguida aparece el espléndido Mercurio del Giambologna (1564). Sobre la derecha se ingresa en la sala de Donatello, coincidente con la del piso inferior, en donde se encuentran obras del que fuera el padre de la escultura del Renacimiento. De él encontramos en esta sala el San Giorgio (1416), pieza en donde se reconoce el inicio de nuevos tiempos, además del San Giovannino di casa Martelli; el famoso David en bronce encargado por Cosimo il Vecchio (1430) y el David en mármol realizado en su juventud en 1408, destinado originalmente al Palazzo Vecchio; el león conocido como Marzocco (1420), esculpido en pietra serena y por último el bronce ejecutado entre el ’30 y el ’40 conocido como Amore. El segundo piso del museo también es riquísimo en obras, hay salas dedicadas a los della Robbia, que poseen gran cantidad de las cerámicas que los hicieron famosos, y otra dedicada al Verrrocchio, en donde resplandece su David, que fue comprado para ubicarlo en una sala del Palazzo Vecchio en 1476.


• Santa Croce

Dónde: Atravesada la Piazza San Firenze, se toma a la izquierda por Borgo dei Greci, el que desemboca directamente sobre la Piazza Santa Croce, dominada por la Basílica y rodeada por importantes palacios de entre los que se destaca el Palazzo Serristori, ubicado en el lado opuesto a la iglesia, atribuido a Baccio d’Agnolo. La plaza durante el Medioevo fue escenario de numerosos torneos de diversa índole, entre los que se destacaba el “calcio”, un juego intermedio entre el fútbol y el rugby de hoy en día.

Autor: Iniciada en 1294, sobre una vieja iglesia franciscana, fue consagrada por el Papa Eugenio IV en 1443. La fachada es de época moderna (1853).

Qué ver: Gótica solo por algunos rasgos, como los arcos apuntados de las naves, pero lejos de los principios que dieron origen y fundamento a este estilo, que nunca fue feliz en estas tierras. Muestra de ello es el techo con cabriadas de madera que no mantiene relación ninguna con lo que ocurre debajo del mismo. En su interior atesora importantísimas obras de arte de época variada, y las tumbas de algunos de los artistas y personajes más relevantes de la ciudad.

Nota: Dentro de las cosas más sobresalientes para ver destacamos en primer lugar, en la nave central, el púlpito de Benedetto da Maiano (1472-76). En la nave derecha, poco detrás del púlpito, está el monumento al poeta Vittorio Alfieri de el Canova (1810) y más adelante, de Donatello, la Annunciazione (1435), bajorelieve dentro de una “edícola” de rica factura realizada en colaboración con Michelozzo. Sobre el lado derecho del transepto hay varias capillas que sirven como ejemplo de la arquitectura y la pintura del ‘300, entre ellas algunas realizadas por discípulos del Giotto, como Taddo Gaddi. De entre la capillas del fondo conviene individuar las que pertenecen al Giotto, como la Cappella Peruzzi y la Bardi (1317), ambas a la derecha del altar mayor. Estas obras representan la etapa más madura del pintor, cuya supremacía era reconocida en la época, y fueron el modelo donde se inspiraron los artistas del Renacimiento, como el Masaccio. Por último, en la capilla del fondo del brazo izquierdo del transepto se puede observar el crucifijo de madera de Donatello, que originó la famosa disputa con su amigo Brunelleschi, y que motivó al último a realizar el ya admirado en Santa María Novella.


• Capella Pazzi

Dónde: Sobre la derecha de la iglesia se extiende el llamado Primo Chiostro, de forma irregular, que sobre el fondo se cierra con la aparición de la capilla. De todas formas, antes de ingresar a la misma, se puede ver el Secondo Chiostro, de estilo que recuerda al Brunelleschi del Ospedale, realizado en 1453, probablemente por Bernardo Rossellino. También merece una breve visita el museo, en donde se encuentra el famosísimo Crocifisso del Cimabue, así como también el San Ludovico, bronce del joven Donatello.

Autor: Una de las últimas creaciones del Brunelleschi, que murió poco antes de verla ultimada (1446).

Qué ver: Sobre todo el interior, de modestas dimensiones pero de proporciones grandiosas. En el mismo se combinan los materiales típicos del autor, el revoque y la “pietra” serena, pero altamente dignificados por la sabia distribución de los elementos en el espacio. Hay sobrios elementos decorativos que se acoplan al conjunto, de entre los que se destacan los “tondos” en cerámica policroma ubicados en las pechinas de la cúpula, de Luca della Robbia

Nota: Es interesante la comparación de esta obra con la Sagrestia Vecchia de San Lorenzo, y que de hecho constituye una variación ulterior sobre el mismo tema. Ambas se ubican a los extremos de la vida del artista y afrontan uno de los argumentos más debatidos de la época, como es el de la centralidad del espacio religioso. El análisis permite al mismo tiempo observar el crecimiento del Brunelleschi y cómo fue dando respuesta a los problemas presentados en San Lorenzo.


• Cenacolo di San Salvi

Dónde: En este caso se hace necesario recurrir a algún tipo de transporte (distancia aprox. 1,5 km.). Posiblemente, llegando a Piazza Beccaria, que no está lejos de Santa Croce, se pueda tomar algún autobus por Via Gioberti, que una vez superada la Piazza L. B. Alberti se llama Via Aretina. Recorrida poca distancia, esta se cruza con la Via de San Salvi, se toma hacia la izquierda y una vez atravesadas las vías del FF.CC. en el número 16 se encuentra el ingreso a la abadía en cuyo refectorio se encuentra el fresco. Consultar antes si la visita es posible.

Autor: Andrea del Sarto, 1519.

Qué ver: Aparte el fresco y ya que nos costeamos hasta aquí, es interesante la iglesia de San Michele a San Salvi, ubicada al final de la calle homónima. La iglesia forma parte del grupo de la Abadía de San Salvi, fundada en 1048 y lugar en donde el emperador Arrigo VII se detuvo en su estéril sitio a la ciudad en 1312.

Nota: El Cenacolo cierra el tríptico iniciado con el de Ognissanti y el de Santa Apollonia. Muestra de un arte superior técnicamente, el mismo muestra gran audacia en el uso de los colores y una mayor soltura en las figuras. Se centra en el momento en que Judas moja el pan en el plato de Jesús, y esta representación del instante, casi fotográfica, también es muestra de su modernidad en comparación con las anteriores.

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